Rentabiliza tu dinero
Un claro ejemplo de renta variable son las acciones. Cuando el inversor compra acciones adquiere una serie de derechos entre los que se encuentra el cobro de dividendos. Si la empresa obtiene beneficios durante el ejercicio, y siempre que lo decida en la junta general, podrá repartir dichos beneficios entre sus accionistas, en forma de dividendo. Además de este derecho, el accionista adquiere otros como el derecho de voto, derecho de información…
A muy largo plazo, la renta variable es el único activo que consigue batir a la inflación. Esto ocurre porque a largo plazo existe una alta correlación entre renta variable y crecimiento económico de un país, si bien, en el corto y medio plazo, es posible sufrir volatilidades que afecten al comportamiento de la inversión.
¿Cómo puede invertir el pequeño ahorrador en renta variable?
A la hora de invertir en bolsa, los inversores no pueden operar de manera directa, sino que deben hacerlo a través de intermediarios financieros, que se encargan de ejecutar las órdenes de compra y venta que sus clientes les dan.
Todas las transacciones que se realizan en la bolsa, cuentan con la supervisión de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, que vela por la transparencia y la correcta formación de precios, así como por la protección de los inversores.
Otra forma bastante habitual de acceder al mercado de renta variable es a través de los fondos de inversión. Los fondos son instrumentos de ahorro que reúnen a un gran número de inversores que invierten su dinero mientras la entidad gestora se ocupa de invertirlo en distintos activos como pueden ser las acciones. De esta manera, los partícipes de un fondo de inversión buscan rentabilizar su inversión, al mismo tiempo que buscan seguridad, liquidez y gestión profesionalizada invirtiendo en el mercado de valores.
Por tanto, a la hora de invertir en renta variable lo más recomendable es acudir a la entidad bancaria o a un asesor profesional, con capacidad para ofrecerte una solución a medida en función de tu perfil y tus objetivos particulares de inversión.
En todo momento, el inversor debe ser consciente de que, a diferencia de la renta fija, donde el riesgo es menor y la rentabilidad suele ser menor, la renta variable puede estar sujeta a grandes variaciones del mercado, lo cual supone un mayor riesgo. Sin embargo a la hora de necesitar recuperar la inversión, será más rápido recuperar la inversión en acciones y participaciones, puesto que la liquidez de estos instrumentos es mayor que la liquidez asociada a instrumentos de renta fija.
Para un inversor que se inicia en el mundo de la renta variable, estos son los pasos a seguir:
1. Debemos plantearnos entrar en renta variable preferiblemente en periodos largos (3 años o más).
2. Elegir activos de renta variable global, es decir, no referenciados a una sola Bolsa, sector o estilo de inversión sino a varias. Esto nos permite diversificar tener una mayor diversificación por tipo de activo.
3. Es preferible invertir en renta variable mediante aportaciones periódicas (p.ej. mes a mes) frente a la inversión en momentos puntuales. Esto nos permite ganar diversificación en el tiempo.
4. Confiar en la ayuda de un asesor financiero que nos ayude a seleccionar qué fondo o fondos de renta variable nos convienen, así como a seguir nuestra inversión.