Además de los clásicos seguros de vida, existen también los seguros de accidentes; contratando uno no evitarás las consecuencias de un imprevisto, pero sí que, en caso de que te suceda, puede ayudarte a que sea lo más llevadero posible.
Para que entiendas bien el sentido de este producto, en el siguiente artículo te contamos qué son en realidad los seguros de accidentes, qué cubren y cómo puedes hacerte con uno.
La frecuencia de los accidentes
Aunque parezca difícil de creer, muchas veces se producen auténticos dramas a raíz de accidentes imprevisibles: una mala caída de un taburete, un corte desafortunado o, simplemente, un despiste pueden desencadenar situaciones desfavorables. Y a veces, estos casos, curiosamente, no están contemplados por un seguro de vida, de modo que merece la pena reparar, aunque sea por un momento, en todo lo que puede pasar por accidente y cómo protegerse ante ello.
Se pueden tomar muchas medidas de prevención, ¡sin duda! Ahora bien, los accidentes son precisamente eso: hechos imprevisibles. Estos daños suelen medirse, por lo general, en una escala que se inicia con grados de invalidez (temporal o permanente) y que se extiende hasta el fallecimiento.
En lo que refiere al entorno, y puesto que la mayoría de los accidentes que suceden en la actualidad tiene lugar en el ámbito laboral, es muy importante tener en cuenta qué coberturas abarca el seguro a la hora de firmar un contrato.
No obstante, si bien una parte notable de los accidentes tiene lugar en el entorno laboral, hay otros muchos que acontecen en el ámbito doméstico. Y estos no necesariamente han de estar vinculados con actividades de riesgo, algunas simples tareas del día a día pueden derivar en un accidente: desde un resbalón en la bañera o sobre un suelo mojado hasta lesiones en la cocina, pasando por actividades de ocio o de deporte aparentemente inofensivas. Todas ellas pueden terminar en daños irreparables.