Disfrutemos de la calma mientras dure
21/10/2024
No cabe ninguna duda de que el último trimestre del año ha sido bueno hasta la fecha. Aunque el estímulo económico en China y la futura flexibilización monetaria del BCE siguen siendo algo inciertos, estos aspectos se ven contrarrestados por los datos estadounidenses, que siguen apuntando a una extraordinaria resistencia económica al otro lado del Atlántico. Las ventas minoristas de septiembre, publicadas esta semana, fueron un buen ejemplo.
Con el aterrizaje suave en mente y las grandes esperanzas de un futuro brillante impulsado por la inteligencia artificial, los mercados de acciones mundiales consiguieron nuevas ganancias semanales y el índice S&P 500 volvió a alcanzar cotas históricas. Por su parte, la volatilidad implícita de los mercados de renta variable, que se había mantenido en niveles relativamente altos desde las turbulencias del mes de agosto, se relajó con mayor claridad, mientras que los diferenciales de crédito de mayor calidad cayeron a su nivel más bajo en casi 20 años. Los precios del petróleo se desplomaron tras la noticia de que Israel no atacaría las instalaciones nucleares o petroleras iraníes, lo que a su vez llevó a un ajuste a la baja en las expectativas de inflación mundiales.
¿Durará esta maravillosa calma? Aunque es posible, debemos albergar ciertas dudas. Tenemos a la vuelta de la esquina las elecciones presidenciales estadounidenses y la fuerte apreciación del dólar de las últimas semanas es indicativa de que los inversores no están ignorando por completo esta fecha tan importante del mes de noviembre. Además, también se avecinan otros importantes acontecimientos, como las elecciones en Japón el próximo fin de semana, el esperado presupuesto del Reino Unido y las reuniones del comité permanente de la Asamblea Popular Nacional y del Politburó de China a fines de octubre o principios de noviembre. Por lo tanto, la volatilidad podría repuntar significativamente en respuesta a estas cruciales citas o a la todavía desconocida respuesta militar de Israel al ataque con misiles por parte de Irán.
Mientras tanto, al repasar los acontecimientos de la última semana, la esperada comparecencia del ministro de finanzas chino, en la que los inversores estimaban que por fin podrían darse detalles y montantes de los estímulos anunciados, fue decepcionante ya que dichos detalles no llegaron. Del mismo modo, más adelante en la semana, el Ministerio de Vivienda chino anunció un mayor apoyo financiero a proyectos de viviendas inacabados. No obstante, los valores inmobiliarios en China no reaccionaron en positivo a estos anuncios, al estimar que no abordan los problemas estructurales de exceso de oferta.
En general, se han enfriado las expectativas de que estemos ante un estímulo fiscal de grandes proporciones y parece más probable que las medidas que terminen anunciándose sean de una magnitud moderada. Asimismo, el lenguaje utilizado por los funcionarios no hace pensar que el estímulo vaya a incluir apoyo directo al consumo. Mientras, aunque los datos de actividad de septiembre salieron por encima de lo esperado, no cambian en lo sustancial el escenario de fondo de la economía del gigante asiático, que se ve sometida a una significativa debilidad del consumidor, por la incertidumbre del panorama económico y por su elevada exposición al mercado inmobiliario.
En el ámbito de los bancos centrales, las autoridades monetarias europeas están empezando a dar un giro a su política monetaria, en respuesta al decepcionante escenario de actividad. Como se esperaba, el Banco Central Europeo acometió su segundo recorte consecutivo de 25 puntos básicos, tras observar sorpresas negativas en los datos de actividad e inflación. Sin embargo, como también se esperaba, el mensaje de cara al futuro no ha cambiado, lo que implica que no hay un compromiso previo para las reuniones posteriores. En la actualidad, el consenso estima un nuevo recorte en diciembre, aunque se descuenta cierta probabilidad de que el BCE acelere hasta los 50 puntos básicos en dicha reunión. El flujo de datos macroeconómicos entrantes será crítico para poder reforzar o descartar esta posibilidad.
El pasado jueves, el IPC final de septiembre en la eurozona se revisó a la baja hasta el 1,7 % interanual y los detalles sugieren que la inflación subyacente de los servicios finalmente está disminuyendo. Del mismo modo, el Banco de Inglaterra también podría acelerar su ritmo de recortes, tras la reciente evolución de la inflación y las señales de moderación salarial.
En cambio, los datos publicados en Estados Unidos siguen dando margen a la Reserva Federal para ir más despacio, reduciendo el ritmo de bajada de tipos a 25 puntos básicos en noviembre y saltándose incluso alguna reunión más adelante. En efecto, las ventas minoristas de septiembre apuntan a que el crecimiento americano podría acelerarse en el tercer trimestre, hasta niveles cercanos al 3,5 % en tasa anualizada y con un fuerte efecto de arrastre para el cuarto trimestre. Además, estos datos refuerzan la visión de que el consumidor estadounidense sigue siendo un gran soporte para el crecimiento del país, ayudado por unos fundamentos que siguen siendo muy favorables en términos agregados.