¿Cuáles son las diferencias entre las placas solares térmicas y las fotovoltaicas?

Sin embargo, y antes de adentrarnos en ellas, conozcámoslos a ambos:

¿Qué es un panel solar térmico?

Un panel solar térmico (al que también se conoce con el término ‘captador’ o ‘colector’) es aquel que aprovecha los rayos solares para la generación de energía térmica que, acto seguido, calienta el agua que se encuentra en el interior de la placa, la cual se va a utilizar en el hogar (para agua caliente sanitaria, calefacción, etc.) o, incluso, para la climatización de piscinas. 

¿Qué es un panel solar fotovoltaico?

Un panel solar fotovoltaico es el que aprovecha la radiación del sol para la producción de electricidad, gracias a las células fotovoltaicas que los componen. Estas son las encargadas de absorber las partículas de luz (o fotones), gracias a las cuales se genera la energía de corriente continua (o CC) que, gracias a un inversor, se transforma en corriente alterna (o CA), que es la utilizada en las casas.

La primera diferencia entre una placa solar térmica y una fotovoltaica está en la función que cumplen. Si bien es cierto que en ambos tipos se utilizan los rayos que proceden del sol, no se emplean para lo mismo: las térmicas los “usan” para la obtención de energía térmica y las fotovoltaicas, por su parte, para la generación de electricidad. 

El uso, tanto del panel solar térmico como del fotovoltaico, va a ser la segunda diferencia entre ambos. En concreto, si se emplea más o menos. Se estima que la instalación de paneles solares fotovoltaicos (dado que abaratan, y bastante, la factura de la luz, además de ser la opción a utilizar en aquellos lugares a los que no llega la red eléctrica) es más habitual que la colocación de paneles solares térmicos.

La tercera diferencia entre una placa solar térmica y una fotovoltaica son los materiales que las componen. La placa solar térmica se fabrica, en su cubierta, con vidrio templado (permitiendo que se capte mejor la energía solar) mientras que la fotovoltaica, y en concreto las células de las que se compone, se hacen con silicio (que es un buen conductor), ya sea monocristalino o policristalino. También se “distinguen” por su vida útil. Mientras que un panel solar térmico va a durar, de media, 10 años, uno fotovoltaico lo hará, aproximadamente, 25 años. Por último, la instalación es más sencilla si se trata de una placa solar térmica y más compleja si es fotovoltaica (lo que supone una nueva diferencia entre ellas).

Tras conocer las diferencias entre un panel solar térmico y uno fotovoltaico, son muchos los que se preguntan: ¿qué opción es la mejor? No hay una respuesta clara a esta pregunta, ya que depende del uso que se le vaya a dar al panel solar (térmico y/o fotovoltaico). Por eso, y a la hora de elegir, es recomendable que se tenga este aspecto en cuenta.

• En el caso de la solar térmica: su uso principal es para calefacción y agua caliente en los hogares. 
• En el caso de la fotovoltaica: su uso principal es la producción de energía eléctrica para el hogar. Esta última tecnología es muy interesante como complemento a la aerotermia, dado que este equipo produce el ACS del inmueble, la calefacción y refrigeración, permitiendo eliminar (de los inmuebles) los combustibles que son del tipo del gas y gasoil.

Por último, indicar que existen soluciones de paneles híbridos que combinan la producción de electricidad y agua caliente para el inmueble en el que se instalan.

Si, conocidas las diferencias entre un panel solar térmico y uno fotovoltaico, se opta por el segundo, hay que tener en cuenta lo que ya avanzamos en el apartado anterior, relativo a los materiales: pueden ser monocristalinos o policristalinos.

¿Qué diferencia al panel solar monocristalino del policristalino? 

En primer lugar, la forma de sus celdas, circulares en el monocristalino y cuadradas en el policristalino. Además, y es también una diferencia, el primero es capaz de producir una mayor cantidad de energía que el segundo, lo que le hace más eficiente (es decir, convierte una mayor cantidad de energía solar en electricidad). Su coste de fabricación es otra diferencia entre los paneles solares monocristalinos y policristalinos. El de los primeros es más elevado, por la dificultad a la hora de encontrar una pieza única de silicio de grandes dimensiones (y porque se desperdician, en el tratado del mismo, ciertas cantidades) que en los segundos.

Abonar el precio de los paneles solares, y de su instalación, es una inversión a largo plazo. Se estima que, de media, el ahorro energético que se genera, gracias a ellas, llega hasta el 70%, lo que implica un descenso considerable en la factura de la luz. 

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