Trucos y consejos para reducir tu factura de la luz
Aunque parezca complicado pagar menos en el recibo de la luz, no es ni mucho menos imposible. Lógicamente, nunca podrás llegar a un ‘consumo cero’, pero si reducir el coste de tu factura lo suficiente para tener más capacidad de ahorro. Estos son los pasos que debes seguir para lograr tu objetivo:
- Revisa la potencia contratada: es el primer paso y uno de los principales. En muchas ocasiones, ya sea porque correspondía a un antiguo inquilino o porque directamente la ha establecido la propia compañía eléctrica, tenemos más de lo que necesitamos. Revisa siempre los kW que te hacen falta y no contrates más de los que requieres.
- Los electrodomésticos: son los que más energía consumen y, por tanto, los que más influyen en tu recibo de la luz. Apuesta por los que respetan el principio de la eficiencia energética y desconéctalos, si es posible, cuando vayas a pasar varios días fuera de casa. Así podrás ahorrar hasta un 5 %.
- El ‘stand by’, tu peor enemigo: no desconectar la televisión cuando no la utilizas y dejarla en modo ‘stand by’ puede parecer inofensivo, pero no lo es. Ese simple detalle supone un coste adicional considerable que puede evitarse fácilmente. Esto mismo se aplica a otros aparatos electrónicos y a los cargadores. -Aprovecha la luz natural: es un consejo básico, pero no por ello menos importante. Siempre que sea posible, saca el máximo partido a la iluminación natural. Y, por supuesto, apaga siempre la luz cuando no la necesites.
- Usa bombillas LED: la iluminación de bajo consumo es una de las mejores inversiones. Es cierto que las bombillas LED son más caras que las convencionales, pero el ahorro que te supondrá a medio y largo plazo hace que merezcan la pena.
- Compara tarifas: como ocurre con cada tipo de producto y servicio, comparar las opciones disponibles en el mercado resulta indispensable. Dependiendo del contrato que hayas firmado, generalmente tendrás que avisar a tu compañía con unos 15 o 20 días de antelación para poder cambiarte.
- Tarifa por horas: la tarifa por discriminación horaria es una opción cada vez más popular. Sueles tener de 12 a 14 horas en las que la electricidad es más barata, generalmente de diez de la noche en adelante. Es realmente útil si, por ejemplo, tienes calefacción eléctrica.
¿Mercado regulado o mercado libre?
Dentro de todos los aspectos que debes valorar a la hora de reducir el precio de tu factura eléctrica está, sin duda, el tipo de tarifa que elijas. Los consumidores tienen la libertad de escoger entre dos tipos: el mercado regulado o el mercado libre. Una decisión que puede influir directamente en la cantidad que pagan. Sin embargo, en muchas ocasiones, ni siquiera sabemos cuál es la nuestra.
Ambas opciones cuentan con ventajas y desventajas, además de tener los mismos peajes de acceso -establecidos por el Gobierno- y los mismos impuestos. La diferencia es, por tanto, el precio que cuesta producir electricidad. En el mercado regulado o PVPC (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor), el precio lo fija el Gobierno en función del coste de la energía en el llamado mercado mayorista, es decir, el de las grandes compañías.
Teniendo en cuenta esto, en el mercado regulado aproximadamente un 65 % del precio es fijo y va asociado a los peajes de acceso y a los impuestos, mientras que el 35 % restante dependerá de la fluctuación del mercado eléctrico. Esto significa que solo si tienes esta tarifa, sufrirás la subida de la luz, aunque también te beneficiarás cuando su precio baje.
Por el contrario, en el mercado libre participan todas las comercializadoras, que deciden directamente el precio y las condiciones de la contratación. Tu factura no variará, como en el caso del PVPC, dependiendo de la fluctuación del mercado eléctrico, sino que pagarás lo mismo cada mes.
La pregunta es: ¿cuál es la mejor opción? La respuesta es relativa, pues dependerá de cada consumidor. Pese a que el mercado regulado ha sido tradicionalmente considerado como más rentable, resulta imposible categorizar. La conveniencia de una u otra opción depende de muchas circunstancias y de tu tipo de consumo. Además, recuerda que en el mercado regulado se notan las subidas y en el mercado libre ocurre lo contrario. La mejor solución, sin duda, es que compares lo que ofrece el mercado y te decantes por lo que más te favorece.