Existen varios tipos de préstamos. La principal diferencia entre ellos reside en la manera de calcular el importe de las cuotas que se deben pagar para devolver estos préstamos. Cada tipo de préstamo tiene su propia fórmula con la que se calculan las cuotas, los intereses y el importe total a devolver. El cálculo de amortización de préstamo no es más que una tabla que representa la evolución de nuestra deuda en el tiempo. En el sector financiero existen diferentes formas de devolver el dinero que una entidad bancaria presta a sus clientes, aunque en España el más común es el método francés, que consiste en que el cliente siempre pague la misma cuota mensual durante toda la vida del préstamo.
El préstamo francés es el más utilizado porque la fórmula que calcula sus cuotas mensuales consigue que durante toda la vida del préstamo se pague siempre la misma cuota, sin subidas ni bajadas, lo que evita incertidumbre e imprevistos. Sin embargo, en el caso de una hipoteca variable las cuotas pueden subir o bajar cada seis meses según se revise el índice de referencia (el más habitual es el euríbor).
Hay que tener en cuenta que al calcular la cuota del prestamo personal, esta será constante durante toda la vida del préstamo, ya incorpora el interés y el reembolso del capital. Lo único que variará será la proporción que paguemos de estos dos elementos: a medida que aumente el primero disminuirá el segundo, de manera que las cuotas sean siempre iguales. Como los primeros años el capital que hay que pagar es muy grande, los intereses también serán mayores. Por eso, lo normal es que comencemos pagando más proporción de intereses, y a medida que pase el tiempo y estos bajen, comencemos a amortizar el capital, aumentando la proporción de este en la relación.
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