¿Qué es la diversificación a la hora de invertir?

Aprende a reducir el riesgo de tu inversión.
Invertir no es tan arriesgado como parece, y está al alcance de cualquiera, si se hace de forma adecuada. El riesgo de una inversión se puede minimizar fácilmente teniendo en cuenta algunas pautas sencillas y adoptando algunas estrategias básicas como la de la diversificación. A continuación, te explicamos en qué consiste esta última y cómo te puede ayudar a invertir con más garantías.

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¿En qué consiste la diversificación?

Cuando una persona tiene una reunión o un viaje importantes, suele activar alarmas en distintos dispositivos para no depender únicamente de su despertador y asegurar que no llega tarde a ese compromiso. En el ámbito financiero, también es habitual que los consumidores dispongan de varias cuentas bancarias, en la misma entidad o en entidades diferentes, con el objetivo de aprovechar mejor las ventajas que estas ofrecen y reducir los riesgos. El concepto de la diversificación a la hora de invertir se basa en ese mismo principio: en vez de concentrar toda la inversión en una única variable, se reparte entre varias para minimizar el riesgo y explotar un mayor número de oportunidades. Como se dice frecuentemente de manera coloquial, “no conviene poner todos los huevos en la misma cesta”.

Dado que no es posible predecir con exactitud cómo van a evolucionar las cotizaciones de los distintos mercados y empresas, diversificar es una opción más segura puesto que ofrece un equilibrio entre el rendimiento de activos diferentes. Si se invierte en una única empresa y los resultados de ésta son negativos, el inversor puede enfrentarse a grandes pérdidas. Si, por el contrario, su cartera de inversión incluye otras empresas, esa pérdida puede verse compensada por los resultados positivos de otras. En definitiva, se trata de una estrategia que permite optar a una mayor rentabilidad, a la vez que reduce el nivel de riesgo.

¿Cómo diversificar la inversión?

La diversificación puede darse a varios niveles: activos, divisas, localización geográfica, etc. Veámoslo en detalle:

Diversificación temporal: elegir el mejor momento para invertir es prácticamente imposible. Aunque existen pronósticos, es difícil saber con precisión cuándo se va a alcanzar el precio mínimo para comprar o el máximo para vender. La diversificación temporal consiste en invertir pequeñas cantidades periódicamente en lugar de invertir el total de una sola vez. De este modo, las acciones se compran a distintos precios, y los precios más elevados se compensan con aquellos menores. En una compra única corremos el riesgo de que el precio no sea favorable al haber cogido un pico de mercado. Debemos primar, por tanto, la inversión periódica.

Diversificación en función del tipo de activo: los distintos tipos de activos presentan niveles de rentabilidad y riesgo diferentes. Generalmente, los activos de renta fija son más seguros que los de renta variable, pero también son menos rentables. Por tanto, invertir exclusivamente en activos de renta variable puede ser excesivamente arriesgado, especialmente para inversores conservadores. No obstante, una inversión que combina ambos puede aportar mayor rentabilidad con un nivel de riesgo moderado. En una diversificación más completa, aparecen activos como la divisa o la inversión inmobiliaria.

 

diversificación

Diversificación por tipo de empresa: Existen diferentes tipos de empresa, en función de su capitalización o de si es una empresa asentada (value) o en crecimiento (growth). En una buena diversificación, es bueno contar con estos diferentes perfiles.

Diversificación por sector: la distribución de la inversión entre distintas empresas debe incluir también empresas de distintos sectores. Las empresas de un mismo sector pueden mostrar una evolución similar y verse afectadas por los mismos factores. Por ejemplo, las empresas del sector tecnológico tienen una rentabilidad potencial alta, pero en periodos de crisis pueden cotizar a la baja. En ese caso, haber destinado parte de la inversión a empresas que producen otro tipo de bienes puede compensar los resultados, ya que los diferentes sectores suelen estar vinculados a distintos momentos del ciclo económico.

Diversificación por divisas: los cambios en la cotización de las distintas monedas también afectan al rendimiento de la inversión. Por lo tanto, invertir en empresas que utilizan distintas divisas es otra forma de minimizar el riesgo de pérdidas por la depreciación de una divisa concreta. En caso de, directamente preferir no estar sujetos al riesgo divisa, éste se puede neutralizar con estrategias de coberturas con instrumentos derivados.

- Diversificación geográfica: la situación económica, social y política de un país o región determina en gran medida la cotización de las empresas de esa zona. Para no depender en exclusiva de las circunstancias de ese mercado, conviene diversificar la inversión entre empresas de distintos puntos del mundo.

Fondos de inversión: la diversificación al alcance de la mano

Aunque lo ideal es diversificar la inversión de todas las formas anteriores, muchos inversores no cuentan con suficientes recursos como para adquirir una cartera suficientemente diversificada a título individual. A esto contribuyen productos como los fondos de inversión, que bajo la filosofía de la inversión colectiva permite a un inversor lograr una amplia diversificación con importes de inversión reducidos y a unos costes reducidos. Por ejemplo, un partícipe que cuente con 3.000 euros en un fondo de inversión, cuenta con la parte proporcional de ese importe, que dependerá del peso que le den los gestores a cada valor, invertido en los 30 o 40 títulos con los que cuenta la cartera del fondo. Replicar esta estrategia a través de la compra directa de acciones no es posible, pues los costes de intermediación lo hacen ineficiente.

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