Hoy en día es muy importante ahorrar para la jubilación, más si tienes grandes planes de futuro. Para conseguirlo, y como complemento a tu pensión pública, cuentas con los planes de pensiones. Un producto cuyos beneficios no terminan ahí ya que, al mismo tiempo que acumulas un ‘dinero extra’ para tu futuro, pagarás menos impuestos en tu declaración de la renta ya que las aportaciones reducen la base imponible del IRPF con los límites anuales establecidos por la legislación en cada territorio (en el régimen aplicable en territorio común, la menor cantidad entre 1.500 € anuales o al 30 % de los rendimientos netos del trabajo o actividades económicas del ejercicio).
Por ello, si estás interesado en contratar un plan de pensiones debes seguir leyendo. En este artículo te explicamos cómo funcionan y cómo te ayudan a cumplir los planes de futuro que tienes en mente.
Funcionamiento de un plan de pensiones
Un plan de pensiones es un producto de inversión a largo plazo cuyo principal objetivo es generar un ahorro del que disponer en la jubilación. Su funcionamiento se basa en las aportaciones de capital que los partícipes realizan y que son invertidas por los gestores del plan en distintos activos financieros. Antes de elegirlo, es importante fijarse en la política de inversión que tienen, ya que los hay que entrañan un “riesgo” más alto, asociados a inversiones que pueden reportar un mayor beneficio (y también pérdida si la evolución en negativa), y los hay más seguros pero con una menor rentabilidad esperada. En base a esto existen 3 tipos:
- De renta fija: la inversión se realiza en activos de similar denominación como obligaciones, bonos, letras del Tesoro o pagarés de empresas. Estos suelen tener un nivel de riesgo bajo (o medio) con una rentabilidad menor frente a otros activos más arriesgados.
- De renta variable: se apuesta por activos cuyo riesgo es más elevado (como acciones o instrumentos financieros derivados), lo que ofrece un potencial de rentabilidad más alto aunque no esté garantizado y, en caso de escenarios negativos, puede conllevar importantes pérdidas.
- Mixtos: se combinan los dos anteriores, siendo el porcentaje de cada uno el que defina el riesgo y la rentabilidad esperada de la inversión.
Otro factor clave a la hora de elegir el plan de pensiones con el que hacer realidad tus planes de futuro es el tipo de aportación a realizar. Este caso, existen dos tipos:
- Aportaciones periódicas: son aquellas que se realizan de forma regular, habitualmente de forma mensual o trimestral, con la ventaja de que puede diversificarse el momento de entrada en el mercado y distribuir el esfuerzo ahorrador a lo largo del año. Además, son totalmente flexibles al poder suspenderse en cualquier momento y retomarse con la misma facilidad.
- Aportaciones puntuales: se llevan a cabo de forma esporádica, en el momento en que el partícipe tome la decisión de aportar a su plan de pensiones una cantidad de dinero en un momento concreto en el que, por ejemplo, se cuente con una mayor liquidez. También es habitual hacerlo a final de año, coincidiendo con el cierre fiscal que permite desgravarse en la siguiente declaración del IRPF.