Si has conseguido ahorrar, el siguiente paso es ver que haces con ese dinero extra. Una buena solución, no exenta de riesgo, es invertirlo y obtener un beneficio adicional (o rentabilidad) por él. Algo que no te será posible si lo tienes ‘parado’.
Para ello, y una vez tomas la firme decisión de invertir, lo primero es saber el riesgo que estás dispuesto a asumir. Cada activo financiero (renta fija, variable, mixta, etc) lleva aparejado un nivel diferente del que depende la rentabilidad a obtener.
Así, y como ejemplo, no es lo mismo invertir en activos de renta variable de un país emergente como India que hacerlo en renta variable global (con mayor diversificación y áreas geográficas con distintos niveles de riesgo). Tampoco es igual comprar deuda de un país como Alemania que hacerlo de una pequeña empresa pequeña de baja calificación.
Rentabiliza tu dinero
Conservadora
Esta estrategia de inversión es la indicada para inversores que buscan asumir el menor riesgo posible, a sabiendas de que la rentabilidad que van a obtener también será reducida. En este caso, se antepone la tranquilidad al rendimiento del dinero.
Esta predisposición hace que la mayor parte de la posición de este tipo de estrategia se invierta en renta fija, si bien es cierto que también se puede, y se debe, tener posiciones en Renta Variable de cara a crear carteras más diversificadas y en las que es se puede gestionar mejor el riesgo.
Decidida
Apuestan por esta estrategia de inversión aquellos perfiles que, al contrario que los anteriores, desean obtener altas rentabilidades, aunque esto conlleve asumir un riesgo mayor.
El producto que mejor se adapta a ellos son los fondos de renta variable, aunque se recomienda diversificar incorporando a la cartera alguno de Renta Fija que asegure la obtención de unos beneficios mínimos. De igual modo, estamos ante activos recomendados si tienen un largo horizonte temporal, es decir, son más efectivos si se apuesta por ellos a largo plazo. Sus resultados a corto plazo son impredecibles.
Moderada
Para aquellos que estén dispuestos a asumir un cierto nivel de riesgo a cambio de una rentabilidad potencial más atractiva a la de un perfil más conservador, siempre siendo conscientes de que tu inversión puede sufrir fluctuaciones, esta es su estrategia de inversión. Se compone de una mitad de cartera invertida a Renta Fija y otra a Renta Variable, siendo el momento de mercado el que dilucide si es mejor exponerse en uno y otro activo.
Existen 2 opciones adicionales, las cuales sitúan nuevos perfiles alojados en los dos extremos posibles. Por un lado se encuentran aquellos centrados en preservar el capital invertido (muy conservadores) y por otro los que quieren la máxima rentabilidad a su alcance, sabiendo que corren el riesgo de perder todo su dinero (muy decididos).