sostenibilidad

¿Cuándo quedarán prohibidas las bolsas plásticas de un solo uso en España?

Las bolsas de plástico se fabrican con derivados del petróleo, no son biodegradables y amenazan la vida en mares y océanos; Europa prohibirá estos plásticos de un solo uso a partir de 2021.

Las bolsas de plástico tienen los días contados. Siguiendo las directrices del Parlamento Europeo (marzo, 2019), los plásticos de un solo uso quedarán prohibidos en España y el resto del continente a partir de enero de 2021. Esto implica que los habituales cubiertos, vasos, platos y pajitas de plástico, por citar varios de los múltiples objetos de este material que están presentes en todo el mundo, deberán dejar de comercializarse dentro de unos meses. 

Las bolsas plásticas de un solo uso no correrán mejor suerte. Europa también les ha declarado la guerra, apostando en su lugar por materiales más ecológicos, sostenibles y sencillos de reutilizar. Fabricadas mediante el tratamiento de componentes derivados de carburantes fósiles, como el petróleo y el gas natural, las bolsas de plástico resultan especialmente nocivas para el ecosistema debido a que no son reciclables y, además, pueden llegar a necesitar cientos de años para descomponerse y reintegrarse en el ciclo natural. 

La nula capacidad de degradación de estas bolsas plásticas, junto a su distribución indiscriminada en comercios, ha puesto en jaque la sostenibilidad de la Tierra. ¿Pero cuándo el plástico se convirtió en un problema?

La evolución del plástico: de solución a problema

Hoy en día, dentro del lenguaje cotidiano, ‘ser de plástico’ y ‘estar hecho de plástico’ son dos expresiones con cierta connotación negativa, ya que suelen emplearse cuando algo o alguien parece falso, una mera imitación, no transmite confianza o su calidad resulta francamente mejorable. 

Sin embargo, no hace tanto tiempo todo eran beneficios y virtudes cuando se hablaba del plástico. Y es que, con apenas un siglo de existencia (el primer plástico sintético fue creado en 1910 por el químico belga Hendrik Baekeland), este material se popularizó en cada rincón del planeta, porque utilizarlo resultaba barato, duradero y tan ligero como sencillo de fabricar. Se podía usar y tirar, y producir más de manera muy económica. Nadie discutía los beneficios del plástico; así pues, su uso se universalizó.

No obstante, actualmente la situación ha girado de arriba abajo y el plástico, sin lugar a duda, se ha transformado en una de las mayores amenazas a las que se enfrenta la humanidad en sus esfuerzos por lograr que el mundo continúe siendo un lugar habitable. ¿Por qué ha sucedido? Como se ha señalado anteriormente, los plásticos de un solo uso, y sintetizados con componentes provenientes del petróleo, no se degradan y permanecen en el ecosistema, especialmente el marino, durante cientos de años, dañando la flora y fauna que lo habitan. 

Y no solo preocupan los problemas del plástico para regresar al ciclo natural y reintegrarse en la naturaleza, sino que su volumen de producción ha sido tan elevado que, en estos momentos, la cantidad de plástico existente en la Tierra se halla totalmente descontrolada. Hace unos años, en 2015, la Universidad de Georgia estimó en cerca de ocho millones las toneladas de plástico que reciben cada año los mares y océanos. La misma institución calculó que para 2025 esta cifra, que no deja de crecer, podría alcanzar los 17,5 millones de toneladas de residuos plásticos.

bolsas plasticas

¿Cómo dañan a la naturaleza las bolsas plásticas?

