Los productos de inversión se encuentran más extendidos cada día, como una vía de rentabilizar el ahorro para la jubilación. La oferta es cada vez mayor y los conocimientos financieros de los ciudadanos cada vez más elevados. De esta forma, los pequeños ahorradores tienen la posibilidad de establecer sus propios criterios y prioridades a la hora de elegir el producto que más les conviene: mientras que algunos optan por instrumentos que generen rendimientos más elevados, otros prefieren elegir una opción que les proporcione mayor liquidez. La clave es estar posicionado en todo momento en opciones de inversión acordes con el perfil de riesgo del individuo.
No obstante, la posibilidad de pagar menos impuestos por los ahorros se ha posicionado como una de las características más atractivas a la hora de tomar esta decisión. A pesar de que no todos los productos de ahorro ofrecen esta posibilidad, los PPA y los PPI cuentan con ciertas ventajas fiscales que pueden resultar muy beneficiosas. En este artículo, te contamos cómo funcionan las deducciones de los PPA y los PPI para que puedas empezar a sacar el máximo partido a tus ahorros.
¿Qué son los PPA y los PPI?
Los planes de previsión asegurados (PPA) y los planes de pensiones individuales (PPI) son instrumentos especialmente diseñados para generar ahorros de cara a la jubilación.
Los planes de previsión asegurados se caracterizan por ofrecer una rentabilidad con un tipo de interés garantizado para un periodo de tiempo determinado. De esta forma, el beneficiario tiene la posibilidad de conocer de antemano el rendimiento que habrá generado el PPA en el momento del rescate. En términos generales, los PPA presentan un liquidez limitada, puesto que solo pueden rescatarse en el momento de la jubilación o cuando se acrediten determinadas situaciones, como desempleo de larga duración, incapacidad laboral, dependencia, o enfermedad grave, entre otros. También, desde 1 de enero de 2025 se podrá solicitar el rescate de aquellas aportaciones con al menos 10 años de antigüedad.
En cualquiera de los casos, el rescate se puede realizar en un cobro único, en forma de renta o combinando las dos opciones anteriores. En cuanto a las aportaciones, están limitadas a 1.500 euros anuales.
Los planes de pensión individuales presentan unas características muy similares a las de los PPA. La principal diferencia entre ambos es que el plan de previsión asegurado se integra en una póliza de seguros, mientras que el plan de pensiones se instrumentaliza en un fondo de pensiones.
Por otro lado, los planes de previsión asegurados tienen que tener una rentabilidad garantizada mediante técnicas actuariales, mientras que la rentabilidad de los planes de pensiones no está garantizada, salvo en el caso de planes garantizados, y depende de la evolución de los mercados en los que invierten.
Teniendo un funcionamiento muy parecido, los PPA son recomendables para inversores conservadores, generalmente cercanos a su jubilación, que priman la preservación del capital sobre la obtención de rentabilidad. Los planes de pensiones, con un perfil más dinámico, pueden optar a altas rentabilidades, algo que le conviene, por ejemplo, a quien se encuentre temporalmente muy alejado de su jubilación, es decir, un inversor que puede permitirse asumir riesgos.
Deducciones fiscales de los PPA y los PPI
Como ya se ha mencionado, tanto los planes de previsión asegurados como los planes de pensiones individuales ofrecen interesantes ventajas fiscales. Las cantidades aportadas anualmente a cualquiera de estos dos productos de ahorro se pueden desgravar del IRPF, reduciendo así la base imponible y generando un importante ahorro fiscal. Por ejemplo, si se realiza una aportación anual de 1.500€ a un PPA o un PPI y se tiene un tipo marginal de IRPF del 24%, el ahorro en concepto de impuestos es de 360 € (el 24% de 1.500 €).
La desgravación máxima es la menor de las siguientes cantidades: 1.500 € anuales o el 30 % de la suma de los rendimientos netos del trabajo y de actividades económicas percibidos individualmente en el ejercicio. No obstante, en caso de que la aportación exceda el límite de deducción, este exceso se puede trasladar a la declaración del IRPF de los cinco ejercicios siguientes.
Una vez llegado el momento del rescate del PPA o del PPI, el capital obtenido tributa como rendimientos del trabajo, incluso en la contingencia de fallecimiento: los beneficiarios no tributarían en el impuesto de sucesiones, sino solo en IRPF, pudiendo hacerlo, además, en un momento futuro.