Planificar la jubilación sigue siendo una de las asignaturas pendientes de nuestro país. A la falta de cultura de contar con productos de ahorro complementarios, se unen la lejanía con la que se ve el momento y las preocupaciones diarias que distraen de ese objetivo. Los jóvenes suelen dedicar toda su atención a ahorrar para poder independizarse o, en el mejor de los casos, para realizar un viaje a un destino lejano. Y eso, los que tienen un puesto de trabajo o un salario suficiente que les permita pensar en “caprichos”.
Con el panorama actual de incertidumbre laboral, no es extraño que la gente anteponga otras necesidades al hecho de planificar su jubilación. Sin embargo, los expertos recomiendan empezar a plantearse esta cuestión, si no en el momento justo de ingresar el primer sueldo, sí al menos lo antes posible. Esta recomendación responde a la lógica pura, ya que cuantos más años inviertas en ahorrar, más dinero habrás acumulado cuando llegue el momento de retirarse de la vida laboral. De esta forma consigues aprovechar el efecto multiplicador que consigue el ahorro en largos plazos y además conviertes el objetivo de ahorro en una meta más llevadera al disponer de más tiempo para llevarla a cabo. En muchos casos, solo hace falta cambiar un poco la mentalidad y entender la planificación como un gasto más, aunque sea mínimo, que atender mes a mes.
Pero, ¿por qué es tan importante planificar la jubilación? A pesar de la escasa prioridad que esto tiene y ha tenido en la gran mayoría de las personas, siempre ha sido un asunto a tener en cuenta. Pero, si se analiza la situación actual, ya no solo laboral, sino la concerniente al presente y futuro de las pensiones no es demasiado arriesgado afirmar que estamos en un momento en el que planificar nuestra jubilación es algo, casi, necesario. Al hacerlo, estaremos asegurando nuestra independencia financiera y el mantenimiento de nuestro ritmo de vida una vez llegado el momento de la jubilación. Si no lo hacemos, nuestro futuro económico recaerá únicamente en la pensión pública que nos corresponda y es probable que no sea suficiente para satisfacer nuestras necesidades, dado que la generosidad de las pensiones se irá reduciendo durante las próximas décadas dado el importante reto demográfico al que se enfrenta el sistema.
Planificar la jubilación puede resultar complicado si nunca se ha tenido en mente la posibilidad de hacerlo. Sin embargo, existen unos pasos a dar y un gran abanico de productos bancarios que harán el proceso de ahorro muy sencillo. Solo hay que conocerlos y decantarse por la o las medidas que mejor se ajusten a nuestras necesidades.
Calcula la jubilación que te correspondería
Antes de decidirte por un producto de ahorro que te permita planificar tu jubilación, es importante que hagas una estimación de la pensión del Estado que te correspondería. Esto te permitirá hacer un cálculo aproximado de lo que vas a percibir cuando ya no trabajes y ver de manera sencilla cuánto dinero adicional al mes o al año necesitarías para mantener el nivel de vida que llevas actualmente o el que aspiras a llevar. En función del dinero que calcules que necesitas ahorrar, podrás elegir mejor qué tipo de producto quieres y cuánto dinero mensual debes invertir en él.
Para calcular la pensión de jubilación, lo primero que hay que hacer es conocer nuestra base reguladora. Para ello, en según lo vigente para el año 2022, hay que dividir por 350 las bases de cotización de los 300 meses computables (25 años), en los que se excluye la base de cotización del mes del hecho causante y la del mes anterior al mismo. Supongamos que hablamos de un trabajador cuyas bases de cotización de los últimos 300 meses totalizan 378.000 euros. La base reguladora resultaría de dividir esa cifra por 350, obteniendo un importe de 1.080 euros.
El último paso para calcular la pensión de jubilación, consiste en aplicar a la base reguladora unos porcentajes que están determinados por el periodo de cotización. Recordemos que para este 2022 se necesita haber trabajado:
- 37 años y 6 meses (o un periodo superior) para recibir la jubilación a los 65 años.
- Menos de 37 años y 6 meses para recibir la jubilación a los 66 años y dos meses.
Como para planificar nuestra jubilación estamos haciendo una estimación de lo que nos correspondería, lo más normal es aplicar el porcentaje máximo dando por hecho que cuando llegue nuestro momento habremos cotizado lo suficiente como para tener el 100 % de la pensión. Hay que ser consciente de que esta previsión puede que nunca se cumpla por diferentes factores, como la pérdida del trabajo o el cambio en la legislación. Pero, de esta manera, nos ponemos en la mejor situación posible. Y si, aun así, nos parece poca cantidad de dinero, es la señal inequívoca de que debemos empezar a planificar nuestra jubilación cuanto antes.
Productos para llegar a la jubilación con ahorros
Una vez que se conoce, más o menos, cuál es nuestra previsión de cara a la jubilación, el siguiente paso para planificarla es acudir a una entidad bancaria y contratar el producto o mecanismo de ahorro que mejor se ajuste a nuestras preferencias y necesidades. Dentro de la amplia gama de ofertas, destacan las siguientes:
- Planes de pensiones: son un producto financiero de ahorro pensado exclusivamente para generar un ahorro que permita complementar la pensión pública de jubilación una vez nos retiremos. La persona que contrata un plan de pensiones realiza unas aportaciones periódicas, lo normal es que sean mensuales o anuales, y la suma total de la cuantía se recupera cuando se jubile. Además de ser una especie de hucha, un plan de pensiones cuenta con atractivos beneficios fiscales durante el tiempo en el que se realizan las aportaciones monetarias. Entre estos destaca la reducción de la base imponible del IRPF de las aportaciones realizadas al plan hasta un límite de 1.500 €.
- Seguro de Renta Vitalicia: es una modalidad de seguro que garantiza que el titular que realiza las aportaciones recibirá una renta periódica hasta su fallecimiento. Su funcionamiento es bastante sencillo; el cliente que lo contrata realiza una aportación de capital (prima única) o varias aportaciones (primas extraordinarias) y, a cambio, recibe una renta periódica vitalicia mensual, anual o trimestral. La cuantía que reciba dependerá de la cantidad total aportada al seguro y de la rentabilidad de éste. Además, en función de la edad de quien lo rescata, existen interesantes reducciones fiscales sobre las rentas percibidas.
- Plan de Previsión Asegurado: es un producto muy similar al plan de pensiones, pero con dos diferencias fundamentales. En primer lugar, el plan de previsión asegurada garantiza un tipo de interés durante toda la vigencia del contrato. Y, además, también da la posibilidad de cubrir un capital adicional en caso de fallecimiento o invalidez.
- Planes individuales de ahorro sistemático: son un producto financiero destinado a ahorrar a largo plazo a través de unas aportaciones regulares o esporádicas. La particularidad de los planes individuales de ahorro sistemático es que tienen un límite de aportación anual máximo de 1.500 € y el ahorro acumulado a lo largo de la vida del plan no puede ser superior a 240.000 €. Es decir, tienen unos límites máximos establecidos, mientras que otros productos similares no.