¿Por qué nos cuesta tanto decir ‘no’?
En primer lugar, porque sabemos que decir no a un ofrecimiento puede conllevar el que estemos perdiendo una oportunidad. Algo que nos puede reconcomer si, además, queremos hacer ese encargo pero somos conscientes de que no podemos por falta de tiempo u otra razón.
Además, dado que han pensado en nosotros para hacer esa tarea, tener que decir 'no', da igual el motivo, puede decepcionar a la otra parte. Una sensación que siempre incomoda.
Vamos, tú puedes decir 'no'
Pero podemos hacerlo. Podemos decir no. Aunque sea a un jefe. ¿De verdad? Sí, pero hay que cuidar mucho las formas. Decir no de manera equivocada puede ser un tremendo error. Decirlo de manera apropiada, hasta un acierto (incluso con beneficios superiores a los que podríamos obtener diciendo sí a una proposición).
En opinión de Cristina Arróniz, “a veces decir no puede ser positivo porque demuestras tener un tipo de personalidad que la empresa necesita para ciertos puestos directivos”. Pero también puede ser negativo “porque puede ser el final de tu carrera en la empresa, porque puede eliminar las opciones de promoción o porque, a partir de ese momento, la relación con tu jefe puede ser bastante complicada”.
Decir ‘no’ a un jefe puede ser intimidante, pero hay un montón de situaciones en las que conviene hacerlo. La clave está en aprender a decirlo de una manera que no suene muy directa y tajante y con la que ayudemos a nuestro superior a encontrar una solución alternativa.
La clave al decir 'no' está en la información y la comunicación
En primer lugar, deberíamos mantener al jefe siempre informado sobre lo que estamos haciendo, para que entienda mejor que no podemos asumir más carga de trabajo y que sea él quien decida cuál dejamos de lado para acometer este nuevo encargo. Cuanto más comunicativo te muestres desde el primer momento, más profesional y de confianza parecerás, lo que sin duda te pondrá en una mejor posición para negociar más adelante.
Además, no te lances al “decir no” sin haber entablado antes algo de conversación. Puedes preguntar en qué consiste realmente la tarea, para saber cuál va a ser tu trabajo y papel. Una vez lo sepas, valora los beneficios que podría conllevar el aceptar esta nueva misión y explora posibles alternativas. Por ejemplo, puedes preguntar a tu jefe si alguien más en tu equipo podría asumir esta tarea o, también, puedes recomendar una manera diferente de resolver el problema.
En opinión de Cristina Arróniz, lo primero que debemos hacer, antes de dar una respuesta a nuestro jefe sobre una propuesta de la que tenemos dudas de si nos conviene aceptar o no, es hacer un análisis. “El tipo de análisis dependerá del tipo de propuesta y de la trascendencia de la misma. No es lo mismo una propuesta de aceptación de nuevas tareas, o la petición de un sobreesfuerzo adicional, que la aceptación de una propuesta de cambio de puesto o de departamento, o una propuesta de promoción o de traslado a otra empresa del grupo o de país”.
En todos los casos, hay que plantearse "cuáles son los motivos por los que no quiero aceptar dicha petición, que ventajas e inconvenientes puedo obtener si digo que sí y si digo que no y qué consecuencias positivas y negativas tienen cada una de las opciones. Una vez tengamos la lista de consecuencias positivas y negativas tendré que analizarlas en función del nivel de trascendencia que pueda tener mi decisión y definir mi plan de comunicación en el caso que tome la decisión de decir no”.
Cómo negar sin decir la palabra no
Si el que calla otorga, se puede negar la mayor sin emplear la palabra no. ¿Cómo? Con una buena argumentación que, además, incluya una forma alternativa para resolver el problema. Esto hará que tu jefe aprecie tu preocupación y el esfuerzo que has puesto en encontrar una solución para hacer el trabajo, aunque finalmente no lo hagas tú.
Así pues, la primera recomendación es escoger muy bien tus palabras. Deja claro que estás preocupado por los intereses de la compañía y cuál puede ser la mejor solución. Además, Cristina Arróniz recomienda comunicar la decisión de una forma clara y concisa. “No des muchas vueltas y asegúrate de dices exactamente lo que quieres decir y de que queda clara tu decisión”.
Igualmente, hay que ser asertivo y comunicar “con respeto tu decisión, cómo lo sientes, sin culpar al otro y defendiendo tu posición. No subamos el tono de voz ni bajemos la mirada”. Por último, la experta recomienda ser agradecidos: “en el caso de que se proponga un nuevo proyecto, promoción o nuevas responsabilidades, agradece siempre a tu jefe que haya pensado en ti”.
Y, evidentemente, no respondas por correo electrónico o un mensaje directo. Por difícil que pueda parecer, es mejor decir ‘no’ cara a cara.
Cuidado que vienen curvas
Eso sí, no te pienses que, a la primera de cambio, puedes negarte ante tu jefe a hacer una tarea.
Es cierto que con el tiempo se aprende a decir que no de manera correcta, lo que evita muchos dolores de cabeza y pérdidas de tiempo. Pero, al igual que hay situaciones en las que está bien visto decir que no, hay otras en las que no debes lanzarte al vacío porque aún no tienes red.
Por ejemplo, si apenas llevas seis meses en un nuevo trabajo, quizá tengas que seguir diciendo muchas más veces que sí, lo que reforzará tu imagen como persona motivada y trabajadora. No en vano, eres nuevo en el equipo y se espera de ti que estés entregado a la causa. Como explica Arróniz, “no es lo mismo el no de un empleado que lleva bastantes años trabajando en la empresa y que ha demostrado su talento y compromiso a lo largo de los años, que el de una persona que se incorporó hace unos meses y que tiene que demostrar sus capacidades, sus resultados y su implicación”.
Otra situación en la que debes abstenerte de decir que no es si te acaban de hacer una evaluación de tu desempeño en el trabajo y has obtenido algo más parecido al “necesita mejorar” que al “destaca”.
En opinión de Cristina Arróniz, también debemos tener muy en cuenta: quién es la persona a la que tengo que decir no (director general, gerente, responsable de departamento, responsable directo), qué tipo de relación tenemos con el/ella, qué tipo de personalidad tiene o cuál es su estilo de liderazgo. “Si creo que es muy posible que mi jefe no acepte una negativa y que las consecuencias pueden ser graves para mí (como por ejemplo un despido), debo realizar preguntas como ¿me lo puedo permitir a nivel económico?, ¿creo que me puedo recolocar fácilmente y rápidamente?”, antes de decir ‘no’.
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