A largo plazo, las perspectivas tampoco parecen alentadoras. El Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) predice que, si nada cambia y no se implementan medidas que frenen la proliferación descontrolada de plásticos de un solo uso, en 2050 los océanos del mundo tendrán más toneladas de plástico que de animales. No hay duda de que las bolsas plásticas, uno de los usos más frecuentes que recibe este material, van a ahogar la supervivencia de los ecosistemas acuáticos. Es turno ahora de trazar esas razones por las cuales estas bolsas de plástico perjudican tanto la vida de las especies marinas 

Las Naciones Unidas han cifrado en 100.000 la cantidad de tortugas y mamíferos marinos muertos cada año a consecuencia de los residuos plásticos; el número asciende a un millón cuando se trata de aves marinas. ¿Cómo es posible? En el caso de las tortugas, a menudo confunden las bolsas plásticas con algas y se las comen, aunque luego no pueden digerirlas. Dentro del estómago de ballenas varadas en playas, también han encontrado cientos de kilos de plástico. Por desgracia, y de igual modo, resulta habitual que muchos animales se enreden con las bolsas de plástico que flotan a la deriva, algo que reduce su capacidad de movimiento e, incluso, llegan a taponarles branquias y espiráculos, impidiéndoles respirar. 

De una forma u otra, las bolsas plásticas condicionan la supervivencia de todas estas especies. Aunque no solo los grandes objetos de plástico, como las bolsas de un solo uso, representan un peligro, sino que los microplásticos (de un tamaño inferior a cinco milímetros de diámetro) también se adhieren a la cadena trófica y acaban siendo consumidos por las personas cuando toman pescado. En 2018, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) analizó y alertó de que casi siete de cada 10 alimentos de procedencia marina (el 69%) albergan peligrosos niveles de microplásticos.

¿Qué alternativas existen a las bolsas plásticas?

Las bolsas biodegradables y compostables suponen dos alternativas a las bolsas de plástico de un solo uso. A continuación, se detalla más sobre cada una de ellas y qué las diferencia:

  • Bolsas biodegradables: a través del biodegradado, los procesos metabólicos que realizan determinados microorganismos vivos (algas, hongos y bacterias), bajo ciertas condiciones ambientales, convierten en nutrientes para el suelo (agua, abono, dióxido de carbono…) el material con el que se fabrican este tipo de bolsas. Esto garantiza que los recursos naturales utilizados para elaborarlas, después de su vida útil, son de nuevo introducidos en el ecosistema. Hoy en día, ya se confeccionan bolsas con ciertos plásticos biodegradables (o bioplásticos), que se descomponen en cuestión de pocos años (y no tardan siglos, como las bolsas plásticas convencionales) por la acción de estos microorganismos .
  • Bolsas compostables: se fabrican a base de fécula vegetal y no generan residuos perjudiciales para el medio ambiente. Estas bolsas, una vez utilizadas, se transforman con rapidez en abono orgánico (compost), sometiéndolas a procesos industriales que se llevan a cabo en instalaciones especializadas. A diferencia de las bolsas biodegradables, este tipo de bolsas requiere de la acción humana para volver a la naturaleza.

Ya sean biodegradables, compostables o de papel, cartón e incluso de tejidos naturales y telas, todas las bolsas producen un efecto sobre el entorno, aunque nunca de la misma intensidad. De modo que, si eliges para tus bolsas una alternativa distinta al plástico de usar y tirar, ten en consideración, a la hora de escoger, factores como su durabilidad (el número de veces a reutilizar), el modo de fabricación y energía que dicho proceso precisa, las opciones de reciclaje y la velocidad del material para descomponerse y regresar al ciclo natural.

¿Hay vida después del plástico?

BBVA lo tiene claro: rotundamente sí. Por ello, consciente de la problemática que el uso de estos plásticos supone para los océanos y mares del planeta, la entidad viene desarrollando acciones para rebajar y, en última instancia, extinguir de sus instalaciones el empleo de plásticos. De esta forma, el banco lleva a cabo la iniciativa ‘BBVA sin plásticos’, la cual persigue eliminar todos aquellos plásticos presentes en la Ciudad BBVA, sede del banco en España. Además, la entidad ya reemplaza los cubiertos, envoltorios y recipientes de plástico de un solo uso por otros elaborados a partir de materiales biodegradables e inocuos para con el medio ambiente.