Parece algo simple y, en ocasiones, fácil de hacer… pero no lo es tanto. Es más: suele ocurrir que, llegado el momento de la verdad, ese en el que se tiene que aportar el nombre que se le quiere poner a la empresa (en medio de una lluvia de ideas)… ¡no se venga ni uno a la cabeza!
Y es que, como se ha dicho, elegirlo, y que sea el adecuado, no es algo que se haga en unas horas o días… a veces ni en una semana. Es un proceso que, más veces de las que se piensa, llega a durar un mes (o varios), al tenerse que dar, tal y como se explica en este artículo, una serie de “pasos previos” y de valorar una serie de condicionantes.
¿Quieres saber más sobre la manera de obtener el nombre para una empresa? Entonces… ¡no dejes de leer!
¿Estás pensando en emprender?
¿Cuál es el proceso a seguir para elegir el nombre de una empresa?
Si bien es cierto que no existe una fórmula mágica que ayude a ponerle el nombre perfecto a una empresa (ya sea, por ejemplo, una tienda de ropa, una agencia de viajes o una marca de servicios de limpieza), sí que hay una serie de pautas que, de seguirse, permiten acercarse a él.
¿Cómo poner el nombre a una empresa?
En primer lugar, hay que precisar la identidad de la marca, en concreto, hay que conocer y entender los aspectos que, de una u otra forma, la definen (como, por ejemplo, la visión que se tiene de ella, y que se quiere que perciba el público, o sus valores).
En segundo lugar, al elegir un nombre para una empresa se tiene que trabajar el ‘cómo será’, sin pasar por alto, al hacerlo, estas características que os explicamos a continuación:
- Descriptivo: es importante que el nombre que se le ponga a la empresa de algo de información sobre el producto o servicios que brinda (aunque sea una pequeña pincelada).
- Corto: hay que tener en cuenta que elegir un nombre que no sea largo, para la empresa, hará que se recuerde más fácilmente. Este puede ser, por ejemplo, unas siglas (como BBVA), un apellido (como Ford), números (como el turrón 1880) o letras (el modelo de coche MII).
- Fácil de decir: otra de las características a valorar al poner el nombre de una empresa es que este sea sencillo de pronunciar. Si no lo es, con el tiempo, se terminará olvidando.
- Sin dobles sentidos: hay que intentar, por todos los medios, que el nombre de la empresa que se escoja, ya de inicio, no tenga un “doble significado” (aunque sea en otros idiomas), ya que, como le ha ocurrido a algunas marcas, pueden generar malentendidos que la perjudiquen.
- Evocador: hay que elegir, entre las ideas que se tengan para el nombre de una empresa, una que sea evocadora, es decir, que “toque la fibra” del consumidor, eso sí, de forma positiva.
- Original y único: es obvio, aunque conviene indicarlo: el cliente no valora a las empresas que, al elegir su nombre, optan por uno que se parezca al de otra compañía que ya existe. Además, es importante que se distinga a cada empresa por sí misma (y no por los logros de una tercera).
No son las únicas características en las que fijarse al elegir el nombre de una empresa (hay quien dice, por ejemplo, que debe sonar bien y ser creíble), pero sí, quizás, las que se deben tener en cuenta en primer lugar.
Una vez se conocen los “atributos” que han de definir al nombre que se le ponga a la empresa, es el momento de reunirse y hacer un ‘brainstorming’ (o lluvia de ideas). Lo recomendable es que se haga, si se puede, en un emplazamiento con espacio y libre de ruidos (la tranquilidad es fundamental). ¡Ah! Y no hay que olvidar que, como se ha advertido al inicio del artículo, no es un sprint y sí una carrera de fondo (es decir, puede que no se de, de primeras, con lo que se quiere, a pesar de que se digan cientos de ideas de nombres para empresas en los primeros días).
Eso sí, de entre los nombres que se propongan en estas reuniones se tiene que hacer una lista con aquellos que, de una u otra forma, encajan en esa idea de nombre que se le quiere poner a la empresa. Esta preselección no debe conformarse por más de 50 nombres que, posteriormente, se reducirán a 3 (un Top 3), de entre los que, finalmente, se va a elegir el nombre que, finalmente, se le pondrá a la empresa.
Para dar este último paso, eso sí, se recomienda que se cuente con la opinión de los miembros de confianza del equipo, ya que disponer de varios puntos de vista permitirá que la decisión final sea más acertada.
Una vez se le pone el nombre a la empresa… ¿cuál es el siguiente paso?
Tras elegir el nombre de la empresa, lo siguiente es comprobar que no se está utilizando ya. Si está disponible, lo que se debe hacer es registrarlo (para que nadie más se lo pueda poner a una empresa). Si no lo está, se tendrá que volver al último paso del proceso y, de entre los 2 restantes, elegir el que más guste.