¿Y si viviésemos en un mundo sin dinero? Imagínalo por un instante: más rápido que un parpadeo, el dinero de repente desaparece para siempre en todos los lugares del planeta. ¿Sería posible entonces continuar con el ritmo de vida actual? ¿Cómo se llevarían a cabo los intercambios económicos a partir de ese momento?
Aunque únicamente se trata de un simple ejercicio de suposición, es muy probable que el hecho de no disponer del dinero como medio de pago universal provocase una completa transformación de la realidad, a la vez que plantease numerosas cuestiones, en principio, difíciles de responder: ¿la sociedad recurriría otra vez al trueque? ¿Se inventaría a lo mejor una nueva forma de dinero? ¿Quizá virtual? ¿O, por el contrario, las personas optarían por olvidar la existencia del dinero, para así vivir en un mundo de felicidad y despreocupación?
El análisis de cada uno de estos escenarios hipotéticos invita a tomar consciencia de la relevancia que guarda el dinero en el modelo socioeconómico vigente hoy en día. Pero, antes de indagar más acerca de por qué existe el dinero y para qué se emplea, es inevitable preguntarse… ¿Y si la humanidad recuperase el trueque mañana?
¿Vuelta al sistema de trueque?
El trueque sobrevive en esos niños que todavía intercambian juguetes y coleccionables. Sin embargo, en la antigüedad el trueque era el mecanismo aceptado para efectuar traspasos de bienes. Así, alguien que, por ejemplo, vivía de cultivar la tierra cambiaba con otra persona parte de su cosecha por carne, pescado, telas… Y es que a través del trueque uno podía conseguir aquellas mercancías y materiales que necesitaba pero no poseía, ofreciendo como contraprestación el resultado de su esfuerzo diario, ya fuese este cazar, pescar o recolectar.
No obstante, el trueque no era un sistema perfecto, puesto que no podían participar de estos intercambios las personas que carecían de bienes u objetos que ceder. En el anterior caso del agricultor, ¿de qué modo este podía hacer trueques si su cosecha, por ejemplo, aún no había dado los frutos esperados? Además, al no haber un baremo único sobre el que calcular el resto de valores, con frecuencia tampoco había acuerdos a la hora de establecer equivalencias entre unas mercancías y otras: ¿cuál vale más? ¿Qué cantidades de cada una logran que un trueque sea justo?
Debido a las limitaciones del trueque, los problemas vinculados al intercambio económico proseguirían en un mundo sin dinero. O tal vez no y puede que la solución se halle justo ahí. ¿Sería idílico un mundo sin ese vínculo tan fuerte entre el ser humano y el dinero? ¡No dejes de leer!
Un mundo sin dinero, ¿es posible?
Después de evaluar el trueque y ante la gran pregunta por contestar “¿cómo sería la vida en un mundo sin dinero?”, otra opción pasaría por asumir una realidad regida por la ausencia de este. Sin duda, pese a que pueda parecer una posibilidad utópica, tendría que ser un mundo feliz y despreocupado, donde los intercambios no generasen el más mínimo conflicto o complicación.
Aunque tampoco sería descabellado imaginar el escenario opuesto: un panorama terrorífico en el que las personas dependen tanto del dinero que, tras su desaparición repentina, se vuelven absolutamente incapaces de efectuar más intercambios.
¿Qué tipos de dinero existen y cuáles son sus principales usos?
Inventar nuevas formas de dinero emerge como otra solución plausible. Hoy, la innovación y los avances tecnológicos son una constante, por lo que la implantación de dinero virtual, es decir, utilizado exclusivamente en intercambios comerciales a través de Internet sin necesidad de que circule físicamente, podría dar lugar a una auténtica revolución en la manera de entender el dinero y sus usos cotidianos.
Y es que, ya fuera de los supuestos anteriores, en la actualidad hay diversos tipos de dinero. Por un lado, el dinero fiduciario es el que se emplea cada día. Son los billetes de papel moneda y las monedas metálicas (de plata, cobre, níquel…) que simbolizan un valor concreto, dictado por las autoridades financieras. Por otro lado, el llamado dinero mercancía, a diferencia del fiduciario, sí alberga una correlación entre su valor y la representación del mismo. Los lingotes de oro suponen el ejemplo más claro de dinero mercancía.
Asimismo, existen otras dos clases de dinero: el dinero pagaré, típico de talones y cheques; y el dinero electrónico o digital, con los beneficios de que este disminuye los plazos de espera de las operaciones y no se encuentra sometido a las limitaciones geográficas. Las tarjetas de crédito y débito funcionan con este tipo de dinero. Finalmente, muy asociado al pago con tarjeta o en ‘plástico’, el dinero bancario es el dinero procedente de las entidades financieras.
Estos distintos tipos de dinero no hacen sino poner de relieve la trascendencia del dinero en la vida de las personas. Con dinero, compras comida, medicamentos, ropa, aparatos electrónicos, libros, entradas de espectáculos y una infinidad de bienes y servicios adicionales. Por eso, es necesario contar con el dinero como sistema de pago universal e instrumento para fijar el precio de las cosas, y así poder comparar unas con otras.