Un inicio de año desafiante
13/01/2025
El comienzo de 2025 ha dejado claro que las economías globales enfrentan un entorno lleno de contrastes y complejidades. Mientras algunos países muestran signos de resiliencia, otros luchan por recuperar el crecimiento y controlar las presiones inflacionistas. Este panorama divergente ofrece tanto oportunidades como riesgos significativos para los inversores y plantea preguntas cruciales sobre la dirección de la economía mundial.
En Estados Unidos, los datos económicos recientes han reforzado la narrativa de una economía robusta. El informe de empleo de diciembre superó ampliamente las expectativas, con la creación de 256.000 nuevos puestos de trabajo y una tasa de desempleo que bajó al 4,1 %. Estas cifras subrayan la fortaleza del mercado laboral, aunque también generan preocupación entre los inversores, quienes interpretan estos resultados como un obstáculo para un posible relajamiento en la política monetaria de la Reserva Federal.
El dólar continuó su tendencia al alza, impulsado por diferenciales de tipos de interés reales favorables frente a otras economías desarrolladas. Este fortalecimiento no solo refleja confianza en la economía estadounidense, sino también las expectativas de que la Reserva Federal mantendrá una postura restrictiva durante gran parte de 2025. Aunque se espera un único recorte de tasas en junio, este dependerá de la evolución de los datos, y las condiciones actuales no sugieren un cambio rápido hacia una política monetaria más flexible.
En el ámbito político, la administración Trump ha vuelto a generar incertidumbre. Las declaraciones sobre la implementación de aranceles generalizados, incluyendo productos críticos en las cadenas de suministro globales, han incrementado la volatilidad en los mercados globales. Además, Trump insinuó acciones unilaterales para reforzar la presencia económica de Estados Unidos en Canadá y otras regiones, lo que provocó críticas de aliados y competidores. En el ámbito energético, la administración ha priorizado la producción de petróleo y gas, una decisión que podría intensificar las tensiones con países más enfocados en la transición energética.
En Europa, el panorama económico sigue siendo menos alentador. La economía de la zona euro cerró 2024 con un crecimiento trimestral del 0,1 %, reflejando una desaceleración persistente en el sector manufacturero. Alemania, en particular, se enfrenta a caídas sostenidas en los pedidos industriales, aunque la producción registró un repunte ligero en noviembre.
En cuanto a la inflación, el índice general subió al 2,4 % interanual en diciembre, impulsado principalmente por un aumento en los precios energéticos. Sin embargo, la inflación subyacente se mantuvo estable en el 2,7 %. Este equilibrio entre inflación general y subyacente refuerza las expectativas de que el Banco Central Europeo continuará recortando tasas gradualmente a lo largo de 2025. La tasa de depósito podría llegar al 2,5 % en marzo, aunque cualquier movimiento posterior dependerá de la evolución de los datos económicos.
China, la segunda economía del mundo, enfrenta un entorno económico complicado. La inflación al consumidor fue apenas del 0,1 % interanual en diciembre, mientras que los precios al productor continuaron en terreno negativo, con una caída del 2,3 % interanual. Estos datos reflejan las presiones deflacionistas que afectan al gigante asiático, incluso cuando el banco central ha adoptado políticas monetarias más laxas para estimular la actividad.
El yuan también está bajo presión, depreciándose a niveles mínimos frente al dólar. Esto limita la capacidad del banco central para reducir los tipos de interés, ya que un yuan más débil podría intensificar las salidas de capital y socavar la confianza de los inversores. A pesar de estos desafíos, se estima que el PIB del cuarto trimestre podría crecer un 5,0 % interanual, impulsado por exportaciones moderadas y una ligera recuperación en la producción industrial.
Por último, Japón comenzó 2025 con un optimismo relativo, respaldado por un crecimiento económico impulsado por el consumo interno y un aumento salarial del 5 %, el más alto en tres décadas. Sin embargo, el Banco de Japón enfrenta un dilema en su política monetaria. Aunque se espera que eleve los tipos en marzo y octubre, las incertidumbres relacionadas con las políticas comerciales de Estados Unidos y las tensiones políticas internas podrían influir en sus decisiones.
El inicio de 2025 ha dejado claro que las economías globales enfrentan retos divergentes. Mientras Estados Unidos y Japón muestran resiliencia económica, Europa y China luchan por mantener el crecimiento y enfrentar presiones inflacionistas y deflacionistas, respectivamente. Para los inversores, el panorama global ofrece tanto riesgos como oportunidades. La clave para navegar en este entorno será mantener una perspectiva disciplinada, diversificar adecuadamente y monitorizar de cerca las tendencias económicas y políticas que podrían influir en los mercados en los próximos meses.