Gastos de matrícula
El primer gasto académico ineludible al que se enfrentan los universitarios es la matrícula. Cada institución fija un precio por crédito ECTS, que se multiplica por los créditos totales que se cursan cada año. Normalmente, un año académico equivale a 60 créditos ECTS, pero cabe la posibilidad de dividir el curso en varios años. Por ejemplo, si cada crédito cuesta 30 €, el precio del año ascenderá a 1.800 €. Si un estudiante se matricula en todos los créditos, pagará la cantidad total ese año pero, si decide dividir el curso en 2 años, pagará 900 € al año.
Por otro lado, el precio por crédito aumenta exponencialmente al repetir asignaturas. Si el precio por crédito en la primera convocatoria asciende a 30 €, puede alcanzar 36 € en la segunda, 46 € en la tercera, y así sucesivamente. Debido a este encarecimiento, es recomendable no matricularse en demasiadas asignaturas si se cree que no se podrán superar todas.
El precio de la matrícula varía enormemente entre las diferentes comunidades autónomas. En este sentido, Galicia y Andalucía son los territorios que cuentan con tasas más reducidas, mientras que Cataluña, Madrid y la Comunidad Valenciana son los que presentan las más elevadas.
Material académico
Otro de los gastos académicos que se tienen al estudiar una carrera es el del material académico. Aunque pueda parecer lo contrario, se trata de un desembolso fijo, al igual que la matrícula. Pero, ¿qué se necesita?
Los materiales necesarios dependen de los estudios que se cursen. En un grado en Medicina hay que hacerse con un buen fonendoscopio, mientras que en el grado en Filología la inversión en libros puede ser mayor. Independientemente de la especialidad de cada uno, todos los estudiantes necesitan material de papelería, un ordenador y una impresora o, en su defecto, dinero para impresiones y fotocopias.
Carreras en otras ciudades: gastos de alojamiento, manutención y desplazamiento
Los estudiantes que abandonan el nido para comenzar su andadura en una ciudad diferente se enfrentan, además de a los gastos académicos, a otros como transporte, vivienda o manutención.
En lo relativo al alojamiento, se puede optar por residencias de estudiantes, pisos compartidos o estudios individuales. Algunos estudiantes prefieren ir a una residencia el primer año para adaptarse al cambio de no estar en casa. Cabe destacar que esta opción suele ser la más cara, seguida de los alojamientos individuales. Compartir un piso es la alternativa más asequible.
Finalmente, a menos que el alojamiento incluya las comidas, la manutención también supone un gasto constante. Muchos jóvenes no cuentan con experiencia en la preparación de alimentos ni en la compra de productos básicos, por lo que es probable que su cesta de la compra se encarezca. Mientras aprenden a enfrentarse a estas tareas propias del mundo adulto, los comedores universitarios pueden resultar una opción económica para la comida principal del día.
Consejos para maximizar el ahorro
La etapa universitaria está repleta de gastos básicos, tanto académicos como no académico, a los que se unen otros menos indispensables como los asociados al ocio. Esto implica que ahorrar es fundamental para llegar a fin de mes y darse algún que otro capricho. Aunque parezca una contradicción, el ahorro no es necesariamente sinónimo de reducir el ocio. Estos consejos pueden servir para aumentar ‘la hucha’ sin dejar de lado la diversión:
- Crear un presupuesto a principios de mes, para lo que se debe hacer un seguimiento de los gastos, especialmente los cotidianos, y analizar cuales son aparentemente poco importantes. Así es más fácil evitarlos en el futuro.
- Vender objetos que ya no se usen, lo que proporcionará un extra de liquidez que se puede invertir en actividades de ocio.
- Intentar aprovechar las ofertas, sean en el establecimiento que sean.
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En conclusión, para averiguar qué gastos académicos tienes si estudias una carrera debes tener en cuenta la matrícula, que varía según la institución y la Comunidad Autónoma, el material académico y, en si nos desplazamos a otra ciudad, los costes asociados a vivir en ella. También lo que inviertes en ocio. Si estás buscando una cuenta para jóvenes que te permita gestionar estos gastos, y ayudarte también a ahorrar, BBVA pone a tu disposición la Cuenta Online para Jóvenes (0 % TIN 0 % TAE), sin comisiones de administración y mantenimiento de la cuenta (calculado para cualquier supuesto de saldo positivo diario durante un año).
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