01/06/2021
El escenario macroeconómico está marcado por constantes fluctuaciones y grandes cambios en su comportamiento. Hay muchos conceptos relacionados con las finanzas que se ven afectados directamente por estas fluctuaciones. Por ejemplo, si hablamos de la palabra liquidez, a priori, lo podemos considerar un concepto positivo tanto en el ámbito doméstico como en el empresarial, que nos ayuda a pagar las deudas y a tener un mayor margen de previsión con respecto a los imprevistos que surjan.
Sin embargo, llevando al extremo este concepto, a un escenario en el que las personas conservasen todo su dinero antes que invertirlo, se generaría una situación no tan positiva para la economía ni los mercados, que podemos denominar “trampa de liquidez”.
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¿Cuándo se produce la trampa de la liquidez?
El concepto de “trampa de la liquidez” fue descrito por Keynes como la situación donde la política monetaria no consigue estimular ni la inversión ni el consumo. Esto se produce cuando los bancos centrales, ya sean el Banco Central Europeo (BCE) o la Reserva Federal o cualquier otro, colocan el tipo de interés (precio del dinero), prácticamente al 0%, y aun así, los agentes retienen el dinero, no lo invierten. ¿Qué implica esto? Que la curva de demanda de dinero se vuelve prácticamente plana y elástica (dependiente) del tipo de interés. Estas situaciones se producen en crisis y depresiones económicas, como ocurrió en la Gran Depresión en EE.UU., a partir del crack del 29.
El sistema económico actual está construido mediante la relación entre activos no líquidos (deuda en forma de bonos) y el propio dinero en efectivo. Normalmente, esta deuda genera unos intereses positivos que favorecen la inversión. El problema es que si los tipos de interés se mantienen cerca del 0%, ambos tienen un valor equivalente y el ciclo económico se para. Los consumidores no invierten, porque deciden esperar al futuro para que el interés suba y así poder invertir con más beneficio.
¿Cómo salir de la trampa de la liquidez?
El propio Keynes dio la receta para salir de una trampa de la liquidez: políticas de economía expansiva para tratar de estimular la demanda y el consumo. El New Deal de Roosevelt es un buen ejemplo de este tipo de políticas, que comprenden varios aspectos, tanto fiscales como monetarios:
- Políticas Fiscales: se trata de estimular la demanda mediante una política expansiva. El gasto público aumenta, con el fin de aumentar el PIB y el empleo. Al mismo tiempo, el Gobierno baja los impuestos y se produce lo denominado como déficit fiscal. Al bajar los impuestos, aumenta la renta disponible de los ciudadanos y se incentiva el consumo y la demanda. Todo ello generaría empleo, aumentaría los sueldos y en última instancia, subiría los precios, creando inflación.
Además, las autoridades invierten para aumentar el gasto público. Los Estados se endeudan para invertir en servicios públicos (educación, sanidad), ayudar a trabajadores o simplemente, endeudarse a largo plazo para cuadrar el agujero dejado por la bajada fiscal. Esta opción también provoca inflación (más renta disponible, más consumo, más precios).
¿Cuál es el principal problema de esta política para evitar una trampa de liquidez? Esta medida es difícil de aplicar en lugares donde la deuda pública está a un nivel muy elevado. En estos lugares con déficit público, la implementación de estas políticas puede producir niveles de endeudamiento extremo, difíciles de aceptar para cualquier administración.
- Inflación: los bancos centrales trabajan para estabilizar la inflación en torno al 2%. Esto se consigue subiendo los precios cada año y realizando medidas que promuevan el consumo. Por ejemplo, se puede imprimir más billetes y de esa manera, provocar directamente esa subida de precios.
- Adquisición de bonos y activos financieros por los bancos centrales: una táctica que está usando el BCE (Banco Central Europeo) en la crisis del coronavirus, es la compra de bonos de emergencia para ayudar a mantener baratos los costes de los préstamos, fomentando así la confianza entre los inversores privados.
El objetivo de todas estas medidas es estimular el consumo hacia el sector privado. A partir de ahí, una vez se cree demanda, el consumo crece, el precio del dinero sube y los consumidores privados invertirán con ganas. Al haber una situación de inflación controlada, preferirán comprar ahora, ya que en el futuro los productos y préstamos resultarán más caros. El poder adquisitivo se reduce, pero la reactivación del consumo vuelve a colocar la economía en una situación de crecimiento.