El mejor futuro está aquí
¿Cuándo y cómo se puede empezar a ahorrar para la jubilación?
A la hora de ahorrar para la jubilación… ¡cuanto antes se haga, mejor! En este sentido no hay duda, si de verdad se quiere asegurar un buen capital al que acceder como complemento a la pensión pública de jubilación, que comenzar lo más pronto posible a guardar un porcentaje del sueldo mensual es una de las claves de cualquier estrategia de ahorro. Ahorrar con anticipación diluye el esfuerzo y además permite hacer frente a imprevistos.
Teniendo esto en cuenta, el momento que se considera ‘ideal’ para comenzar a ahorrar, de cara a la jubilación, es tan pronto se ingrese en el mercado laboral. No importa si en ese momento es pequeño el porcentaje que se puede dedicar a este ahorro: lo importante es empezar y adquirir el hábito y la constancia.
Este último punto es muy importante. De poco sirve empezar a ahorrar a los 30 años si no se hace con regularidad. Es mejor aportar pequeñas cantidades de forma constante que cantidades mayores de forma esporádica. Para interiorizar este hábito, una buena idea es programar una orden permanente a otra cuenta tan pronto recibamos la nómina.
¿Cuánto hay que ahorrar para la jubilación (al mes)?
Hacer el cálculo de lo que hay que ahorrar al mes para asegurar una jubilación adecuada no es sencillo.
En primer lugar, podemos estimar, a través de diversos simuladores, la futura pensión pública que nos corresponderá. En paralelo, fijaremos el nivel de ingresos con el que pensamos que vamos a tener una jubilación a la altura de nuestras expectativas. El ahorro necesario en el momento de la jubilación será aquel que, para la esperanza de vida vigente, cubra ese diferencial entre necesidades económicas e ingresos procedentes de la pensión pública.
Saber lo qué hay que ahorrar para la jubilación, cada mes, también depende del momento en el que se empiece a ahorrar. Aquí la regla es sencilla: cuanto más tarde se comience a ahorrar, mayor deberá ser la cantidad de dinero destinada para poder asegurar una jubilación tranquila.
De manera más concreta, los expertos recomiendan intentar ahorrar, para la jubilación, en torno a un 7-10% de los ingresos. Esta cifra, orientativa, se puede modificar en función de la estrategia de inversión de nuestro ahorro, y aquí es donde entran en juego los diferentes productos de ahorro e inversión pensados para asegurar una jubilación tranquila.
¿Dónde invertir este ahorro?
Si el ahorrador comienza temprano a guardar parte de su dinero para la jubilación y, sobre todo, si es constante en este ahorro, en poco tiempo dispondrá de un importante capital que debería invertir correctamente para que no solo sean sus aportaciones las que hagan crecer su ‘hucha para la jubilación’, sino también la rentabilidad generada por su dinero.
Para ello, existen numerosos instrumentos de ahorro que invierten el capital depositado y proporcionan una interesante rentabilidad. En concreto, los planes de pensiones son uno de los productos más populares entre los ahorradores españoles, gracias a la amplia gama existente en el mercado, que permite encontrar a todo inversor un plan que se ajuste a sus necesidades y gracias también a su sencillo funcionamiento.
El destino del ahorro dependerá del tipo de ahorrador y de cuál sea el momento vital en el que se encuentre. Los ahorradores más jóvenes deberán apostar por activos que opten a mayor rentabilidad, aunque lleven asociado un riesgo más elevado, dado que la lejanía de la jubilación permite asumir riesgos. El planteamiento es el contrario para ahorradores que se encuentren cerca de la jubilación. Los activos recomendables para cada caso son, respectivamente, la renta variable y la renta fija.
Aquellos que no quieran preocuparse por esta transición entre tipo de activos a medida que pasa el tiempo, pueden optar por los planes de pensiones de ciclo de vida, cuya gestión se va adaptando automáticamente a la fecha de vencimiento del plan, que será una fecha cercana a la de jubilación.
El tipo de producto de ahorro también dependerá del perfil de ahorrador. Aquellos en edad cercana a la jubilación pueden optar por seguros de jubilación, que además de cubrir la contingencia de jubilación, pueden convertir en rentas vitalicias, un producto muy adecuado para complementar la pensión pública de jubilación y con importantes reducciones fiscales. Los más jóvenes pueden optar por vehículos de ahorro colectivo como los planes de pensiones, que además ofrecen importantes incentivos fiscales en el momento de la aportación.
¿Cuáles son las ventajas de ahorrar con un plan de pensiones?
Los planes de pensiones cuentan con diversos atractivos, entre los que se encuentran las ventajas fiscales o la flexibilidad a la hora de realizar aportaciones o traspasos:
- Ventajas fiscales: Las aportaciones realizadas a planes de pensiones se pueden desgravar en IRPF, reduciendo la base imponible y permitiendo al contribuyente beneficiarse de un interesante ahorro fiscal. La cantidad máxima a desgravar anualmente será la menor de 1.500 euros o el 30 % de la suma de los rendimientos netos del trabajo y de actividades económicas percibidos individualmente en el ejercicio.
- Disciplina de ahorro: Las aportaciones a un plan de pensiones pueden ser puntuales o periódicas. Es posible automatizar las aportaciones al plan de pensiones con la periodicidad deseada, lo que contribuye a mantener una disciplina de ahorro durante los años previos a la jubilación.
- Posibilidad de movilizar los derechos consolidados vía traspaso a otro plan de pensiones o plan de previsión asegurado. De este modo podemos fácilmente ir movilizando nuestro ahorro hacia productos que se adapten a nuestras necesidades en todo momento.
La motivación del ahorrador
Para poner en marcha todas las estrategias y trucos anteriormente mencionados existe un factor fundamental sin el cual el ahorrador no conseguirá su objetivo: la motivación.
Antelación y constancia son factores esenciales en el ahorro para la jubilación. Sin embargo, cuando todavía faltan tres o incluso cuatro décadas para la llegada de la jubilación, puede resultar complicado ver esa necesidad de ahorrar. Se tiende a una visión cortoplacista y se tiende también a pensar que la pensión pública será suficiente para mantener un nivel de vida adecuado, cuando lo normal es que, tras el retiro, el trabajador pierda poder adquisitivo.
Así, para intentar fomentar esa motivación, lo ideal es saber exactamente qué nivel de ahorro se necesita y establecer un plan para cumplirlo. ¿Querrá viajar tras la jubilación? ¿Tener esa casa o coche que siempre quiso? Son ideas motivadoras a las que se le pueden sumar algunas menos amables pero también, muy presente como la necesidad de contar con cuidados médicos cuando ya se tiene una edad avanzada. Tanto para lo bueno como para lo malo, tener un buen nivel de ahorros en la jubilación es una tranquilidad que no tiene precio.