Fiscalidad del leasing, todas las ventajas para las empresas

Para conocer al detalle la fiscalidad del leasing, primero hay que definir en qué consiste exactamente . En líneas generales, el leasing es una fórmula empleada habitualmente en el mundo empresarial para conseguir financiación y disponer de bienes como vehículos, maquinaria o equipos. En esta modalidad, se firma un contrato de arrendamiento con opción de compra con una entidad financiera, que es la que lo adquirió en primera instancia. Desde ese momento, se pagarán cuotas periódicas hasta que concluya el periodo estipulado en el contrato.

De esta forma, al finalizar el leasing el cliente puede, o bien comprar el bien pagando el valor residual, o bien no ejercitar la opción de compra y devolver el bien a la entidad financiera, o bien prorrogar el contrato de alquiler.

Estamos ante una fórmula de financiación muy empleada en el ámbito de la empresa, entre otras cosas porque ofrece interesantes ventajas fiscales para los negocios.

El leasing es una figura muy interesante por diferentes razones operativas y financieras, puesto que permite financiar el 100% de la inversión, elimina el riesgo comercial y financiero al ser adquirido el bien por el Banco, y aporta flexibilidad y rapidez para renovar los bienes empresariales.

En cuanto a la fiscalidad del leasing, las ventajas también son evidentes. El leasing permite duplicar la amortización fiscal del bien adquirido mediante esta fórmula, e incluso triplicarla en el caso de empresas de reducida dimensión. Esto supone que el plazo de amortización de este bien es mucho más breve. Y además, el leasing permite también diferir en su caso el pago del IVA que pueda corresponder a la adquisición del bien a través de las cuotas de alquiler, puesto que al no adquirirlo directamente, no tenemos que pagar el IVA correspondiente al importe total del bien al inicio, sino diferirlo en cuotas periódicas durante el tiempo que dure el contrato.

Para poder beneficiarse de las ventajas fiscales del leasing se han de cumplir los siguientes requisitos:

• Que los bienes adquiridos estén dedicados a la actividad empresarial del arrendatario.
• Que se incluya en el contrato una opción de compra al final del mismo.
• Que las cuotas correspondientes a la recuperación del coste se mantengan constantes o crecientes durante el contrato.
• Que el contrato tenga una duración de al menos diez años para bienes inmuebles y dos para bienes muebles.