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¿Qué es un producto mínimo viable (o PMV)?
Un producto mínimo viable es la versión mínima del producto o servicio que se quiere comercializar, con las funciones que se necesitan para poder mostrarlo a los clientes potenciales y valorar, con ello, si les interesa o no.
¿Para qué sirve un producto mínimo viable?
Es importante que una empresa, antes de vender un producto o servicio, elabore un producto mínimo viable que pueda enseñar a las personas que, potencialmente, se lo van a comprar.
Esto le va a permitir, en primer lugar, saber si lo consideran “necesario” (y, por tanto, pagarían por él) y si, en segundo lugar, les gusta ‘tal y como está’ o le harían algún cambio (para adaptarlo a lo que están buscando) en su diseño o en sus funcionalidades. Esto último, además de ayudar a ajustar el producto o servicio a lo que demanda el cliente, ahorrará costes a la empresa (al no invertirse dinero en aspectos que no interesan). En tercer y último lugar, el PMV (o producto mínimo viable) es también una “herramienta” que sirve para reducir la incertidumbre que rodea a un lanzamiento y, de igual manera, el riesgo al fracaso que se tiene (en ese momento) y que será menor al disponer de un producto o servicio que ha sido “previamente testado”.
¿Cómo crear un producto mínimo viable?
Si bien es cierto que no existe un proceso estandarizado, a la hora de crear una producto mínimo viable, si que se recomienda (al hacer el PMV) que se sigan estos pasos:
Crear un producto mínimo viable: conocer lo que se demanda
Lo primero que se tiene que hacer, al crear un producto mínimo viable, es detectar la necesidad que se tiene y si el producto o servicio que se ha pensado, y se quiere comercializar, la soluciona (lo que llevaría a pagar por él).
Crear un producto mínimo viable: identificar al cliente
Lo siguiente, en el proceso de creación del producto mínimo viable, es tener claro el perfil del cliente y, sobre todo, conocerlo bien. Esto significa, a grandes rasgos, saber a quién se dirige el producto y cuáles son sus preferencias, sus hábitos, etc. (para, así, dar con el PMV que se adapte a eso).
Crear un producto mínimo viable: identificar a la competencia
También es bueno que se identifiquen los productos y/o servicios de empresas similares, los cuales han de analizarse para detectar los aspectos en los que destacan (y que han de estar presentes en el PMV) y, sobre todo, los que no se cubren (quedando “desatendidos”).
Crear un producto mínimo viable: elaborar el PMV
Reunida la información (sobre el mercado, los clientes y la competencia), y en base a ella, lo siguiente es comenzar el desarrollo del producto mínimo viable. Es importante que, previamente, se filtren los datos y se separe lo que es ‘fundamental’ (y debe estar en el PMV) de lo que no es tan relevante o de lo que, directamente, hay que desechar.
Crear un producto mínimo viable: ponerlo en mano de los clientes potenciales
Una vez se elabora el producto mínimo viable, hay que dejar que los clientes lo prueben. Es la manera que tiene la empresa de saber si es lo que buscan o no (y si hay que modificarlo).
Se puede hacer de varias maneras, por ejemplo, empleando una ‘landing page’ o un vídeo explicativo (en la página web de la empresa), realizando una encuesta o un test A/B, o a través de una campaña publicitaria. Cualquiera de ellas, en mayor o menor medida, harán que la empresa sepa si el PMV es bien recibido, o no, y si se le tiene que hacer modificaciones (al no adaptarse a lo que quiere el cliente).
Crear un producto mínimo viable: valorar los resultados
Pasado el tiempo que se haya estipulado, para la presentación del PMV, llega el momento de recopilar el ‘feedback’ de los clientes y analizarlo. Es el momento en el que se sabe si el producto mínimo viable ha sido del agrado del cliente, y se puede comercializar ‘tal y como está’, o si, por el contrario, hay que hacerle cambios.
Crear un producto mínimo viable: adaptar el producto o servicio
Si el estudio refleja que el cliente potencial no termina de aceptar el producto mínimo viable, por no tener las características que demanda, hay que ver cuáles son e intentar incorporarlas al producto mínimo viable. Si son muchas, es conveniente que se repita la prueba (para evaluar si, tras los cambios, se acerca más a lo que busca), aunque no hay que demorar este “proceso” ya que puede influir negativamente en los tiempos que se hayan marcado para la comercialización del producto o servicio.
¿Qué diferencia hay entre un producto mínimo viable y un prototipo?
Son muchos los que utilizan el término ‘prototipo’ como sinónimo de producto mínimo viable, algo que es erróneo, ya que existen una serie de diferencias entre ambos conceptos.
Por ejemplo, mientras que la utilidad del prototipo es probar y validar el producto, previamente al lanzamiento, el objetivo del PMV es conocer la opinión de los clientes y saber si comprarían ese producto o servicio (si se pusiese a la venta). Además, y es otra diferencia entre prototipo y producto mínimo viable, el primero no tiene que ser funcional y el segundo, por el contrario, sí es necesario que lo sea.
Por último, y no menos importante, el prototipo se diferencia del producto mínimo viable en que es una versión temprana del producto o servicio que se quiere vender, mientras que el PMV es ya una versión más completa y, sobre todo, incorpora las características más importantes y está operativa.