"No hay que quedarse en el esfuerzo, sino en el proceso del niño a la hora de progresar"
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Incluso en niños pequeños, entre tres y cuatro años, su mentalidad no se ha formado totalmente, pero sí vemos rasgos de mentalidad fija o de crecimiento. Muchos de estos niños ya empiezan a desarrollar mentalidad de crecimiento a esa edad, pero otros, cuando se les riñe o se les critica o fallan en algo, piensan: “No soy una buena persona”. Y esto es algo de mentalidad fija, no quieren seguir con lo que hacían, un padre puede darse cuenta de si a su hijo le asustan las dificultades, si se rinden con facilidad y se frustran rápidamente, si dicen: “No puedo hacer esto” sin haberlo intentado de verdad. En ese caso, hay que centrarse en descubrir qué pasa. Es el mayor reto de padres y docentes, averiguar qué ocurre. Vamos a observar, a probar cosas diferentes y lo descubriremos. El mayor regalo que le puedes hacer a un niño es enseñarle que no pasa nada si no consigue algo ahora, pero que, con tiempo, esfuerzo, aprendizaje y colaboración, puede lograrlo.
Al principio nos centramos mucho en el esfuerzo. Luego, nos dimos cuenta de que la gente se lo tomaba demasiado en serio. Pensaban que la mentalidad de crecimiento sólo consistía en esforzarse, que lo importante era que el niño se esforzara al máximo, tuviera éxito o no, que no podían decirle a su hijo que lo había hecho bien. Una vez un padre vino y me dijo: “Me encantaría poder alabar los logros de mi hija”, le dije: “Pero ¿qué dices? Claro que puedes aplaudir sus logros, pero luego hablad sobre cómo ha llegado hasta allí”. Es el proceso lo que importa, no solo el esfuerzo. Si le dices a un niño: “Guau, has trabajado muy duro”, pero realmente no ha progresado nada, ¿por qué se lo dices? Le puedes decir: “Valoro mucho el esfuerzo que has hecho, pero vamos a averiguar cómo mejorar”. No hay que quedarse en el esfuerzo, sino en el proceso del niño a la hora de progresar y, al final de ese proceso, el niño necesita comprometerse a mejorar todavía más.
Nunca es demasiado tarde para aprender. Para mucha gente no es fácil aprender a cambiar. Si has vivido siempre con miedo a los retos o creyendo que los errores te hacen menos inteligente, puede ser muy complicado aprender a cambiar, pero nunca es demasiado tarde. Un antiguo alumno mío tiene un grupo de investigación dedicado a la gente mayor; ha descubierto que la memoria puede mejorar cuando les enseñas la mentalidad de crecimiento, así como su habilidad para aprender. Así que nunca es tarde; mucha gente tiene pequeñas islas de mentalidad fija en su cabeza. “No puedo hacer esto, no puedo hacer mates, no sé tocar un instrumento, no aprenderé nunca otro idioma”. Encajan muy bien en esas… O quizá solamente han vivido una mala experiencia. No hace mucho conocí a varios profesores de primaria que decían que de pequeños odiaban las matemáticas, aprendieron la mentalidad de crecimiento, dieron cursos de matemáticas y descubrieron que les encantaba y que se les daba genial. Nunca es tarde para descubrir algo nuevo. Y quizá cuando eras joven tuviste una mala experiencia, o que no sabías dibujar bien y no entendías por qué. No aprendiste, no significa que no puedas aprender ahora.
"Enseña a tu hijo que no pasa nada si no consigue algo ahora, pero que, con tiempo, esfuerzo y aprendizaje, puede lograrlo".
