Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) originadas por la actividad humana están causando un aumento de la temperatura media de la Tierra que recibe el nombre de calentamiento global. Originadas, entre otros motivos, por el uso incesante de carburantes fósiles y un escaso nivel de reciclaje y reutilización de los residuos, las grandes concentraciones presentes en la atmósfera de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono (CO2), el ozono (O3), el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O) y los clorofluorocarbonos (CFC), amenazan la sostenibilidad del planeta.
En televisión, radio, prensa e Internet, aparecen a cada momento informaciones e imágenes acerca de los efectos sobre la salud de las personas y en el cuidado del medio ambiente que provoca el calentamiento global: incremento de las temperaturas hasta cifras de calor récords, deshielo de glaciares, sequías, lluvias torrenciales e intensas tormentas, por citar tan solo algunos de estos fenómenos de carácter extremo.
¿Quieres calcular tu propia huella de carbono?
¿Cómo evitar el calentamiento global?
Si la humanidad, a través de una sobreexplotación de los recursos naturales, ha generado este problema de dimensiones mundiales, de igual forma debe asumir el compromiso de solucionarlo. Pero el tiempo corre en contra. El calentamiento global ya causa estragos en la vida de miles de millones de personas, por lo que revertir sus consecuencias requerirá del esfuerzo de toda la comunidad internacional, para así poder adoptar un modelo de economía circular, es decir, que haya un consumo eficiente de recursos sin generar residuos.
Sin lugar a duda, se trata de un gran desafío, que por supuesto se refleja en tu realidad más próxima. Y es que, si adquieres hábitos de consumo sostenible, reducirás tu huella de carbono (cantidad de gases de efecto invernadero que emites a la atmósfera). Por eso, para que puedas sumarte y contribuir en la lucha contra el calentamiento global, aquí tienes una serie de consejos y recomendaciones que poner en práctica durante tu día a día.
Desplázate de forma sostenible para evitar al calentamiento global
Autobús, metro y tranvía son opciones de transporte mucho más ecológicas que el automóvil. Si tus obligaciones profesionales te obligan a coger el coche, plantéate la opción de compartirlo con otras personas. De esta forma, velarás por el medio ambiente, combatirás el calentamiento global y obtendrás un ahorro económico.
Asimismo, siempre que puedas, desplázate caminando, en bicicleta o sobre patines. Es una manera cómoda de realizar ejercicio físico, cuidar de tu salud y disfrutar del paisaje urbano. También tienes la posibilidad de utilizar vehículos eléctricos; no olvides que resultan más eficientes que los coches convencionales y son una alternativa para moverte por la ciudad sin dañar a la naturaleza.
Para los viajes largos, sustituye el avión por el tren (contaminarás menos) y si has de desplazarte por motivos laborales, considera la opción de recurrir a instrumentos telemáticos como las videoconferencias; así evitarás las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de estos trayectos.
Ayuda a evitar el calentamiento global: practica la eficiencia energética
Utiliza solo aquellos electrodomésticos que te resulten imprescindibles y nunca los dejes conectados a la red eléctrica si no vas a usarlos o piensas permanecer fuera de casa unos días; únicamente así impedirás el ‘consumo fantasma’ o en ‘stand-by’. Recuerda, por ejemplo, que ahorrarás energía si secas tu ropa limpia al sol y no en la secadora; además, las prendas sufrirán un desgaste inferior. En invierno, mantén cerradas puertas y ventanas de cara a no dejar escapar el calor de la vivienda y que el sistema de calefacción tenga que consumir un plus de energía.
Tampoco abras y cierres continuamente la puerta de la nevera ni del horno eléctrico, eso obligará a estos aparatos a consumir un extra de energía para recuperar la temperatura perdida. Y nunca pongas a funcionar la lavadora o el lavavajillas hasta que esté al completo su capacidad de carga.
Además, prioriza la reparación de tus electrodomésticos a la compra de otros nuevos, y cuando los sustituyas, adquiere aparatos equipados con sistemas de alta eficiencia energética (‘A+++’ y ‘A++’). Aunque poseen un precio de venta algo superior, suponen un ahorro significativo para tu bolsillo a medio y largo plazo, debido a que no gastan tanta electricidad.
Contra el calentamiento global, reduce el consumo de carne (roja) y aumenta el de frutas y verduras locales
Tal vez pueda sorprenderte, pero la producción de carne roja emite a la atmósfera un mayor volumen de emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con otros tipos de carnes, como la de pollo o cerdo. Por tanto, reduciendo tu consumo de carnes rojas, contribuirás a evitar el calentamiento global.
Verduras, cereales y frutas de temporada son alimentos sostenibles que producen un beneficio en tu cuerpo al tiempo que protegen el medio ambiente. Consume sobre todo productos de cultivo y procedencia local (una información disponible en la etiqueta); de esta manera, impedirás gran parte de las emisiones a la atmósfera de los gases de efecto invernadero que se generan durante el transporte de estos alimentos.
Cómo evitar el calentamiento global: la ‘regla de las tres erres’
Reducir, reutilizar y reciclar son las tres ‘erres’ de esta regla y el secreto para, por un lado, reaprovechar y dar uso a los residuos que la actividad humana genera a diario y, por otro, poder disminuir el volumen de explotación de nuevos recursos naturales. La ‘regla de las tres erres’ persigue la implantación de un sistema de desarrollo plenamente sostenible, que no comprometa la viabilidad del medio ambiente y evite el calentamiento global.
De modo que, reduce el consumo de energía y agua (cierra el grifo cuando no estés haciendo uso de él), repara y reutiliza aquellos objetos y productos que se averíen y, por supuesto, practica el reciclaje a la hora de tirar la basura. Para luego poder procesarlos en los centros o plantas de reciclado, cada tipo de residuo es sometido a un tratamiento específico. Y jamás será posible llevarlo a cabo si en casa no separas los desechos.
Recuerda que los contenedores de reciclaje siguen un código de colores y solo has de arrojar en su interior los residuos que allí corresponde depositar: marrón (residuos orgánicos), gris (residuos inorgánicos no reciclables), verde (vidrios), amarillo (envases y botellas de plástico y metal), azul (papel y cartón), naranja (aceite de cocinar usado), rojo (restos hospitalarios, baterías, insecticidas…) y blanco (ubicado en las farmacias, este contenedor recoge los medicamentos caducados o que ya no usas). Mobiliario, pilas, bombillas, electrodomésticos y otros residuos potencialmente peligrosos para el ecosistema no debes depositarlos en los contenedores de reciclaje, sino en las instalaciones de tu punto limpio más cercano.