Como las manecillas del reloj, tiempo y dinero son dos variables íntimamente relacionadas. Aunque, en un primer momento, pudiera parecer que aluden a realidades distintas y, por tanto, nada guardan en común, tiempo y dinero poseen más puntos de unión que de discrepancia. Por ejemplo, el valor del dinero puede oscilar en el tiempo. De igual modo, este constante e irrefrenable transcurso de minutos, horas y días que es la vida puede generar un coste de oportunidad sobre el poder adquisitivo de tu dinero o, dicho con otras palabras, ¿lo estás rentabilizando al máximo o podrías hacer un uso más beneficioso de tus ingresos?
Resulta innegable: el tiempo es oro. Además, igual que le sucede al dinero, el tiempo no es ilimitado, sino finito. Con el añadido de que, mientras que el dinero puede volver a obtenerse bajo ciertas circunstancias, el tiempo pasado, en cambio, no se recupera jamás. De modo que, nunca debes perder de vista la influencia del tiempo sobre la planificación de tus recursos económicos.
Así pues, y como conclusión inicial, en la gestión del dinero se debe tener en cuenta el factor tiempo, más cuando ahorras o solicitas un préstamo al banco. De hecho, las entidades bancarias consideran el tiempo un ingrediente clave a la hora de conceder financiación a los clientes y ofrecerles rentabilidad por su dinero. ¿Sabes de qué forma incide el tiempo en los préstamos y el ahorro? ¡Descúbrelo!
¿Cómo gestionar tu dinero en el tiempo? El papel del ahorro
La gestión de dinero y tiempo, como hemos podido ver, no ha de ser infravalorada. A este respecto, el ahorro puede definirse como el dinero que se reserva para poder disponer de él más adelante, en un tiempo futuro. Cuando se trata de ahorrar, por supuesto, intervienen múltiples condicionantes. Para poder ahorrar, en primer lugar, es necesario contar con ingresos. Dichos ingresos también deben ser superiores a los gastos en los que las personas incurren a diario: desde los costes de vivienda y alimentación, hasta los importes que suponen los suministros (luz, agua, gas, Internet…), pasando por determinados gastos de formación, desplazamientos, ocio y tantos más.
Vinculado a los costes habituales de la vida, viene cobrando fuerza una manera de entender el ahorro que aboga por considerarlo un gasto más. Es decir, destinar a ahorro cada mes una parte de tus ingresos, aunque sea mínima. Como si fuese otra factura, pero con la diferencia de que seguir esta estrategia te permitirá ir acumulando poco a poco una significativa suma de dinero ahorrado. Asimismo, los bancos contribuyen a incentivar el ahorro y ponen a tu disposición diversas opciones con las que se pueden tanto mejorar la gestión del dinero como rentabilizarlo. ¿Cómo lo llevan a cabo? ¡No dejes de leer!
¿Por qué el banco propone rentabilizar el dinero?
El tipo de interés, concepto muy presente en la órbita financiera, es la remuneración del dinero calculada en función del tiempo. De nuevo, tiempo y dinero, como dos factores profundamente ligados. Hablar de tipo de interés implica asumir que el dinero posee un valor determinado y que, además, este fluctúa en función del momento.
Cuando las entidades bancarias proponen rentabilizar el dinero que tienes ahorrado, te están ofreciendo aumentar su cuantía el día de mañana a cambio de depositar dichos ahorros en un banco, que lo custodiará y, en ese período de tiempo, hará uso de él a través de inversiones. A modo de ejemplo, si cualquier entidad te ofrece un 5% de remuneración por depositar 100 euros durante un año, al cabo de dicho lapso tendrás un total de 105 euros.
De cara a analizar si el supuesto anterior resultaría una opción atractiva para ti, has de tener en cuenta un tercer elemento asociado a tiempo y dinero: la inflación o, lo que es lo mismo, el poder adquisitivo o precio de tu dinero, ya que su valor oscila, como se indicaba previamente. De esta manera, retomando el ejemplo, si la inflación creciera por encima del interés de remuneración, aunque dentro de un año tendrías más dinero que hoy, este valdrá menos, puesto que el precio del dinero se habría encarecido. Y si, por el contrario, la inflación no sobrepasase el tipo de interés que te da el banco, sí lograrías no solo una mayor cantidad de dinero, sino que este acumularía más valor. La inflación resulta esencial para conectar las variables tiempo y dinero. ¿Y qué ocurre cuando no eres tú quien deposita dinero en el banco, sino que es la entidad quien te concede financiación? ¡Sigue leyendo para saber más!
¿Por qué la concesión de un préstamo tiene un coste?
Si piensas en comprar una casa, un coche, celebrar una boda o emprender cualquier otro proyecto personal o profesional, el banco puede prestarte dinero para ayudarte al pago de los gastos. En términos generales, las entidades conceden financiación a través de préstamos y los hay de varios tipos: hipotecarios, personales, al consumo…
Un préstamo constituye un contrato por medio del cual una entidad bancaria entrega al cliente una cantidad fija de dinero y este adquiere la obligación de devolver el capital más los intereses pactados, a partir de un calendario fijado de pagos. Aquí, nuevamente, tiempo y dinero se entremezclan, puesto que la amortización de un préstamo supone un proceso que se extiende a veces durante años (décadas en el caso de las hipotecas) y no solo consiste en la devolución del capital prestado, sino que el titular de la deuda ha de abonar una serie de intereses que, si estos responden a un tipo de interés variable, dependerán del valor del dinero en cada instante.
La contratación de un préstamo requiere el visto bueno por parte del banco que entregará la financiación. Las entidades analizan la viabilidad de un préstamo antes de concederlo. Ser mayor de edad se vuelve un requisito imprescindible para poder solicitar un préstamo de cualquier modalidad. Los bancos también estudian la solvencia de la persona que pide el préstamo y, para ello, comprueban si tiene ingresos estables, historial crediticio, nivel de endeudamiento y capacidad de ahorro, entre otros factores.