¿Qué es el autoconsumo fotovoltaico?
El autoconsumo fotovoltaico consiste en el uso de energía producida en instalaciones fotovoltaicas que se tienen en propiedad. Así, y gracias a este sistema, no se depende de fuentes externas (en la totalidad del consumo energético). La energía que más se ‘autoconsume’ es la solar, la cual se obtiene a través de las placas solares.
¿Cuál es el principal beneficio del autoconsumo fotovoltaico?
La principal ventaja del autoconsumo fotovoltaico, si atendemos al día a día de las personas, es que puede llegar a reducir la factura de la luz, de media, entre un 30% y un 50% (este porcentaje podrá ascender hasta el 70% si se cuenta con baterías que permitan hacer uso de la energía producida durante las horas sin luz solar). Con el dinero ahorrado se podrá amortizar la inversión inicial que se realiza en la instalación de autoconsumo fotovoltaico (y, más en concreto, en las placas solares).
Así, y teniendo en cuenta estos datos, se estima que el tiempo medio (en hogares) que se tarda en recuperar lo pagado por las placas solares es de 7 años, por lo que si tenemos en cuenta que su vida media es de 25 a 30 años, son 18 (como mínimo) en los que la energía producida por dicha instalación solar es gratuita.
Otros beneficios del autoconsumo fotovoltaico
La “rentabilidad” no es la única ventaja del autoconsumo fotovoltaico. Y es que, dado que la energía se genera a partir de fuentes ‘renovables’, el proceso no da lugar a la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera, lo que hace que disminuya la huella de carbono. En definitiva: ayuda a cuidar del medio ambiente. Algo, a día de hoy, muy necesario.
Tipos de autoconsumo fotovoltaico
Son varias las tipologías de autoconsumo fotovoltaico, en base a diferentes factores:
El uso de la energía
- Individual: la instalación fotovoltaica se asocia, únicamente, a un consumidor (corresponde, normalmente, a aquellas que se colocan en viviendas unifamiliares o, también, en pequeños negocios).
- Colectivo: la instalación fotovoltaica se encarga de abastecer a varios consumidores (algo que, comúnmente, sucede en las comunidades de vecinos).
La conexión
- Conectadas a la red: tanto una vivienda como una oficina están conectadas a dos fuentes que les suministran energía: la instalación fotovoltaica de autoconsumo (como, por ejemplo, los paneles solares) y la red eléctrica.
- Aisladas: la vivienda o la oficina tienen, únicamente, la instalación fotovoltaica para producir la energía eléctrica que demandan (por ejemplo, la instalación de bombeo de agua o una vivienda aislada en el medio del campo).
El excedente de energía
- Con excedentes: si la instalación fotovoltaica genera un ‘sobrante’ de energía, este puede verterse a la Red de Transporte y Distribución, obteniéndose un beneficio, bien por su venta o bien para compensar la energía que se necesita cuando la instalación fotovoltaica no está produciendo.
- Sin excedentes: no se permite el vertido del ‘sobrante’ a la Red de Transporte y Distribución (gracias a un sistema antivertido). El sobrante se puede almacenar, en este caso, en baterías adicionales y se usará en esos momentos en los que se necesite porque sea más difícil generarla.
¿Por qué es rentable el autoconsumo fotovoltaico?
Al contrario de lo que se piensa, el autoconsumo fotovoltaico es rentable.
Si bien es cierto que se requiere de una inversión de dinero (por ejemplo, para la instalación de placas solares) en los inicios, a medio-largo plazo queda rentabilizada y, desde ese momento, la energía que genere la instalación de autoconsumo fotovoltaico será prácticamente “gratuita” (solo habrá que costear el mantenimiento, bastante económico).
Además, y para abaratar este gasto en las instalaciones fotovoltaicas, y hacer más rentable aún el autoconsumo, existen una serie de ayudas que se pueden solicitar. La más importante la ofrece la UE, dentro del marco de los Fondos de Recuperación ‘Next Generation’, con subvenciones directas, en el caso de España, que cubren hasta el 40% de la inversión inicial. Esto, unido a la bonificación de impuestos municipales (IBI) decretadas por algunos ayuntamientos, pueden dejar los plazos de amortización en tres años.
Por último, y adicionalmente, por la gestión del excedente que produce la instalación fotovoltaica se puede conseguir, a través de la comercializadora, el uso de dicha energía en los tramos horarios en los que la instalación no está produciendo pero sí hay consumo de energía (por ejemplo, a primera hora de la mañana o por la noche).
Si además instalas baterías en tu instalación fotovoltaica, todos estos beneficios aumentan considerablemente.