Personal de medicina y enfermería, del cuerpo de bomberos, de la policía, militares, funcionariado, profesionales de las diferentes industrias, investigación, del sector servicios, banca, transportes, periodismo, moda, cultura, deportistas de élite… Hay tantos trabajos y, sin embargo, ninguno es igual a otro. Cada cual tiene sus características particulares, compuestas por necesidades, tareas y responsabilidades específicas.
Asimismo, el sueldo, o lo que es lo mismo, la contraprestación económica que alguien recibe periódicamente a cambio de realizar su actividad profesional, varía con cada empleo. Si bien a veces este no supone el único beneficio o recompensa que una persona asalariada recibe, puesto que el trabajo también puede arrojar incentivos en forma de reconocimiento, aprendizaje y autorrealización, sí es cierto que cuando llega la nómina a final de mes casi todo el mundo quisiera ganar un poquito más. Porque el sueldo juega un papel relevante en la vida, ya que te dota de un volumen de ingresos a partir del cual puedes adquirir aquellos bienes y servicios de consumo que precisas en cada momento.
El salario, como fuente principal de ingresos, condiciona la cuantía y distribución de tus gastos, es decir, ¿qué harás con tu dinero a corto y largo plazo? Si pretendes ahorrar y rentabilizarlo, o simplemente no deseas verte expuesto a posibles pagos imprevistos, es crucial que establezcas el modo en que vas a gestionarlo, asignando a cada partida un porcentaje de ese presupuesto del que dispones. En este artículo, podrás descubrir más acerca de las ventajas del ahorro y de una planificación de gastos. ¡No dejes de leer!
¿Qué haces con tu sueldo?
Vivienda, comida y ropa son tres necesidades vitales del día a día compartidas por todas las personas. De hecho, una parte significativa del sueldo suele destinarse a satisfacer estas demandas universales y otras que permiten disfrutar de una mayor calidad de vida. No obstante, en la actualidad también existe un gran número de necesidades que resultan superfluas y a menudo responden a la influencia que poseen la publicidad y las tendencias de moda.
En cualquier caso, el control del gasto constituye el sistema más eficaz para no dejarse arrastrar a compras poco meditadas que puedan terminar comprometiendo, y poniendo en riesgo, la situación económica personal.
A la hora de planificar tus finanzas, todo empieza por no gastar más de lo que ingresas. Si fijas ahí el tope de tus gastos, nunca incurrirás en déficit. Pero, además, resulta absolutamente recomendable no solo designar qué cantidades dedicarás a facetas de la vida tan indispensables como la vivienda, la alimentación, la salud o el ocio, sino practicar el ahorro como si de un gasto más se tratara. Más allá de poder designar para el ahorro una cantidad de dinero concreta, ya sea grande o pequeña, coger el hábito de ahorrar es la auténtica clave del éxito. Y es que solo a través de la constancia llegarás a cumplir tus objetivos de ahorro.
¿Por qué es importante ahorrar dinero?
Que es importante ahorrar dinero, está claro. ¿El motivo? Permite a las personas generar un colchón económico de seguridad al que poder recurrir en momentos de adversidad y necesidades de gasto repentinas. Asimismo, contar con ahorros te otorga tranquilidad y rebaja tu nivel de estrés, lo que siempre revierte en mayor bienestar físico y mental. Si ahorras y dejas atrás la incertidumbre de vivir al día, también ganarás en libertad y podrás centrarte más en aquello que tú eliges y realmente te satisface.
Gracias a ser constante en los esfuerzos de ahorro, el dinero de tu salario ya no servirá solo para dar cobertura a tus necesidades, sino que poco a poco se irá creando un remanente acumulado que podrás invertir y así lograr una mayor rentabilidad. A su vez, practicar el ahorro resulta muy útil para hacer realidad tus sueños y proyectos personales, como montar tu propio negocio, comprar casa o viajar a la otra punta del mundo, por citar tres ejemplos.
Salario y un plan de gastos, ¿cómo organizas tus gastos del mes?
Suministros como el agua, gas, Internet y la luz, compra de productos de alimentación e higiene, medicinas, ropa y calzado, costes de desplazamiento, educación, ocio, vacaciones, etc. Elaborar un plan mensual, con el que mantener tus gastos organizados, es una manera muy buena de evitar que las necesidades económicas propias de la rutina cotidiana desborden la capacidad de tu salario. Y, en este sentido, lo primero que debes hacer es identificar y medir tus gastos, y ver a cuánto ascienden, porque no podrás modificar nada si antes no sabes qué importe te está costando.
El hecho de analizar tus gastos también te permitirá evaluarlos y observar cuáles no te aportan más que quebraderos de cabeza y, por tanto, puedes prescindir de ellos. Por supuesto, tu plan mensual ha de estar siempre vivo, es decir, requiere de constantes actualizaciones y modificaciones con las que mantener tus gastos bien organizados y al día. Así pues, chequéalo con periodicidad e introduce ajustes cuando sea preciso.