Los planes de pensiones son los vehículos de ahorro para la jubilación más populares. Se basan en las aportaciones de capital que sus titulares realizan y que son invertidas por los gestores del plan, siguiendo los criterios de rentabilidad y riesgo previamente fijados en la política de inversión del mismo.
Por ello, y antes de contratarlo, debes fijarte bien en esta política de inversión del plan, ya que es la que marca de si es apto o no para el cumplimiento de tus objetivos de ahorro. En este artículo te explicamos los 3 criterios que rigen la naturaleza de los planes.
Según su política de inversión
La política de inversión del plan suele marcar, como hemos dicho, si este te ayudará o no a cumplir tus objetivos de ahorro. Por eso, se recomienda revisar bien los activos en los que invierte y sus características (sobre todo el nivel de riesgo). Hay un total de 4 tipos de planes según esta política de inversión:
- Renta fija: la inversión se realiza en activos con similar denominación (por ejemplo obligaciones, bonos, letras del Tesoro o pagarés de empresas). Suelen tener un nivel de riesgo bajo (o medio) y una rentabilidad menor frente a otros activos más arriesgados.
- Renta variable: se apuesta por activos de riesgo más elevado (como acciones o instrumentos financieros derivados), hecho que ofrece un potencial de rentabilidad más alto aunque no esté garantizado y, en caso de escenarios negativos, puede conllevar importantes pérdidas.
- Renta mixta: se combinan los dos anteriores, siendo el porcentaje de cada uno el que defina el riesgo y la rentabilidad esperada de la inversión.
- Garantizados: el titular tiene garantizado que recuperará la totalidad del dinero invertido, siempre y cuando mantenga el plan hasta la fecha de vencimiento. Al garantizar todo de antemano, estos planes conllevan un riesgo muy reducido, aunque su rentabilidad es menor. Pueden ser de 2 tipos:
- Rendimiento Fijo: garantizan, a vencimiento, el alcanzar al menos un valor liquidativo determinado o un porcentaje de rentabilidad mínima.
- Rendimiento Variable: aseguran la recuperación de la inversión inicial más una posible rentabilidad adicional vinculada, total o parcialmente, a la evolución de instrumentos de renta variable, divisa o cualquier otro activo.
Según las aportaciones y prestaciones
Los planes de pensiones se nutren de las inversiones que realizan los titulares de forma que, en función de la cuantía de estas aportaciones, podemos distinguir 3 modalidades:
- Planes de prestación definida: se fija para el momento del rescate tanto el capital aportado por el partícipe como una prestación o rentabilidad garantizada, previamente definida, variando anualmente las aportaciones a realizar en función de cálculos actuariales.
- Planes de aportación definida: se establece la cuantía de las aportaciones a realizar por el partícipe (o por el promotor). A diferencia del anterior, no están estipuladas las prestaciones futuras, que se cuantificarán en el momento en que tenga lugar la contingencia y en función de la capitalización de lo aportado.
- Planes mixtos: son una combinación de los dos anteriores. Así, se fija una aportación periódica y, al mismo tiempo, se establece una rentabilidad o prestación mínima que el titular obtendrá cuando rescate el plan.
Según el promotor
El promotor de un plan de pensiones es quien lo crea, no los titulares del mismo. Puede ser cualquier empresa, corporación, sociedad, sindicato o colectivo y, en base a esto, existen 3 tipos:
- De empleo: se dan cuando los titulares son empleados de las empresas o corporaciones que promueven el plan, pudiendo realizarse aportaciones por ambas partes.
- Individuales: los promotores son entidades financieras y los titulares personas físicas, siendo contratados por estos último para alcanzar sus objetivos de ahorro a futuro.
- Asociados. los promueven los gremios, sindicatos, o asociaciones y sus titulares son sus propios miembros.