La rentabilidad de los productos de ahorro
La rentabilidad de un producto financiero es la relación entre la inversión realizada y el beneficio obtenido a partir de la misma. Generalmente se expresa en términos porcentuales. Por ejemplo, una inversión que nos devuelve 110 cuando hemos aportado 100, habrá ofrecido una rentabilidad del 10%. En el caso de los productos de ahorro, como las cuentas de ahorro o los depósitos a plazo fijo, la rentabilidad equivale al interés que recibe el cliente que presta su dinero al banco mediante estos productos.
A la hora de seleccionar un banco para abrir una cuenta de ahorro o un depósito a plazo fijo, es fácil darse cuenta de que los intereses que ofrecen varían entre uno y otro. Los intereses de estos productos están muy directamente ligados al precio oficial del dinero, es decir, a la política monetaria del Banco Central (El BCE en la Eurozona), pero también de las circunstancias de mercado y de las necesidades de financiación de las entidades.
Normalmente, el tipo de interés de estos productos es fijo y conocido de antemano. Sin embargo, también existen los depósitos combinados, con tipos de interés variables vinculados a la evolución de determinados activos. También existe la modalidad de remunerar una parte a tipo fijo y otra a tipo variable.
Por supuesto, si tu objetivo es ahorrar, tiene sentido que busques una cuenta o un depósito que ofrezca una mayor rentabilidad, pero siempre valorando los riesgos en los que puedes a incurrir.
El riesgo de los productos de ahorro
Como hemos comentado antes, el riesgo de los productos de inversión es directamente proporcional a la rentabilidad que ofrezcan. Si bien es verdad que las cuentas de ahorro y los depósitos a plazo fijo son dos de los productos más seguros y de menor riesgo del mercado, existe una pequeña diferencia entre los productos que ofrecen los distintos bancos.
En general, si un banco tienes especiales de captar recursos, buscará incentivar a los mismos ofreciendo un tipo de interés mayor. Que un banco ofrezca productos de ahorro con una rentabilidad mucho mayor que la rentabilidad media que ofrecen otros bancos, puede ser una señal de falta de solvencia, lo que en principio puede estar asociado a un mayor riesgo para la inversión.
Sin embargo, a principios de la presente década se aprobó el Real Decreto-ley 16/2011, de 14 de octubre, mediante el cual se creó el Fondo de Garantía de Depósitos, que tiene por objeto garantizar los depósitos y otros instrumentos financieros constituidos en entidades de crédito, como cuentas corrientes, hasta un valor de 100.000 € euros por titular y entidad. Esto quiere decir que, en caso de que una entidad no pudiese hacer frente a sus compromisos, puedes recuperar tu inversión a través del FGD. Por tanto, el riesgo del producto de ahorro en función de la solvencia del banco toma un papel de menor importancia en tu decisión a la hora de ahorrar.
Las condiciones de los productos de ahorro
Otros factores que debes tener en cuenta a la hora de seleccionar un banco para ahorrar son las condiciones del contrato que ofrezca cada banco. En función del banco en el que contrates el producto de ahorro, puedes encontrar diferencias respecto a:
- Plazo: en el caso de los depósitos el plazo puede ser corto o largo, lo que afecta a la disponibilidad del dinero ahorrado. Las cuentas de ahorro, por el contrario, se pueden cancelar en cualquier momento.
- Disponibilidad del dinero: como hemos comentado, en los depósitos no se puede acceder al dinero ahorrado hasta que venza el plazo del contrato, aunque en ciertos casos sí es posible disponer del capital pagando una penalización sobre los intereses a percibir. Esta penalización también varía en función del tipo de producto y del banco con el que se contrata.
- Inversión mínima: algunos bancos también requieren una inversión mínima para poder contratar el producto.
- Comisiones: ciertas entidades de crédito cobran comisiones de apertura, de administración o de mantenimiento.