Tener buenas notas es bueno, creo que todos estamos de acuerdo, pero darle tanta importancia a las notas significa que, a tu hijo, le estás diciendo: “Sacar buenas notas es mejor que aprender. Sacar buenas notas es más importante que entender algo profundamente y empaparte de ello. Sacar buenas notas es mejor que tener ideas nuevas”. Si consigues sacar buenas notas sin esforzarte, ese padre estaría muy contento, pero eso no te prepara para la vida, te prepara para tener buenas notas en la escuela. Pero si no entiendes algo a fondo, si te bloqueas con las cosas difíciles, no sabes cómo tener ideas nuevas, no sabes coger un problema y darle la vuelta para solucionarlo… Si no sabes qué te interesa, todas estas cosas no preparan a los niños para la vida.
Encontrar tu pasión puede asustarte o encasillarte, asustarte si crees que no la has encontrado o encasillarte si crees que la has encontrado. Por eso yo nunca digo que busquen su pasión, sino más bien: “Piensa en ser la versión más amable de ti mismo, piensa en qué querría hacer esa persona”. Y luego les animo a desarrollar sus intereses. Ya no a encontrar directamente una pasión, a veces la gente lo consigue, a veces es un amor a primera vista, pero incluso ahí, tiene que cultivarse y desarrollarse. Y, ante la primera dificultad, tampoco puedes pensar: “Vale, no era mi pasión, voy a probar esta otra”. Hay que entender que hay que desarrollar los intereses y que, a veces, te encontrarás con dificultades o adversidades y, aun así, puede ser tu mayor interés.
La primera vez que escribí sobre la mentalidad de crecimiento y empecé a desarrollar la idea, creía que era algo muy evidente, que era una idea muy fácil de entender: la idea de que las habilidades pueden mejorarse. También creía que los docentes podían ponerlo en práctica fácilmente. Me equivoqué. Si le pedías a la gente que definiera la mentalidad de crecimiento, no pensaban que se trataba de mejorar las habilidades, sino de alabar el esfuerzo. A veces les soltaban un discurso al principio del año y esperaban que los estudiantes, de repente, dejaran de odiar los retos o clasificaban a los niños. Nos dimos cuenta de que no era un concepto fácil de implementar en el aula. ¿Qué hicimos? Lo primero fue releer mucho, clasificar las ideas entre las que son falsas y las que no, explicarle a la gente cómo cambiar su propia mentalidad, algunos compañeros están ahora desarrollando una hoja de ruta para docentes que detalle paso a paso cómo implementar la mentalidad de crecimiento en el aula. En primer lugar, el docente ha de cambiar su propia mentalidad. Nos dimos cuenta de que muchos docentes aseguraban tener una mentalidad de crecimiento cuando no era así. El primer paso es reconocer tu propia mentalidad fija, el siguiente paso es cometer tus propios errores en el aula y descubrir, delante de estudiantes, cómo corregirlos. Muchos de los profesores de matemáticas más reconocidos cometen errores y a la clase le encanta y, así, todos juntos descubren la solución. Hay que dar importancia en las notas cuando un niño se enfrenta a un reto y sigue adelante, así nadie, ni los estudiantes más inteligentes tendrían un sobresaliente si no se lo trabajan, hay que dar importancia en las notas cuando muestran algún progreso, hay que centrarse en aprender y mejorar, hay que mostrar a los niños que estar confundidos es una parte natural del aprendizaje y cómo superarlo y centrarse en el proceso, no solo en el esfuerzo sino en las estrategias, que sepan pedir ayuda cuando sea necesaria, utilizar recursos a su alcance, apoyarse en compañeros que les ayuden a aprender. Los profesores tienen que valorar, premiar y reconocer estas cosas.
Biografía
Carol Dweck es profesora de psicología en la Universidad de Stanford, y la creadora de conceptos como mentalidad fija o mentalidad de crecimiento, la de aquellos que creen que sus habilidades pueden mejorar gracias al entrenamiento y el esfuerzo. Sus investigaciones concluyen que los padres, maestros y educadores pueden ayudar a fomentar la mentalidad de crecimiento. Si como padres o educadores, nos centramos en elogiar el proceso más que el resultado, los niños se enfrentarán mejor ante los desafíos en lugar de darse por vencidos cuando las cosas se complican.