Europa apuesta por la economía circular. Se trata de un modelo de desarrollo en el que los hábitos de consumo se rigen por criterios de sostenibilidad y la sociedad, en su conjunto, contribuye activamente al reaprovechamiento de los recursos naturales explotados. En definitiva, no solo debe consumirse menos, sino que ha de hacerse con mayor eficiencia. Para avanzar hacia esta nueva manera de interactuar con los desechos que a diario genera la actividad humana, es preciso adoptar técnicas de reciclaje.
El plástico, por desgracia, se ha convertido en uno de los residuos más contaminantes para el medio ambiente. Dos razones explican su peligrosidad: por un lado, obtenidos a partir de derivados del petróleo y gas natural, los residuos plásticos no son biodegradables, por lo que necesitan cientos de años para desaparecer del ecosistema y reintegrarse en el ciclo natural; por otro, hoy en día existe sobreabundancia de plásticos, algo que intensifica sus efectos negativos sobre la naturaleza.
Los plásticos de un solo uso, prohibidos en Europa a partir de 2021
Respecto al exceso de plásticos actual, es consecuencia directa de una producción desmedida, durante décadas, de objetos y artículos elaborados con este material (que resulta económico, ligero y duradero en el tiempo). Pero los tiempos del plástico de usar y tirar tocan a su fin. El Parlamento Europeo ha prohibido su distribución a partir de 2021.
Reciclar adquiere, en estos momentos, más relevancia que nunca. En España, según datos de Eurostat, apenas un tercio (el 33%) de la basura producida es reciclada, cifra que se encuentra 10 puntos por debajo de la media europea. Esto significa que todavía hay un gran volumen de plásticos que terminan arrojados a vertederos o incinerados, con los terribles daños que esas acciones acarrean para el ecosistema.
Sin duda, aún queda mucho por hacer en materia de reciclaje. Sigue leyendo para descubrir cómo se lleva a cabo el proceso de reciclar plástico y de qué manera puedes ayudar a la protección del medio ambiente si separas correctamente la basura.
¿En qué consiste el proceso de reciclar plástico?
Dentro de las plantas de tratamiento, personal cualificado lleva a cabo los distintos procesos que permiten el reciclaje del plástico. En un primer momento, en función del tamaño, color (lo que luego permitirá un menor uso de colorantes) y tipo de plástico, se realiza un triaje de estos residuos. También se saca de la cadena de reciclaje aquellos elementos no aptos para ser reutilizados; por ejemplo, determinados envoltorios y el uso de demasiada tinta sobre el plástico vuelven imposible su reciclado.
Seguidamente, los desechos plásticos que siguen adelante son triturados mediante cuchillas giratorias, que los desmenuzan. Se ven sometidos, a continuación, a una fase de limpieza en lavaderos industriales, donde el agua es movida por aspas, y a un posterior centrifugado, durante el que se eliminan por completo esas impurezas que pudieran permanecer adheridas al material.
Después de haberlo triturado, lavado y secado, el plástico es guardado en un silo. Allí se mezcla hasta que adquiere una textura y tonalidad homogéneas. Las dos últimas etapas son el extrusionado y el granceado. A través del empleo de presión y altas temperaturas, se confiere al plástico reciclado forma de hilos o monofilamentos. También se le añaden aditivos, como el color.
Finalmente, dichos hilos de plástico reciclado se enfrían en bañeras y luego son cortados. Así se obtiene la granza (o producto resultado de reciclar plásticos usados), que se envasa y queda lista para el nuevo uso que quiera dársele. A nivel visual, la granza de plástico de recuperación suele tener forma de finos ‘macarrones’ troceados.
Separar los residuos, clave para reciclar plástico
El reciclaje involucra a toda la sociedad. Las plantas de tratamiento únicamente pueden realizar su función al 100%, si los desechos que llegan a ellas lo hacen cribados y correctamente separados. Todo empieza en las viviendas y edificios cuando, en el instante de tirar la basura, esta se deposita en el contenedor de reciclaje pertinente.
Constituye la primera fase del reciclado; también en el caso del plástico. Los colores de los contenedores de reciclaje te indican qué tipo de residuos has de introducir dentro:
- Contenedor amarillo: envases de plástico, latas de conservas, cartones de leche, etc.
- Contenedor verde: vidrio.
- Contenedor marrón: restos orgánicos de origen animal y vegetal.
- Contenedor azul: papel y cartón.
- Contenedor naranja: aceite de cocinar usado.
- Contenedor rojo: residuos sanitarios.
- Contenedor blanco: fármacos fuera de fecha.
- Punto limpio: recuerda que has de depositar en tu punto limpio más cercano los desechos (bombillas, electrodomésticos, mobiliario, etc.) peligrosos para el medio ambiente que no corresponda arrojar en ninguno de los contenedores anteriores.
Si bien estos son los colores habituales que tienen los contenedores en nuestro país, existen casos puntuales en los que pueden variar ligeramente (según la comunidad)
Bolsas reciclables: ¿sabes en qué contenedor se depositan?
No olvides que la mayoría de las bolsas de plástico de un solo uso que te entregan en los comercios están fabricadas con polietileno (PE), una modalidad de plástico flexible, transparente (según su grosor) y susceptible de ser reciclado. Además, el polietileno goza de una gran resistencia a la acción de agentes químicos y a los impactos que pueda recibir.
Como se ha indicado previamente, depositar los residuos en su contenedor de reciclaje correspondiente es la base de un proceso de reciclado exitoso. En el caso de las bolsas reciclables de plástico, has de arrojarlas al contenedor amarillo junto con los envases, las latas metálicas, los cartones de leche y el papel de aluminio o transparente con el que envuelves alimentos.
Una vez en la planta de tratamiento, estos residuos son procesados de cara a obtener, a partir de ellos, material con el que fabricar nuevos objetos de plástico. El reciclado de bolsas de plásticos hace posible la creación de nuevas bolsas reciclables y de diversos tipos de envoltorios.