¿Qué es un plan de pensiones?
Un plan de pensiones es un producto financiero de ahorro e inversión destinado a la jubilación. Al igual que los fondos de inversión, los planes de pensiones cuentan con entidades gestoras, que son las responsables de la política de inversión del plan, y con entidades depositarias que supervisan los fondos y su gestión. Asimismo, la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, perteneciente al Ministerio de Economía, es responsable de la supervisión de los planes de pensiones.
Existe bastante flexibilidad a la hora de realizar aportaciones a un plan de pensiones. Estas pueden consistir en aportaciones puntuales, aportaciones periódicas o una combinación de ambas. Aunque no hay establecida una aportación mínima concreta y ésta depende del plan que se contrate y de la entidad que lo oferte. En cambio, sí que existe un máximo anual de 1.500 euros, fijado por ley.
La política de inversión del plan también se adapta a los distintos tipos de inversores que existen y a sus perfiles de riesgo. En función de esta política, el potencial de rentabilidad del plan puede ser mayor o menor, pero en ningún caso se garantiza una rentabilidad específica, ya que esta depende de las condiciones del mercado. Solo en el caso de determinados planes garantizados se puede contar con una rentabilidad a vencimiento conocida previamente.
Por lo que respecta a su liquidez, se trata de un producto de ahorro a largo plazo con vocación de ahorro previsional, así que sus condiciones de rescate se encuentran restringidas a determinados supuestos, como la jubilación, el desempleo de larga duración o la incapacidad laboral. No obstante, desde 1 de enero de 2025 podrán rescatarse aquellas aportaciones con al menos 10 años de antigüedad.
La deducción fiscal de los planes de pensiones
El principal atractivo de los planes de pensiones es la ventaja fiscal que otorgan sus aportaciones. Las aportaciones permiten reducir la base imponible de IRPF, dependiendo el ahorro fiscal de la cuantía de la aportación y del tipo marginal del contribuyente. Un partícipe con un tipo marginal del 45% que aportase los 1.500 euros máximos que permite la ley, estaría consiguiendo un ahorro fiscal de 675 euros que, idealmente, reinvertiría en el propio plan.
Además, si el cónyuge no obtiene rentas o éstas no exceden los 8.000 euros anuales, podremos aportar a su plan de pensiones hasta 1.000 euros anuales, que desgravaremos en nuestra propia declaración.
Por otro lado, aquellas personas que tengan una minusvalía igual o superior al 65 % también pueden ampliar su límite anual, en este caso hasta los 24.250 euros. Sus familiares directos podrán aportar a su favor hasta 10.000 euros anuales, siendo el límite conjunto de partícipe y familiares de 24.250 euros anuales.
Claves para sacar partido a los planes de pensiones
El ahorro acumulado en el plan de pensiones no está completamente exento de tributación y, por tanto, sí se suman a la declaración de la renta una vez se procede a su rescate, como rendimientos del trabajo. Por esta razón, es recomendable recuperar el capital gradualmente, a modo de renta periódica, en lugar de cobrar el total de una sola vez. Si el beneficiario recibe, por ejemplo, 1.000 euros al mes, el aumento de los rendimientos a final de año no es tan alto y no afecta a la base imponible de IRPF en la misma medida en que lo haría si cobrase la totalidad del plan en un único pago. Dependerá en todo caso de la situación de cada partícipe, que conviene analizar de forma personalizada.
Dejando a un lado las ventajas fiscales de los planes de pensiones, si se quiere obtener cierta rentabilidad con este producto es esencial valorar también todas las comisiones y gastos que implica. Normalmente, los planes de pensiones cuentan con una comisión de gestión y otra de depositaría que pueden variar según la entidad. Por ello, antes de contratar un plan de pensiones se debe calcular el porcentaje total que suponen las comisiones y compararlo con el nivel de rentabilidad potencial del plan antes de tomar una decisión.