¿Cómo funciona una tarjeta de crédito?
La tarjeta de crédito es un producto financiero que pone a disposición de su titular una determinada cantidad de dinero a crédito. Con este crédito, el usuario puede realizar pagos y obtener efectivo aunque no disponga de saldo en su cuenta bancaria. El crédito de la tarjeta se puede utilizar libremente durante un periodo de tiempo establecido, generalmente de un mes. Sin embargo, una vez finalizado este periodo, la entidad bancaria carga los pagos realizados con la tarjeta a la cuenta de domiciliación del usuario. En caso de que esta cuenta no tenga suficientes fondos, el propietario tiene que devolver esa cantidad más una serie de comisiones e intereses dentro de los plazos establecidos en las condiciones de su cuenta corriente, como si de una línea de crédito se tratara.
Pagar a plazos las compras
Como bien hemos avanzado, la tarjeta de crédito permite aplazar los distintos pagos que se lleven a cabo, pudiendo devolverlos de 3 formas: bien a fin de mes (un día establecido del mes siguiente al que se efectúa la compra), sin intereses, mediante un porcentaje mensual del importe total gastado o una cuota fija mensual (con intereses, comisiones y gastos asociados), o fraccionando en el momento el pago de cualquier compra o recibo, a partir de 50€, de 3 a 6 meses (con comisión) y de 7 a 35 meses (con intereses).
¿Cómo se establece el crédito de una tarjeta?
El crédito o límite de la tarjeta se fija durante su contratación, y aparece entre las condiciones del contrato que firma el propietario. Este crédito refleja la cantidad máxima que el propietario de la tarjeta puede utilizar durante el periodo marcado por la entidad financiera.
Las entidades bancarias determinan el crédito de la tarjeta en función del perfil socio-económico del solicitante. Igual que ocurre al contratar un préstamo o crédito, la entidad analiza el nivel de ingresos del cliente para valorar su solvencia y fijar un límite de crédito que éste pueda asumir y que no suponga demasiado riesgo para el banco. No obstante, esta cifra puede variar con el paso del tiempo, o puede ser modificada si el propietario de la tarjeta así lo desea. Reducir el límite de la tarjeta no suele presentar ninguna dificultad, pero aumentarlo sí que requiere la autorización de la entidad.
Consideraciones a la hora de aumentar el crédito de una tarjeta
La mayoría de las entidades ofrecen la posibilidad de aumentar el crédito de una tarjeta, pero esta medida conlleva unas consecuencias que siempre deben estudiarse antes de tomar esta decisión. Asimismo, es fundamental valorar el efecto que ese aumento de crédito va a tener para el propietario de la tarjeta y si esta es la opción más adecuada.
En primer lugar, el titular debe calcular el gasto en el que va incurrir con este nuevo límite, y si cuenta con recursos suficientes para asumirlo. A veces el nuevo límite viene preestablecido por la entidad, por lo que puede que no se adapte del todo a las necesidades del usuario. Igualmente, para evitar un posible endeudamiento, deben considerarse los intereses y comisiones que se aplicarían en caso de que el usuario no pudiera pagar los gastos de la tarjeta al vencimiento del mes.
Otro factor importante a la hora de tomar esta decisión, es si los motivos por los que se quiere ampliar el crédito son de peso, y si realmente esta ampliación soluciona el problema. Estos motivos determinan además si el aumento de crédito debe ser una medida temporal o definitiva. Por ejemplo, si el usuario decide ampliar el límite de su crédito porque se acerca un periodo en el que su gasto será mayor, o porque quiere adquirir algún bien de valor superior a su límite actual, probablemente necesite sólo una ampliación temporal. Si por el contrario sus ingresos se han visto incrementados y, con ello, su nivel de vida en general ha cambiado, puede que deba solicitar un aumento definitivo.
Qué hacer para aumentar el crédito de una tarjeta
Solicitar un aumento del crédito de una tarjeta es un proceso bastante sencillo, especialmente ahora que la mayoría de los bancos ofrecen la opción de realizar trámites online o mediante una aplicación para móvil. El usuario solo tiene que solicitar a su entidad bancaria la autorización para ampliar el límite de su crédito. Si se trata de un aumento temporal, este proceso no suele requerir documentación ni un estudio demasiado exhaustivo, mientras que si el aumento es definitivo, sí es probable que se requiera nueva documentación y un periodo de espera mayor. Además, ambos casos cuentan con los requisitos comunes de estar al corriente de los pagos, y de no figurar en ningún fichero de morosidad.
Para realizar esta solicitud en una sucursal bancaria, el interesado debe acudir a la sucursal de su elección y expresar su intención de aumentar el crédito de su tarjeta. En función de la situación financiera del interesado y del aumento solicitado, se acepta su petición de inmediato o se procede a su estudio. En ambos casos, el proceso no se formaliza hasta que el solicitante firma un nuevo acuerdo en el que se especifican los nuevos límites del crédito disponible en la tarjeta.
Para realizar este mismo proceso online, el titular debe iniciar sesión en su aplicación bancaria web o móvil, y seleccionar la tarjeta para la que desea solicitar una ampliación. Después, debe indicar el nuevo límite de crédito del que desea disponer, o elegirlo entre unos tramos predeterminados por el banco. Al igual que con los trámites presenciales, esta ampliación puede autorizarse de manera automática o requerir varios días para el procesamiento de la solicitud. No obstante, es importante recordar que no todas las entidades ofrecen la opción de obtener un aumento definitivo por esta vía.