"Los chavales no pueden seguir aprendiendo por asignaturas. Tienen que aprender haciendo"
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Odiaba la escuela por mis dificultades de aprendizaje. He tenido dislexia. Y la sigo teniendo, los disléxicos lo somos toda la vida. Y lo que hoy llamamos déficit de atención. Es el motivo de estar junto a vosotros.
Soy un convencido de que la única revolución posible, pacífica, es la educación. Tenemos que hacer un cambio a la cultura de lo que hacemos en las aulas. Y lo hacemos desde el conocimiento científico. No puede ser que la educación siga dando la espalda a la ciencia. Nosotros recogemos la información de investigación neurocientífica, intentamos llevar esto a las aulas para diseñar procesos de aprendizaje y que los maestros tengan herramientas para poder aprender a enseñar. Puesto que aprender es algo intrínseco a las personas y no podemos hacer nada para que otro aprenda.
Yo puedo hacer cosas para inspirar el aprendizaje y favorecérselo. El objetivo y eslogan mío siempre es: Dejemos, con los chavales, de enseñarles cosas que nunca hacen y empecemos a hacer cosas con los niños para que aprendan. Porque lo que sabemos a ciencia cierta, y es un conocimiento muy antiguo, es que el cerebro aprende haciendo. Y que hay que hacer miles de horas de acciones de aprendizaje para que alguien tenga un aprendizaje significativo y no escuchar peroratas dentro de las aulas o hacer tareas de repetición mecánica sin producir fenómenos de razonamiento.
"Lo más impactante en un individuo para su capacidad aprendizaje es creer que puede mejorar con esfuerzo y trabajo, y no tanto por su capacidad intelectual. Es la mentalidad de crecimiento. Generar mentalidad de crecimiento depende de los maestros"
Es muy importante que los niños aprendan a razonar, que tengan sentido crítico. Tienen que tener una capacidad de tener sentido crítico para poder responder a la realidad que van a vivir dentro de unos años cuando ya no estemos a su lado y tengan que tener herramientas para desenvolverse.
Con los alumnos con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) tendríamos que tener en cuenta dos dimensiones. Una, qué tengo que tener en cuenta para qué pueda hacer. Y otra sería qué tengo que tener en cuenta para entender lo que tengo en el aula. ¿Por qué digo esto? Muchas veces, estos chavales tienen una competencia intelectual fantástica. No hay una correlación del TDAH y la capacidad intelectual.
Como veo que para lo que le interesa funciona muy bien y es un tío muy espabilado y muy listo, genero una expectativa respecto a su capacidad intelectual. Pero no entiendo que este chaval tiene una disfunción neurológica en cosas tan importantes como su capacidad organizativa. O su capacidad para concentrarse en tiempos prolongados. O la de controlar sus impulsos, y me interrumpe muchas veces que otros chavales. O hace conductas que tendría que haber inhibido porque ya tiene diez años.
Es muy importante que el maestro tenga un conocimiento de lo que pasa neurológicamente con estos chavales y entender que su funcionamiento siempre va a estar en lo que esperaría de niños 3 o 4 años más pequeños respecto a autonomía, planificación, concentración, control de impulsos, regulación de sus emociones… Y no asociarlo a la capacidad intelectual.
Biografía
Especialista en neuropsicología infantil, es un firme defensor de que la perseverancia y la mentalidad de crecimiento son las principales competencias que necesitan los alumnos para mejorar. Cree que la incorporación de conocimientos científicos y de la neurodidáctica a la educación mejorarán el proceso educativo de los niños