Alcanzar una jubilación desahogada es fundamental para todo trabajador. Este objetivo, sumado a la previsión de que la generosidad de las futuras pensiones públicas será menor que la existente actualmente, anima cada vez a más personas a llevar a cabo inversiones estratégicas para garantizar su futuro. Una forma frecuente de canalizar esa inversión es a través de los planes de pensiones, que permiten generar ahorros a largo plazo de forma flexible y acumular un capital que en la jubilación permita complementar los ingresos procedentes de la pensión pública de jubilación.
Para suscribir un plan de pensiones no hay que ser experto en economía, ya que la gestión del mismo se encuentra delegada en profesionales, que tratarán de maximizar la rentabilidad de la inversión respetando siempre el perfil de riesgo definido en su política de inversión.
La elección del plan más ventajoso
Puesto que existen diferentes tipos de planes, es recomendable analizar las diferentes opciones disponibles en función de tu perfil como inversor para obtener la máxima rentabilidad. Dependiendo de tu voluntad de riesgo, es decir, si eres más conservador o más decidido en tus inversiones, tendrás la oportunidad de escoger entre decenas de planes aquel que te resulte más adecuado.
El principal criterio a tener en cuenta a la hora de elegir un plan es el riesgo que debemos asumir, que se encuentra a su vez ligado al horizonte temporal restante hasta la jubilación. Personas que se encuentran a décadas vista de la jubilación deben ser decididos, y buscar rentabilidad adicional aun asumiendo más riesgo. Personas a medio camino deben ser moderados en cuanto a asunción de riesgos. Y quienes estén cercanos a su jubilación deben mantener posiciones conservadoras, pues en este momento la prioridad es preservar el capital y no ganar dinero adicional.
Es importante por tanto ir gestionando la evolución del perfil de riesgo según pasan los años. Quienes quieran obviar esta gestión, pueden optar por los planes de pensiones “de ciclo de vida”, que hacen esa gestión de forma automática. El partícipe solo tendrá que elegir un plan con un vencimiento cercano a su edad de jubilación.
Como puedes ver por ti mismo en el catálogo de productos BBVA, la tónica general es que un plan de pensiones destaca por su flexibilidad, lo que supone también una gran oportunidad para aprovechar las ventajas de una inversión diversa y dinámica. Y ello, además, con ventajas añadidas de tipo fiscal.
Las ventajas del ahorro fiscal
Una de las principales ventajas de un plan de pensiones radica en sus beneficios fiscales. Las aportaciones que se realizan al plan pueden desgravarse a la hora de hacer la declaración de la renta reduciendo la base imponible del IRPF. Es decir, tu plan de pensiones permite disminuir la cuantía que se pagará a Hacienda hasta los límites establecidos por la legislación, y que será de 1.500 €.
En el caso de contar con más de un plan de pensiones, todas las aportaciones se contabilizarán en conjunto hasta dichos límites. Además, si el cónyuge del inversor cuenta con rendimientos del trabajo o de actividades económicas inferiores a 8.000 € anuales, podrán realizarse aportaciones a su favor y deducírselas en la propia declaración de la renta hasta un límite de 1.000 € anuales.
Asimismo, si no fuese posible deducir el total de las aportaciones porque la cantidad aportada resulta superior a la cantidad que se puede deducir, la cantidad excedente se podrá trasladar a los 5 siguientes ejercicios fiscales. BBVA ofrece un simulador de planes de pensiones con el que calcular y planificar el ahorro fiscal que se obtendría en función de las aportaciones y la situación del inversor. Se trata de una útil herramienta que te puede ayudar a elegir el plan idóneo y lograr así la mayor rentabilidad.
Es decir, ahorrando en planes de pensiones consigues un ahorro adicional que tendrá efecto multiplicador si lo reinviertes en el propio plan. Otra ventaja de los planes de pensiones es que es posible cambiar de plan de pensiones libremente en busca de una mayor rentabilidad o un perfil de riesgo más adecuado y, lo que es más importante, sin pagar impuestos por ello. De hecho, es posible y recomendable diversificar entre diferentes planes de pensiones para reducir el riesgo.
Flexibilidad en las aportaciones
Supuestos de rescate
Aunque los planes de pensiones están pensados para generar ahorro para su disposición en la jubilación, también es posible hacer uso de su liquidez antes de jubilarse si se da alguna de las siguientes circunstancias: incapacidad laboral del titular, enfermedad grave, situación de dependencia, fallecimiento del titular, desempleo de larga duración, tras diez años de antigüedad de plan (contando a partir del 1 de enero de 2015) o ejecución hipotecaria. Todo ello supone la opción de aprovechar los beneficios del plan con antelación en situaciones de gran importancia.
Cuando llega el momento del rescate, los planes de pensiones brindan diferentes posibilidades para recibir tu dinero: en forma de renta, en forma de capital o combinando las dos opciones. Esto, dependiendo de las características del propio plan, permite al inversor recuperar sus beneficios de una sola vez, periódicamente en diferentes pagos o de ambas formas al mismo tiempo según sus objetivos o previsiones. Es importante valorar bien la forma de rescate adecuada para minimizar la factura fiscal, dado que las prestaciones de los planes de pensiones tributan como rendimientos del trabajo en IRPF. Generalmente conviene optar por rescatar en forma de rentas periódicas.
El ahorro fiscal y la flexibilidad que proporciona un plan de pensiones convierten a esta opción en unos de los principales vehículos de ahorro para asegurar nuestro futuro.