Las bolsas borran la corrección del mes de abril y encaran nuevos máximos
Álvaro Manteca, responsable de estrategia de inversión de BBVA Banca Privada.

20/05/2024

Los cruciales datos macroeconómicos publicados en Estados Unidos nos dejaron una favorable combinación formada por unas menores presiones inflacionistas y un modesto enfriamiento de la actividad económica. Los inversores respondieron a estos datos consolidando la expectativa de bajada de tipos por parte de la Reserva Federal en el mes de septiembre y llevando a los mercados bursátiles mundiales a nuevos máximos históricos.

Además, pareció regresar la fiebre especulativa de los inversores minoristas, que tuvo su momento de mayor incidencia en el año 2021. De esta forma, los activos más especulativos del mercado, como las llamadas “acciones de meme”, los productos apalancados o las criptodivisas, recibieron el interés de los inversores.

Del mismo modo, a pocos días de que Nvidia publique sus resultados trimestrales, las tecnológicas volvieron a vivir días gloriosos, impulsando al índice S&P 500 por encima de los 5.300 puntos y al Dow Jones de industriales por encima de los 40.000 puntos. El movimiento al alza vino acompañado también de un repunte en el volumen de contratación, que había venido cayendo en los días previos a la publicación del dato del IPC. Por otra parte, seguimos recibiendo resultados empresariales relevantes en Estados Unidos, con luces y sombras en el caso de Home Depot, sorpresas positivas en Wal-mart y negativas en Cisco Systems.

En un contexto de mayor apetito por el riesgo, la mayoría de indicadores técnicos de posicionamiento y sentimiento inversor volvieron a dar señales de un exceso de complacencia. En este sentido, se obvió la nueva batería de aranceles que anunció Estados Unidos para algunos productos chinos y la expectativa de que la UE pueda anunciar medidas similares, aunque probablemente menos agresivas. El contexto electoral, junto con la necesidad de proteger la industria, volvió a poner encima de la mesa la posibilidad de una guerra comercial abierta. La UE, además, teme la posible llegada de Trump a la Casa Blanca, que podría acarrear la aplicación de nuevos aranceles.

Con todo, las bolsas mundiales encadenaron su cuarta semana consecutiva al alza y compensaron completamente la debilidad del mes de abril. El índice S&P 500 cerró la semana con alzas del 1,5 %, impulsado por el sector tecnológico, que se apreció cerca de un 3 %. Otros dos sectores, el sanitario y el inmobiliario, acompañaron a la tecnología en el podio bursátil semanal. Por el contrario, las empresas industriales y de consumo discrecional cerraron la semana con ligeras pérdidas de valor. Del mismo modo, el estilo de inversión “value” mostró un peor desempeño relativo frente al “growth”.

En Europa, los resultados publicados dejaron en general un buen sabor de boca al mercado, aunque las principales bolsas cerraron la semana con caídas moderadas, tras la muy alcista semana precedente. Sin embargo, destacaron positivamente los mercados periféricos, que se anotaron alzas semanales del 2 %, gracias al impulso del sector financiero que, junto con el inmobiliario y el de telecomunicaciones, ocuparon los primeros lugares del ranking semanal. Por el contrario, las empresas industriales y petrolíferas mostraron bastante debilidad en la semana bursátil europea.

En síntesis, el modesto IPC de abril y las débiles ventas minoristas en Estados Unidos, desataron otro repunte del mercado bursátil. Afortunadamente, los inversores reaccionaron positivamente a una cifra de inflación que no pasó de regular y a un mal dato de actividad. Después de todo, la inflación interanual sigue por encima de la que estaba vigente hace cinco meses, mientras que la actividad del consumidor se ha enfriado, junto con el mercado laboral y los indicadores adelantados. Los mercados podrían haber interpretado perfectamente esta combinación de datos como una amenaza de estanflación, pero prefirieron seguir apostando por un escenario de aterrizaje suave. Esto es indicativo de la fortaleza subyacente del mercado y nos reafirma en nuestro actual posicionamiento. Aunque los riesgos continúan siendo muy significativos, seguimos confiando en que la desaceleración económica controlada se terminará produciendo en 2024. Sin embargo, ya hemos indicado en el comentario de apertura que los datos macroeconómicos son mucho más críticos ahora que en el pasado y pueden provocar radicales cambios en las narrativas y giros bruscos del mercado.