En lo que va de siglo, la problemática asociada al cambio climático ha ido cobrando cada vez más relevancia, dado el ascenso progresivo de la temperatura producido por el alto volumen de emisiones de gases de efecto invernadero que se vierten a la atmósfera. El dato concreto se obtiene mediante un indicador medioambiental: la huella de carbono. Tomando como referencia el dióxido de carbono (CO2), esta da a conocer las toneladas de este GEI que se generan, lo que permite conocer su impacto real y tomar medidas para reducirlo.
Son muchas las herramientas que ayudan en la puesta en marcha de acciones con las que mermar la producción de CO2. Entre ellas se encuentra el certificado de huella de carbono. ¿Quieres saber más sobre él? ¡Sigue leyendo!
¿Quieres calcular tu propia huella de carbono?
¿Qué es el certificado de huella de carbono y cuál es su utilidad?
El certificado de huella de carbono es la verificación, por parte de una entidad oficial o acreditada a tal efecto, del informe que indica que la empresa cumple con todos los requisitos solicitados en materia de cálculo y reducción de su huella de carbono. Este viene señalizado en los productos o servicios con una etiqueta, fácilmente identificable por los clientes.
Este certificado de huella carbono hace que los productos y servicios de las empresas gocen de un mayor grado de credibilidad, al estar validados por una entidad especializada (y oficial). De hecho, y desde el año 2015, la puesta en marcha del Plan de Acción sobre Consumo y Producción Sostenibles obliga a determinados productos y servicios (en el continente europeo) a llevar una ampliación de este certificado de huella de carbono (conocido como ambiental) para poder comercializarse.
¿Qué tipos de certificados de huella de carbono existen?
Lo habitual es que las empresas pongan en manos de entidades de certificación especializadas la verificación de su huella de carbono (y la obtención del certificado correspondiente). Estas, por su parte, les ofrecen tres tipos de sellos (o modelos de certificación):
- CO2 calculado: computado en base a las referencias reconocidas internacionalmente. Su derecho de uso es anual.
- CO2 reducido: se computa con los mismos parámetros que el caso anterior, debiendo demostrar la empresa que ha reducido, mínimo un 3%, sus emisiones. Su derecho de uso es anual.
- CO2 compensado: se computa también con referencias reconocidas internacionalmente, abatiéndose las toneladas de CO2 resultantes con factores CERs (“Certified Emission Reductions) o VERs (“Verified Emission Reductions), ambos estándares de certificación de reducción de emisiones.
¿Cómo puede una empresa obtener el certificado de huella de carbono?
Son varios los pasos que una empresa, o bien la entidad de certificación contratada, deben dar para obtener el certificado de huella de carbono. Si bien es posible que cada una tenga sus propios procedimientos, lo normal es cumplir los siguientes:
1. Se realiza una auditoría inicial: se trata de un primer acercamiento, cuyo objetivo es conocer la actividad que desarrolla la empresa y la manera en la que organiza sus procesos de trabajo. Para ello, se crean equipos en los que se incluyen tanto personal de la empresa como auditores, los cuales se encargan de recopilar la información necesaria del cliente, como por ejemplo las facturas de luz y gas, y aplicar la formulación correspondiente para obtener las emisiones de CO2 del mismo.
2. Se procede a la recogida de datos: se trata de recopilar toda la información relativa a las fuentes emisoras de los GEI.
3. Se calcula la huella de carbono: con los números obtenidos en la mano, y mediante el uso de herramientas validadas por organismos normalizadores internacionales, se procede a aplicar la metodología previamente determinada por la normalización en materia medioambiental.
4. Se diseña el plan de reducción: en base a las cifras, se prepara un programa compuesto de acciones con las que corregir el desnivel, hasta alcanzar lo establecido por la norma.
Tras dar este último paso, y aplicar las medidas, se comenzará de nuevo el proceso para comprobar que, en esta ocasión, los datos obtenidos corresponden con los estándares marcados. De ser así, se procedería a incluir a la empresa en el registro de huella de carbono (obteniendo, con ello, el certificado de huella de carbono).
¿Por qué es necesario el certificado de huella de carbono?
El motivo principal que lleva a las empresas a solicitar, y conseguir, el certificado de huella de carbono es la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Esto no significa que no existan otras aspiraciones, entre las que se encuentran la obtención de un ahorro en los costes o la capacidad de encontrar proveedores y/o materiales más sostenibles. Igualmente, contar con el certificado de huella de carbono también es una manera de fidelizar a los clientes, ya que muestra el fuerte compromiso de responsabilidad corporativa que la empresa tiene con el medio ambiente. Por último, también sirve como medida ejemplarizante de cara a que terceros pongan en marcha procesos similares, los cuales les ayuden en la consecución de este certificado.
Además, muy relevante en esa acción sostenible es la anticipación a posibles regulaciones europeas en materia de objetivos de cambio climático por el cual los países tengan que imponer tasas por emisiones (Alemania, Andorra, etc.). En este sentido, disponer de acciones ya encaminadas a esa mitigación permitirá mejores situaciones ante este futuro que cada vez va a ser más sostenible.