En primer lugar, analizar al cliente. Debemos tener bien claro a quién nos dirigimos. Hemos de ser conscientes del perfil de cliente ideal, la audiencia en la que queremos impactar, ya que es la única forma de saber los canales en los que se mueven, cómo se comportan en ellos y en base a qué necesidades. Para ello, nos haremos 3 preguntas:
- ¿Qué necesitan mis clientes? Haremos el ejercicio de pensar lo que nuestra empresa puede hacer para ayudarles en un momento concreto. Tratar de cubrir esas pequeñas necesidades (como el servicio a domicilio o la venta online, por ejemplo) que les facilitarán la compra en nuestro negocio.
- ¿En qué canales digitales están? Si vamos a iniciar nuestra actividad en cualquiera de estos canales digitales (webs, redes sociales, email o aplicaciones de mensajería instantánea), hemos de ver si nuestros clientes suelen usarlos ya que, si no lo hacen, no llegaremos a ellos. También debemos ver si los canales de los que dispone nuestra empresa, sobre todo por si no estamos en los necesarios. Actualmente, los más productivos son Instagram, Facebook y Whatsapp. Son los canales idóneos para la venta online.
- ¿Están acostumbrados a comprar online? Hay perfiles de clientes que son nativos digitales, lo que significa que están acostumbrados a comprar online y manejan bien las tecnologías necesarias. Sin embargo, hay otros que no, que no lo han hecho nunca y no saben como funciona el mundo de la venta online. Como negocio hemos de adaptarnos a todos ellos, y más a estos últimos, para los crearemos desde unas instrucciones o un tutorial a un pequeño escrito que podamos enviar por mensajería instantánea o una imagen en la que queden reflejados los pasos a dar para realizar los pedidos.
En segundo lugar, nos detendremos en los envíos y la logística. Y como primer paso al respecto, debemos conocer cuáles son los principales servicios de paquetería que trabajan en nuestra zona. Una vez tengamos los nombres, les llamaremos para solicitarles una propuesta comercial. Y si tenemos negocios cercanos que ya cuenten con este servicio de entrega, pararemos a preguntarles con qué empresas lo llevan a cabo. Esto nos ayudará a conocer y comparar las condiciones de cada uno.
También hemos de elegir a la persona que se va a encargar de gestionar esos pedidos. Y, por último, es muy importante la manera en la que vamos a embalar el producto si vamos a dedicarnos a la venta online. Para ello hay distintas opciones que van desde el sobre de plástico, con o sin papel burbuja, a una caja de cartón con corcho en su interior (por ejemplo, si el producto es grande y frágil). Todo depende de las características del mismo.
En tercer lugar, hemos de tener en cuenta la experiencia de cliente, la cual deseamos que sea buena. Para conseguirlo, es importante que le sorprendamos, hecho que puede animarle a repetir la compra en un futuro próximo. Esto lo podemos conseguir desde cuidando el embalaje, el cual ayude a conservar el producto hasta su destino (y no nos veamos obligados a reenviarlo, con el sobrecoste que eso tiene) o su tamaño hasta la adaptación de este a la imagen corporativa de la empresa, la cual puede hacerse con una pegatina, un sello o dándole ‘un toque de marca’ a la bolsa.
También, y en función del modelo de negocio que vayas a implementar, tienes diferentes soluciones para facilitar el pago a tus clientes. Si lo que quieres es dar el salto a la venta online o a distancia por teléfono, dispones del TPV virtual y de Paygold. Sin embargo, si deseas realizar la venta a domicilio, existen otras alternativas como el TPV GPRS.
La venta online es un proceso en constante evolución. Las herramientas aportadas os van a ayudar a comenzar, debiendo perfeccionar el procedimiento en los siguientes pasos de cara a hacer vuestro negocio más y más grande.