Las bolsas continúan con su particular euforia en zona de máximos
Álvaro Manteca, responsable de estrategia de inversión de BBVA Banca Privada.

26/02/2024

La gran protagonista de la semana, sin duda alguna, fue la empresa Nvidia que, una vez más, superó ampliamente las expectativas del consenso y volvió a demostrar que se mantiene como el gran exponente mundial de la IA. La capitalización bursátil de Nvidia ha aumentado en más de 700.000 millones de dólares en lo que llevamos de 2024, lo que eleva su valoración a cerca de dos billones de dólares.

Así, las buenas noticias empresariales volvieron a impulsar a los índices bursátiles estadounidenses a nuevos máximos históricos, tras la pausa de la semana anterior. El índice S&P cerró cerca de los 5.100 puntos ya que, ahora mismo, nadie puede permitirse el lujo de perderse la fiesta de la IA. La parte negativa, por supuesto, es que la amplitud del movimiento se sigue limitando a un puñado de grandes compañías tecnológicas. La presión para que los gestores de fondos se sumen a la inercia alcista de los Siete Magníficos es cada vez mayor y la inutilidad de las posiciones cortas en este grupo de acciones ha llevado a que su meteórico repunte no haya venido acompañado de un aumento de las apuestas bajistas. De hecho, el porcentaje de acciones en préstamo de este grupo de compañías se limita al 1 % del total, sus niveles más bajos desde el año 2015. Mientras tanto, menos del 70 % de las acciones del mercado estadounidense cerraron con alzas la semana, aunque el S&P 500 cerró con subidas semanales del 1,7 %.

En Europa, el optimismo inversor se vio impulsado por unos mejores indicadores adelantados y las bolsas cerraron con subidas superiores al 2 % en promedio, mayores en los mercados de la periferia. El índice Eurostoxx 50 cerró marcando nuevos máximos desde el año 2001, mientras que el Stoxx 600 pudo por fin superar sus anteriores máximos históricos de enero de 2022. Los sectores de consumo discrecional, industrial y financiero se alzaron con el podio bursátil europeo, mientras que las empresas de consumo estable y energía mostraron debilidad en el cómputo semanal.

Mención especial merece el desempeño del mercado japonés, a pesar de haber permanecido cerrado por festivo en la sesión del viernes: después de casi 9.000 sesiones bursátiles, el índice Nikkei 225 consiguió superar sus anteriores máximos históricos, que se remontaban al mes de diciembre de 1989. En los últimos 12 meses, el índice japonés ha experimentado una revalorización del 44 %, gracias a la expectativa de que el país puede estar por fin saliendo de su espiral deflacionista y de las mejoras en el gobierno corporativo de sus empresas.

En el plano macroeconómico, la mayor incertidumbre sobre la inflación hace que las próximas cifras de precios generen mucha expectación. En este sentido, las cifras preliminares del IPC de febrero en la eurozona y el deflactor del consumo primado de enero en Estados Unidos, serán las citas fundamentales de la semana. También recibiremos los datos de ingresos y gastos personales de enero, que deberían mostrar una significativa fortaleza en los ingresos y una mayor estabilidad en los gastos, tras los excesos de consumo propios de la temporada navideña y un mal tiempo generalizado que mantuvo a la gente en sus casas. Mientras tanto, el ISM manufacturero se acercaría a la cota de los 50,0 puntos, después de pasar 15 meses consecutivos en territorio contractivo. En Europa, es probable que la inflación vuelva a dar lecturas positivas, tras la relativa sorpresa alcista del mes anterior. Todos los componentes, excluyendo la energía, deberían contribuir a esta desinflación general, y los servicios se desacelerarán por primera vez en tres meses. El BCE, sin embargo, seguirá insistiendo en que necesita más evidencia de moderación de los precios antes de iniciar su proceso de flexibilización monetaria.

Mientras tanto, tenemos a los índices bursátiles en máximos históricos y con una elevada sobrecompra técnica, que aumenta el riesgo de correcciones en el corto plazo. No obstante, es probable que dichas correcciones vuelvan a ser compradas por los inversores, en la medida en que no cambie la actual narrativa de aterrizaje económico suave y que se mantenga el auge inversor relacionado con la IA, algo que esperamos. Mantenemos, por lo tanto, nuestro posicionamiento favorable a los activos de renta fija y renta variable una semana más.

Un factor de riesgo adicional se sumará al escenario general en los próximos días: si los líderes demócratas y republicanos no pueden ponerse de acuerdo, el 1 de marzo comenzará un cierre parcial del gobierno estadounidense, que podría extenderse adicionalmente a partir del 8 de marzo. En este sentido, conviene recordar que la agencia Moody's, la única importante que todavía mantiene una calificación AAA para la deuda soberana americana, colocó a Estados Unidos bajo vigilancia crediticia negativa el otoño pasado, en parte debido a la intensa polarización política. Aunque un cierre de la administración podría tener un impacto negativo a corto plazo en la economía estadounidense, sería mucho más importante la pérdida del rating de Moody’s, que podría elevar el coste de financiación del Tesoro y frenar el crecimiento económico del país.