El símil con la salud es perfectamente aplicable a la situación económica de cualquiera: de un hogar, de una empresa o de un Estado. Hablando de dinero, un buen equilibrio de gastos e ingresos en tu día a día te hará gozar de una salud económica que te permita desenvolverte con holgura y sin estrecheces. Ahora bien, ¿cómo mejorar tu salud financiera personal?
La salud financiera personal es la forma en que podemos referirnos al estado económico de cada uno. Conoce en este artículo algunas recetas para fortalecer tu salud en el día a día.
La salud financiera
Al igual que sucede con la salud humana, la salud financiera es fruto de un estilo de vida saludable. Esto, traducido a aspectos puramente económicos, se trata en definitiva de no gastar más de lo que se ingresa e ir ahorrando. En otras palabras: una buena salud en términos económicos se consigue cuando los ingresos mensuales son suficientes para satisfacer las necesidades básicas, acarrear con posibles compromisos de deuda o ahorro y, sobre todo, garantizar un futuro económico estable. En este sentido, por ejemplo, la extendida regla de oro del 50-30-20 es una buena opción para vertebrar ingresos y gastos.
La regla del 50-30-20 aconseja dividir los ingresos en tres tipos de gastos diferentes: la mitad de los ingresos, esto es el 50 %, ha de estar destinada a cubrir necesidades básicas; un 30 % de los gastos debe ir a parar a aquello útil o atractivo, pero no imprescindible, y un 20 % de los ingresos se debe ahorrar, en el mejor de los casos, en una cuenta aparte que genere una rentabilidad adicional. Este control de la economía garantiza un buen manejo de los ingresos y, además, permite a la larga crear un colchón para sufragar gastos repentinos o imprevistos. Para poder confeccionar un plan 50-30-20, has de fijarte por tanto en qué ingresas, qué gastas y qué puedes ahorrar.
El plan de ahorro
Al igual que cuidamos nuestra salud de manera preventiva, lo mismo se puede hacer con la salud financiera. En este caso, no obstante, no tomamos píldoras ni reconstituyentes, ni tampoco pasamos horas en el gimnasio: simplemente ahorramos. Una de las recomendaciones más habituales es que el ahorro ascienda a aproximadamente un 20 % de los ingresos, de este modo, será la herramienta mediante la cual podrás afrontar el día de mañana con holgura. Del dinero ahorrado se podrán pagar imprevistos, averías o gastos repentinos sin que estos trastoquen notablemente el día a día.
¿Dónde ahorrar? Sin duda, existen diferentes partidas para ello.
- Controlando los gastos: aquello que ingreses y no gastes, podrás apartarlo.
- Gestionando extras: exprime al máximo cada paga extra o dinero que te venga de más.
- Ahorrando sistemáticamente.
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