Ahorrar debe ser un objetivo prioritario de todos los hogares. Las diferentes crisis que hemos pasado han hecho patente la importancia de poder contar con un buen colchón para afrontar las situaciones imprevistas o los momentos de incertidumbre económica.
Además, está demostrado que, de forma global, el capital acumulado ofrece un rendimiento superior a la tasa de crecimiento económico: el dinero genera más dinero y es importante conocer distintas formas de “hacer hucha”, las cuales vamos a mostrar en este artículo, empezando por unos pequeños consejos para aprender a ahorrar y terminando por unas recomendaciones para invertir los ahorros y hacerlos crecer.
Rentabiliza tu dinero
Tres consejos para reducir tu gasto y aumentar tu ahorro
Para aprender a ahorrar, en el día a día, es importante que se tenga una planificación adecuada, la cual, unida a pequeños gestos, puede suponer una diferencia significativa en el dinero que se “guarda” a final de mes. Entre esas pequeñas acciones a realizar, por ejemplo, se encuentra:
- Elaboración de un presupuesto: lo más importante para comenzar a ahorrar es fijar un presupuesto en el que se incluyan los ingresos y gastos. De este modo, se puede hacer un seguimiento de los movimientos de la cuenta e identificar en qué apartados es posible aumentar el ahorro y/o reducir el gasto.
- Fijación de un objetivo mensual de ahorro: los expertos recomiendan ahorrar al menos el 30% del sueldo, algo que no siempre es posible, y que depende en gran parte de las circunstancias personales. Por ello, la recomendación es fijar un objetivo de ahorro realista y que permita cubrir los gastos fijos y necesidades básicas. Además, es importante adaptar el ahorro a nuevas circunstancias. Por ejemplo, es buena idea ahorrar el bonus anual o las pagas extra. También adaptar el esfuerzo de ahorro si se producen incrementos salariales.
- Ponerle un nombre al objetivo de ahorro: una vez que se decida la cantidad del sueldo que se ahorra al mes, un gesto que ayuda a aprender a ahorrar es ponerle un “nombre”. Este puede ser una meta que se quiera cumplir (una vez se alcance el objetivo), como comprar un coche nuevo, pagar la universidad de tus hijos o hacer un viaje familiar. Tener presente este objetivo puede ayudar a ahorrar.
¿Qué productos de ahorro e inversión ayudan a aprender a ahorrar (y a alcanzar las metas de ahorro)?
Una vez se acumula un cierto capital, es importante invertirlo con prudencia y conocimiento, para conseguir que este genere un rendimiento y no pierda valor en comparación con el coste de la vida.
Otra de las fórmulas para aprender a ahorrar es elegir, en cada momento, el producto de inversión con las características adecuadas, de entre una amplia variedad, lo que incluye:
- Cuentas bancarias: para aprender a ahorrar, el producto más sencillo es la cuenta de ahorro. En este tipo de cuentas, el cliente deposita una cantidad determinada de dinero que va generando un interés de forma mensual, trimestral o anual. La entidad que ofrece el producto es la que fija el interés y las comisiones que el cliente debe pagar, así que es posible encontrar diferentes condiciones dependiendo del banco al que se acuda. Este producto es uno de los más líquidos y seguros, ya que el titular de la cuenta puede disponer del dinero en el momento que desee y éste está a su vez garantizado por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) hasta una cantidad de 100.000 € por titular y entidad.
- Depósitos: los depósitos son otra opción muy parecida a la de las cuentas de ahorro en cuanto a su seguridad, ya que también están garantizados por el FGD. Sin embargo, su liquidez es ligeramente diferente a la de las cuentas de ahorro. Los depósitos se realizan a un plazo determinado, finalizado el cual, la entidad devuelve el principal y los intereses. También es posible percibir los intereses durante la vida del depósito. Tanto los depósitos bancarios como las cuentas de ahorro son opciones que muchos españoles escogen para obtener un rendimiento de sus ahorros porque, a pesar de que ofrecen una rentabilidad menor que otros productos, proporcionan mucha seguridad.
- Fondos de inversión: otra opción por la que muchos optan a la hora de ahorrar es la de los fondos de inversión. Se trata de Instituciones de Inversión Colectiva, que aglutinan el ahorro de muchos partícipes para invertirlo de forma conjunta. De esta forma, se consiguen economías de escala que permiten alcanzar mercados a costes que de forma individual no sería posible. La gestión queda delegada en los profesionales de la entidad gestora. La rentabilidad y el riesgo de estos productos de inversión depende de las condiciones establecidas por el fondo, pero, en general son una opción de ahorro que permite obtener una mayor rentabilidad que los depósitos o cuentas bancarias. A pesar de no estar garantizados por el FGD, también ofrecen un alto nivel de seguridad, ya que no se encuentran dentro del balance de las entidades de crédito. Esto quiere decir que, si la entidad de crédito quiebra, los fondos no se verán afectados. Se encuentran supervisados por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
- Planes de pensiones: los planes de pensiones son un vehículo de ahorro previsional a largo plazo con un funcionamiento muy similar a los fondos de inversión: los ahorradores realizan aportaciones que a su vez se invierten de forma colectiva. Sin embargo, estos dos productos se diferencian principalmente por su liquidez. Una participación en un fondo de inversión permite disponer del dinero invertido de forma prácticamente inmediata, mientras que una participación en un fondo de pensiones tan solo permite a los ahorradores disponer de su dinero en caso de jubilación, fallecimiento del titular, enfermedad grave o paro de larga duración, entre otros supuestos. Recientemente se ha incrementado la liquidez de estos productos, ya que desde 1 de enero de 2025 se podrán rescatar participaciones con al menos 10 años de antigüedad. Para compensar esta liquidez restringida, las aportaciones están fiscalmente incentivadas, lo que permite reducir la factura de IRPF gracias al ahorro que vayamos depositando en ellos, con unos determinados límites. El objetivo de estos productos es ahorrar a los ciudadanos a generar un ahorro complementario a su pensión cuando se jubilen.