Dar la paga a los hijos

En la vida, ser capaces de gestionar el dinero de forma adecuada es, lo menos, necesario (y, si es posible, desde una edad temprana). 

Una de las posibles maneras de enseñar a los menores a hacerlo es dándoles la paga, aunque no es la única. También les ayuda a conseguirlo, por ejemplo, conversar con ellos sobre temas financieros en el hogar (fundamental para su formación en este ámbito). Eso sí, alrededor del tema de la paga pueden surgir muchas dudas y preguntas en relación a ella, por ejemplo, si es mejor dar una paga semanal a los hijos o cubrir los gastos según se necesiten, o si existe una edad en la que es conveniente empezar a dársela (por ejemplo, los 16 años) o no. 

En este artículo se abordan estos y otros puntos, para así poder tomar la mejor decisión sobre dar o no la paga a los hijos. ¡Sigue leyendo!

Uno de los debates más comunes entre los padres es decidir si se da una paga semanal a los hijos o, en su lugar, se cubren los gastos que estos tengan según vayan surgiendo. 

En este contexto, los especialistas suelen aconsejar la primera alternativa, aunque no excluyen la posibilidad de combinarla con la segunda, siempre y cuando se definan unas reglas claras desde el principio.

La paga semanal a los hijos les da una cantidad fija de dinero que deben administrar durante un periodo de tiempo específico, lo que les permite aprender a gestionar recursos limitados y priorizar sus gastos. Por otro lado, cubrir los gastos a demanda es una alternativa más flexible, pero puede dificultar el aprendizaje de la responsabilidad financiera.

Dar una paga semanal o mensual a los hijos puede ser muy beneficioso, pero también tiene algunos desafíos:

Ventajas de dar la paga a los hijos:

• Aprendizaje sobre gestión del dinero: dar la paga a niños y adolescentes les permite mejorar su Educación Financiera y aprender a manejar sus propios recursos económicos. Esto incluye saber ahorrar, gastar con moderación y priorizar sus necesidades. Que desde pequeños aprendan sobre los "gastos hormiga" (pequeños gastos diarios que parecen insignificantes pero que suman) puede ayudar a identificar y controlar estos hábitos, previniendo problemas financieros en el futuro.
• Fomento de la Independencia y responsabilidad: al tener su propio dinero, ganan autonomía y comienzan a entender el valor de los recursos económicos. Al tomar decisiones sobre cómo usar la paga, se desarrolla un sentido de responsabilidad y se comienza a entender que cada elección financiera tiene consecuencias. Este proceso los empodera y les permite experimentar, aprender y crecer.
• Preparación para la vida adulta: gestionar una paga semanal o mensual les prepara para administrar su propio salario en el futuro. Al enfrentarse a decisiones, como por ejemplo, ahorrar para algo que desean o ajustar sus gastos, adquieren habilidades clave para la vida adulta. Este entrenamiento financiero temprano puede marcar la diferencia en cómo manejan su economía cuando sean mayores.

Inconvenientes de dar la paga a los hijos:

• Existe el peligro de que, si los menores se habitúan a recibir una paga fija y la consideran algo garantizado, pierdan el interés y la motivación por esforzarse para adquirir lo que desean. Es importante explicarles que la paga no es un derecho garantizado, sino una herramienta para aprender a gestionar sus deseos y responsabilidades. Así, pueden mantener el interés y la motivación para esforzarse en alcanzar sus metas.
• También es fundamental que entiendan que no todas las familias pueden permitirse dar la paga a los hijos (debido a posibles limitaciones económicas dentro del hogar). Hablar sobre la realidad económica de cada hogar es una oportunidad para que comprendan el valor del dinero y aprendan que no todas las familias pueden permitirse dar una paga fija.
• Contar con dinero propio podría generar la preocupación de no estar contento con su gestión (es decir, considerar que no se administra adecuadamente). Por ello, es esencial desempeñar un papel activo en su educación financiera, guiándoles y apoyándoles en sus primeras decisiones relacionadas con el dinero. Gestionar su propio dinero puede ser un reto al principio, pero es una excelente oportunidad para acompañarlos y guiarlos en sus primeras decisiones financieras.

Según expertos y especialistas un buen momento para comenzar a dar la paga a los hijos es cuando ya dominan las operaciones básicas de sumar y restar (lo que suele producirse, generalmente, a partir de segundo o tercero de Primaria). 

Eso sí, no existe una fórmula universal para determinar la cantidad adecuada. Según Funcas (centro de análisis dedicado a la investigación económica y social y a su divulgación), la paga semanal promedio para jóvenes en la ESO ronda los 14,5 euros. Pero lo más habitual es:

• 3 euros semanales hasta los 10 años.
• Entre 4 y 8 euros hasta los 14 años.
• Alrededor de 10 euros entre los 14 y los 16 años.
• Entre 15 y 20 euros hasta los 18 años.

A partir de los 18 años, algunos jóvenes comienzan a estudiar fuera de casa o a trabajar. Decidir qué paga dar a un hijo de 20 años depende de si tiene ingresos propios o si sigue dependiendo económicamente de los padres.

La frecuencia también influye en el aprendizaje financiero. Una paga más frecuente (diaria o semanal) facilita la gestión inicial del dinero, pero puede limitar el desarrollo de habilidades financieras más complejas. Por otro lado, optar por una paga menos frecuente (quincenal o mensual) fomenta una mejor planificación y administración, aunque supone un mayor desafío para los jóvenes.

Una de las lecciones más valiosas que los hijos pueden aprender con la paga es el ahorro. Aquí se presentan algunos consejos para fomentar este hábito:

1. Establecer metas de ahorro: animarles a guardar una parte de su paga semanal o mensual para objetivos específicos, como comprar un videojuego, ropa o incluso ahorrar para estudios superiores.
2. Dividir la paga en categorías: usar el método del 50-30-20 (50 % para gastos, 30 % para ocio, 20 % para ahorro) puede ser una buena forma de enseñarles a gestionar el dinero de manera equilibrada.
3. Dar incentivos: ofrecer pequeños premios por alcanzar objetivos de ahorro puede motivarlos a esforzarse más.
4. Enseñar con el ejemplo: los hijos suelen imitar el comportamiento financiero de sus padres. Mostrar hábitos responsables puede ser la mejor lección.

Asimismo, si al inicio se entrega la paga en efectivo, el menor puede comprender de manera más clara cuánto dinero recibe y cuánto gasta. Más adelante, es posible optar por una transferencia periódica: el dinero se deposita directamente en su cuenta o tarjeta, y tanto el menor como los padres podrán supervisar los movimientos de ingresos y gastos mediante la aplicación del banco.

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