Una moneda tras otra, la hucha siempre acaba llena. Y es que el secreto del ahorro se esconde precisamente ahí: en la constancia. Poco a poco y con esfuerzo, aquello que te ilusiona pero parecía imposible termina alcanzándose: comprar una casa, formar una familia, montar tu propio negocio, viajar al fin del mundo, etc. Practicar el ahorro puede convertir en realidad tus sueños y, aunque las personas sueñan en grande, conocer cómo ahorrar dinero con éxito significa saber que este consiste en realizar una sucesión de pequeños gestos diarios.
De manera muy simplificada, ahorrar no es más que gastar menos de lo que ganas. Así pues, sin trabajo o fuente de ingresos alternativa no hay opción de ahorro. Y, como un desafortunado traspiés bajando escalones, la ausencia de ahorro puede desequilibrar tu estilo de vida. Porque cuando no ahorras, quedas expuesto a imprevistos y, a la vez, tus posibilidades de crecimiento económico quedan anuladas, impidiendo, por tanto, que puedas adquirir los bienes y servicios de consumo que necesitas con la ventaja que da elegir el momento de compra más oportuno.
Justo acerca de las ventajas, el hábito del ahorro genera numerosos e importantes beneficios. En este artículo, encontrarás algunos de los más destacados y también podrás leer sobre las distintas formas de ahorrar aplicables en el día a día. Si quieres ahondar en esta útil herramienta para rentabilizar tu dinero, ¡sigue leyendo!
¿Qué es el ahorro de dinero?
Ya lo dice el refrán popular: “El que guarda siempre tiene”. Quizá por ello, el ahorro de dinero implica controlar su gasto y conservarlo de cara a un objetivo específico, ubicado más allá de las contingencias propias del día a día. Se trata de ser precavido y cuidadoso con el porvenir. Pese a que, por supuesto, las personas viven en el ahora, nunca deben perder de vista el futuro, puesto que disponer de un colchón económico puede aportarles una seguridad y tranquilidad salvadoras si surgen dificultades repentinas.
Asimismo, como se apuntaba previamente, el ahorro es básico para la consecución de muchos de tus proyectos vitales. De hecho, existen ciertas edades en las que practicar el ahorro resulta especialmente necesario como, por ejemplo, cuando las personas más jóvenes se independizan, al crear una familia, montar un negocio o en vísperas de la jubilación. En todos y cada uno de esos instantes, el ahorro contribuye a navegar la incertidumbre y superar los escollos y gastos extra que pueden aparecer a lo largo del camino.
¿Qué formas de ahorrar tienes a tu alcance?
Debido a la disciplina y continuidad que requiere, ahorrar jamás resulta sencillo. En la actualidad, se imparten cursos de educación financiera que persiguen concienciar de la relevancia del ahorro y suministran recomendaciones para que cualquier persona pueda poner en marcha su plan de ahorro. Cuando se habla de ahorro, ha de señalarse que este trasciende lo meramente individual.
Nada es tan cierto en el ahorro como que la unión hace la fuerza. Por eso, una de las formas de ahorrar dinero radica en compartir costumbres de ahorro con las personas que convives (familia, pareja, amistades…), trabajas y te relacionas socialmente, las cuales harán que los beneficios se multipliquen. Es esta la razón de que adoptar, por ejemplo, retos semanales o mensuales de ahorro de gastos superfluos o de materiales (luz, papel, bolígrafos…), si se trata de una oficina, revierta en resultados incluso superiores a los esperados.
Ahorrar constituye una tarea que debe ocupar y preocupar a toda la sociedad: desde la infancia a los mayores, pasando por las personas jóvenes y adultas. A este respecto, inculcar en los niños las diversas ventajas de practicar el ahorro coloca el foco sobre otro aspecto significativo: ahorrar no tiene por qué resultar aburrido. Aunque ciertamente el ahorro demanda sacrificio y repetición, hay maneras de transformarlo en un hábito divertido, como organizar juegos y desafíos que premien a quien ahorre más o llegue a un determinado objetivo.
La fijación de metas es otra forma de ahorrar imprescindible. Además, no vale una meta aleatoria, sino que tus objetivos de ahorro por fuerza han de ser medibles y realistas. No sirve de nada escoger unos objetivos inasumibles que luego no consigas cumplir y encima te produzcan sentimiento de culpabilidad. Todo lo contrario: ve modificando y perfeccionando tus metas de ahorro poco a poco y sé consciente de que no existe una única fórmula para el éxito. Debes encontrar la que a ti te funciona.
¿Por qué son útiles estas formas de ahorrar?
En previsión de una gran compra o gasto el día de mañana, para emergencias futuras, con el objeto de invertir, de cara a la jubilación… Las razones por las que comenzar a ahorrar pueden extenderse hasta lo infinito. Cada cual tiene las suyas. Sin embargo, los frutos del ahorro más comunes sí suelen coincidir de una persona a otra. Si aún no crees que ahorrar sea una buena idea, observa algunos de los beneficios que puede revertirte:
- El ahorro va dando forma a un remanente de dinero susceptible de ser destinado a aquello que elijas en base a tus gustos y preferencias personales: protección ante contratiempos, instrumentos de inversión, ocio, cultura y un inacabable repertorio de posibilidades.
- También incrementa tu patrimonio, lo que disminuye tus necesidades de endeudamiento y te abre las puertas de un futuro financiero plácido y confortable.
- Lógicamente, si gozas de mayor previsión y capacidad económica, tu nivel de estrés se ve reducido, algo que repercute a favor de tu salud física y mental. De este modo, vivirás mejor y podrás ocupar tus pensamientos en lo que de verdad te motiva y apasiona.
- Gracias al ahorro, aprendes a priorizar y suprimir todos aquellos gastos superfluos que nada te aportan. Si sabes con certeza cómo ahorrar dinero, tendrás bastante más fácil lograr tus metas y objetivos vitales.
- El medio ambiente sale ganando con tu ahorro, ya que si rebajas el volumen de gastos y desarrollas hábitos de consumo responsable, establecerás una relación más ética con la naturaleza al rebajar considerablemente la huella de carbono y la cantidad de residuos que tu actividad origina. Desplazarte andando, en bicicleta, patines o empleando el transporte público es un fantástico ejemplo de pauta de ahorro sostenible que cuida del planeta y de tu bolsillo.