Rentabiliza tu dinero
Fondos de inversión
Los fondos de inversión se componen de un patrimonio surgido de las aportaciones de un número variable de inversores. Es gestionado por una gestora que se encarga de invertir las aportaciones de esos partícipes, ya sea en activos de renta fija, variable, etc. Cada uno de los inversores es propietario de una proporción del fondo en función de su aportación. Hay 2 tipos (en base a su inversión):
- Inmobiliarios (inmuebles para su explotación y alquiler).
- Mobiliarios (activos financieros): los más importantes son:
Fondos de inversión de renta fija
Se caracterizan por realizar la mayor parte de su inversión en activos de renta fija, los cuales suponen un menor riesgo (influye el periodo de vencimiento) a costa de unos beneficios más bajos. Esto les hace perfectos para inversores más conservadores, los cuales nos quieren correr mucho peligro con sus inversiones ni obtener unos rendimientos altos de ellas.
Fondos de inversión de renta variable
Al contrario que los de renta fija, tienen un riesgo mucho más alto ofreciendo, eso sí, unos beneficios mucho mayores aunque no asegurados (dependen de factores cambiantes). Por eso se deciden por este producto de inversión los perfiles más decididos, es decir, los que están dispuestos a asumir ese ‘riesgo’ en aras de obtener una cuantía más elevada de dividendos gracias a sus, por ejemplo, acciones.
Fondos de inversión mixtos
Si aún no se tiene claro qué producto de inversión es el más adecuado, hay que valorar una tercera opción más equitativa. Se compone de características propias de los dos anteriores, fijo y variable, y es el porcentaje de cada uno lo que dirime el riesgo y los beneficios que se van obtener. Esto hace que sea perfecto para los perfiles moderados, los cuales prefieren diversificar su cartera en lugar de conformarse con unos pequeños ingresos extra o con perder su dinero. Los principales productos son las participaciones preferentes y las obligaciones y bonos convertibles.
Productos derivados
Son productos cuyo valor depende de la evolución de otros, llamados activos subyacentes y que pueden ir desde una acción hasta una divisa o un tipo de interés. Esto les hace ser de alto riesgo para el que apueste por ellos al no depender de sí mismo y su evolución. Los principales ejemplos son los futuros, las opciones, los warrants, los certificados, el contrato compra-venta de opciones y el CFD.
Productos estructurados
Un producto estructurado se genera con la unión de dos o más productos financieros en una sola estructura. El procedimiento normal es unir un producto de renta fija con uno o más de renta variable. Son productos de inversión que conllevan un elevado riesgo, por lo que son aconsejables para inversores con un perfil más decidido.
Planes de Pensiones
El plan de pensiones es un producto de inversión a largo plazo que permite al usuario generar un ahorro a disponer tras su jubilación. Se basa en aportaciones periódicas o puntuales (nunca superiores a 1.500 € anuales) que el gestor invierte en base a unos criterios de rentabilidad y riesgo (establecidos previamente en su política) cuyo rescate se puede realizar en forma de renta, capital o en una combinación de ambas dependiendo de lo establecido en el plan.
Estos, al ser un producto de rentabilidad variable, implican un nivel de riesgo que puede acarrear pérdidas en caso de que se produzca un escenario negativo. Esto hace que, salvo si se opta por los planes garantizados, la inversión inicial que se realice no esté garantizada y que la rentabilidad dependa de la evolución de los activos que lo componen.
Por otro lado, nos proporcionan una condiciones fiscales favorables para el participante al reducir la base imponible del IRPF en la declaración de la renta.
Como ocurría con los fondos, existen varios tipos según:
Su política de inversión
Las inversiones se van realizando en base a características del plan contratado. Los más frecuentes son:
- Renta fija, con activos de riesgo bajo y, por ello, una menor rentabilidad.
- Renta variable, con activos de riesgo alto y, por ello, de mayor rentabilidad (no asegurada).
- Renta mixta, mezcla de las dos opciones anteriores, su riesgo y rentabilidad vienen definidos por el porcentaje de cada una (fija y variable).
- Garantizados, de carácter muy conservador, garantiza al titular el 100 % del dinero invertido, siempre y cuando mantenga el plan hasta su vencimiento.
El promotor
El promotor es la entidad que crea el plan a favor de un colectivo concreto. Puede ser una sociedad, empresa, corporación, sindicato o colectivo, en base a lo cual, existen 3 tipos:
- Individuales, promovidos por las entidades financieras y cuyos partícipes y beneficiarios son personas físicas.
- Asociados, promovidos por sindicatos, asociaciones o gremios y cuyos partícipes y beneficiarios son sus propios miembros o afiliados.
- De empleo, o planes de pensiones de empresas y corporaciones cuyos partícipes y beneficiarios son únicamente sus empleados. Las aportaciones las puede realizar tanto el promotor como los propios partícipes
Las aportaciones
Estos productos de ahorro se nutren, como hemos comentado previamente, de las aportaciones que realiza el partícipe (en el caso de los individuales y asociados) y la empresa (en los de empleo), no pudiendo superar los 1.500 € anuales en ambos casos (en régimen general). Cuentan además de una gran ventaja fiscal para el inversor al ayudar a reducir su base imponible general del IRPF en la declaración de la renta (con un límite máximo de 1.500 €).
Cobro de las prestaciones
Los derechos consolidados de un plan de pensiones solo se pueden cobrar en los siguientes supuestos y siempre que estén previstos en las especificaciones del plan de pensiones:
- Jubilación.
- Incapacidad.
- Dependencia severa y gran dependencia.
- Fallecimiento.
Existen supuestos que permiten el cobro de la prestación (siempre aplicando los términos de la legislación vigente y, también, el reglamento especificado en el propio plan):
- Desempleo.
- Enfermedad grave.
- Si la inversión tiene más 10 años de antigüedad (disponible a partir del 1 de enero de 2025).
Este cobro de la prestación se puede realizar en forma de capital (un pago único), de renta periódica (mensualmente, por ejemplo) o de forma mixta, es decir, combinando las 2 anteriores. En cualquier de los casos, el rescate debe adaptarse a las especificaciones del plan (documento que detalla su funcionamiento y las condiciones que le son de aplicación). En cualquiera de los casos, tributan como rendimientos de trabajo (en los términos y con las limitaciones de la normativa aplicable).
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