El mundo laboral es una hidra con cientos, miles de cabezas. Dependiendo de cada momento, hay varias que predominan, indicando cuáles son las habilidades más demandadas en cada sector empresarial y a cuáles debes dar más importancia, destacándolas a la hora de redactar tu currículum vitae.
Una vez has terminado tus estudios universitarios, llega la hora de dar el siguiente paso y continuar con una formación más específica y orientada a la demanda del mundo laboral. La especialización es clave a la hora de mostrarnos atractivos de cara a una posible contratación, y estar al día de lo que buscan las empresas en un cv puede darnos pistas sobre cuál debe ser nuestro siguiente paso.
¿Qué es Design Thinking?
El Design Thinking es una forma de pensar. Partiendo de la manera en que los diseñadores analizan, estudian y proponen soluciones a los problemas, varios profesores de la Universidad de Stanford, en el que se encuentra la Meca de este método (la d.school: su hub de innovación, colaboración y creatividad), han desarrollado este concepto como una manera de resolver los problemas de forma práctica y creativa, yendo más allá de las fronteras del mundo del diseño como tal.
En cierto modo, tiene muchos puntos en común con el pensamiento científico, en tanto que ambos plantean una hipótesis y reciben un feedback al aplicarla. Sin embargo, en el caso del Design Thinking, esta respuesta viene dada no sólo a través de la observación de resultados y variables que puedan medirse, sino de conceptos más abstractos como, por ejemplo, lo que demanda un cliente de un determinado producto.
Además, el Design Thinking estudia la situación identificando puntos ambiguos que puedan abrir vías a soluciones alternativas que, yendo por el camino “principal” o más obvio, no se habrían planteado en ningún caso.
La creatividad, basada en una observación de la realidad, es una de las claves más importantes del método. Al tratarse también de un modelo de resolución interactivo, una vez se van descubriendo nuevos parámetros, éstos se incorporan al problema inicial para darle una mayor definición y permitir, de esta forma, que surjan nuevas soluciones.
¿Por qué el Design Thinking mejora mi currículum vitae?
Ni que decir tiene que las personas que practican el Design Thinking son ideales para cualquier puesto de trabajo en el que sea necesaria una observación de la situación para proponer ideas originales y que no siempre tengan que ir por las vías más estandarizadas. Personas que piensan diferente, originalmente y con una creatividad desbordante.
Un candidato que liste el Design Thinking entre sus habilidades, y lo refuerce con una formación que así lo certifique (ahora mismo los MOOC son la mejor opción para formarnos en este ámbito), se identifica como alguien con cualidades bastante deseables para casi cualquier posición laboral.
Por un lado, estamos ante personas con una fuerte confianza. El Design Thinking fomenta la capacidad para crear de forma diferente, para explorar vías alternativas a las tradicionales y buscar una solución a un problema que no tiene por qué ser la solución esperada por los estándares o incluso por la propia empresa. Para conseguirlo, esta persona necesita tener confianza en sí misma, en su proceso y en que los resultados que ha alcanzado están bien fundamentados y justifican la toma de decisiones.
El Design Thinking nos prepara también hacia una intensa conexión con el usuario/cliente final. Sus necesidades, sus deseos y sus preferencias son elementos clave en la toma de decisiones, y uno de los parámetros constantes con el cual se encuentra este método cada vez que se aplica en negocios en los que el público es, en último término, quien decide el éxito o fracaso del producto final. La resolución de problemas mediante este modelo coloca al usuario en el centro del proceso.
La capacidad de visualización es otra de las claves. No en vano, estamos ante el pensamiento y resolución de problemas del mundo del diseño aplicado al de los negocios, la educación y demás sectores empresariales. Ser capaces de visualizar el producto, el objeto, y que éste pueda explicar el concepto que buscamos transmitir, facilita enormemente las tareas de comunicación.
Un concepto puede ser complejo de explicar de forma abstracta, pero si somos capaces de dibujarlo, de crearlo o, simplemente, de esbozarlo, la visualización se convierte en una aliada fundamental en el proceso comunicativo.
Además, el Design Thinking es multidisciplinar. Esto significa que la persona que lo sepa utilizar, puede hacerlo para resolver un problema de forma transversal en distintos departamentos. Es versátil y su utilidad no depende del sector en el que se aplique, ya que el proceso de observación e hipótesis se adapta perfectamente al entorno en que se esté desarrollando.
¿Qué aporta el Design Thinking a las empresas?
En el mundo empresarial, no son extrañas ni infrecuentes esas reuniones en las que te sientas intentando poner solución a una serie de problemas y, aunque la buena intención y las ideas hayan estado presentes, te terminas levantando con ese sinsabor de saber que nada va a cambiar realmente. No son pocos los ámbitos empresariales en los que muchas compañías se encuentran atascadas y no ven formas de poner en práctica las soluciones a sus problemas, ni de plantear alternativas cuando éstas no funcionan.
El Design Thinking es un soplo de aire fresco en este sentido. Su metodología permite abordar cualquier tipo de problema de forma estructurada, identificando los parámetros que forman parte de ella y formulando una hipótesis que puede comprobarse en la vida real para, a continuación, recibir feedback, incorporarlo a esa primera hipótesis y añadir a la misma las distintas variables con que nos hemos encontrado en la primera interacción del proceso.
Esto desemboca en una solución final en la que se han tenido en cuenta valores que, inicialmente, podían parecer ambiguos u opacos, y que podrían provocar que una solución planteada de forma tradicional, resultara siendo un fiasco y una pérdida de tiempo y recursos.
El Design Thinking tiene el foco puesto en la solución de problemas. Cualquier empresa sabe que esta forma de trabajar y de idear es extremadamente productiva, y que los procesos organizados son más fáciles de seguir y, sobre todo, de replicar. Una solución alcanzada para un determinado problema puede fácilmente utilizarse para esa misma cuestión cuando surja, por ejemplo, en otro departamento.
Si a esto le sumamos que todo el proceso tiene como telón de fondo la satisfacción del cliente, estamos ante un planteamiento resolutivo que incorpora todos los elementos necesarios para un resultado óptimo.
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No son pocas las empresas que, por otro lado, se encuentran estancadas y ven el cambio como una amenaza abrumadora. Sobre todo, por extraño que parezca, en casos de éxito. Cuando algo funciona, existe reticencia a probar cosas nuevas o introducir modificaciones por miedo a que sea peor el remedio que la enfermedad. Esto, sumado a la fiebre por los resultados y el “trabajo productivo”, puede hacer que las compañías no se den cuenta de que es necesario tener individuos capacitados para pensar de forma crítica en las mejoras y soluciones que pueden aportarse a sus problemas.
Es precisamente en este tipo de empresas donde más necesario es un design thinker, especialmente en departamentos relacionados con el desarrollo, la innovación y la organización.