La biometría se basa en esos valores únicos e intransferibles que tiene cada persona. Hablamos de, por ejemplo, la huella dactilar, el rostro o el iris. Datos llamados biométricos cuyo uso es cada vez más común. No es extraño, por ejemplo, poder desbloquear el móvil o confirmar un pago online usando uno de nuestros dedos. También, en algunos casos, puede optarse por el reconocimiento facial o, incluso, el iris. En todos ellos, su aplicación se debe especialmente a un motivo: la seguridad.
También ayudan a generar una mejor experiencia al usuario. Hasta su llegada, lo habitual era usar contraseñas alfanuméricas complicadas de recordar (y fáciles de hackear). Hoy en día, y gracias a la biometría, basta con situar la huella dactilar en un lector circular o mostrar nuestro rostro ante una cámara. Sencillo, cómodo… y complicado de vulnerar. Estamos, por tanto, ante una tecnología asentada en el presente y que, sin duda, marcará el futuro de la seguridad.
Banca y biometría
El mundo de la banca fue de los primeros en sumarse al uso de la biometría. Desde BBVA, y teniendo en cuenta que la seguridad es una de nuestras prioridades, la implantamos hace tiempo con el fin de ofrecer el mejor servicio posible a nuestros clientes.
Dimos un primer paso incluyendo la identificación por iris en la realización de pagos online. A esto le siguió el servicio Alta Inmediata, que permite al cliente abrir una cuenta mediante reconocimiento facial (más en concreto, a través de un simple selfie) o validar el pago de sus compras por Internet.
Todos estos ejemplos reflejan que BBVA está a la vanguardia en cuanto a opciones para implantar con éxito la SCA (o doble autenticación) que aterriza de la mano de la normativa PSD2.
En ella, este sistema de autenticación ‘más humano’ será de vital importancia ya que, en cada transacción, no será suficiente con incluir la ya mencionada contraseña sino que serán necesarios 2 o 3 factores de entre estas categorías: algo que el cliente sabe (por ejemplo, una contraseña), algo que el cliente tiene (por ejemplo, el móvil) y algo que el cliente es (por ejemplo, la huella dactilar o el rostro).
¿Cómo activo el reconocimiento de huella en la app del BBVA?
Activar el reconocimiento de huella en la app de BBVA es muy sencillo. Solo tienes que registrar dicha huella en el dispositivo y, tras ello, configurar la aplicación para que esta sea tu herramienta de validación. Por último, solo debes validarla cada vez que quieras acceder a tu cuenta online. Un procedimiento similar al que debes aplicar si, en lugar de esta, optas por el reconocimiento facial.
Ambas opciones te garantizan la máxima tranquilidad posible ya que no existen ni dos huellas ni dos caras iguales.