La movilidad sostenible llega a nuestras vidas

La movilidad sostenible salva vidas. Hoy en día, los núcleos urbanos cada vez se hallan más superpoblados, lo que conlleva un aumento de los desplazamientos en ciudad y de la distancia de dichos desplazamientos; porque estas urbes no dejan de crecer en extensión. Frente al empleo desmedido de automóviles propulsados por combustibles fósiles, la movilidad sostenible potencia el uso de formas de transporte que no emiten a la atmósfera gases de efecto invernadero; ejemplos de ello son vehículos eléctricos, bicicletas, medios de transporte públicos (autobús, metro, tren, tranvía, etc.) y caminar.

El objetivo final que la movilidad sostenible persigue es mejorar la calidad del aire que a diario respiras. En España, así lo ha cifrado un estudio del Instituto de Salud Carlos III, 10.000 personas al año mueren debido a las consecuencias de inhalar contaminantes atmosféricos. Ante estos devastadores efectos sobre la salud de las personas, y todos los perjuicios que los gases nocivos suponen para el medio ambiente, los hábitos de movilidad sostenible representan una llamada a la acción y poder revertir el panorama actual. ¿Pero qué es exactamente la movilidad sostenible?

El término movilidad sostenible engloba un conjunto de prácticas ideadas para hacer frente a las consecuencias negativas que, en la salud de las personas y del medio ambiente, produce el uso sin freno de los coches particulares que a diario se agolpan en las calles de los núcleos urbanos, incrementando los niveles de gases de efecto invernadero (responsables del calentamiento global) emitidos a la atmósfera y reduciendo la calidad del aire.

Así pues, el fin último de la movilidad sostenible pasa por rebajar el nivel de la huella de carbono que genera la actividad humana. ¿Y cómo pretende conseguirlo? La movilidad sostenible se basa en la incorporación a los hábitos de vida de formas de desplazamiento más amables con el medio ambiente.

La movilidad sostenible es firme defensora de la utilización cotidiana de medios de transporte públicos, como el autobús, el metro y el tren, antes de recurrir al automóvil particular. En caso de que no tengas más remedio que optar por coger el coche, las prácticas de movilidad sostenible recomiendan evitar desplazamientos individuales y, en vez de ello, compartir vehículo; una medida que te supondrá un ahorro económico, al compartir gastos de combustible, y disminuirá el impacto que produces sobre el medio ambiente (cuatro personas dentro de un mismo automóvil contaminan mucho menos que si cada una de ellas viaja en un coche distinto).

Asimismo, los hábitos de movilidad sostenible te animan a sustituir tu automóvil convencional, propulsado con gasolina o gasoil, por un vehículo 100% eléctrico o uno híbrido (cuya conducción combina el motor de explosión con uno alimentado por electricidad). Además, estos coches ecológicos son más eficientes y silenciosos, preservan el estado del entorno y gozan de incentivos fiscales (por ejemplo, los coches eléctricos se encuentran exentos de abonar el impuesto de matriculación). 

Las recomendaciones desde el punto de vista de movilidad sostenible incluyen el empleo generalizado de la bicicleta, como medio de transporte para realizar tus trayectos en ciudad. Se trata de una manera sostenible y ‘verde’ de hacer ejercicio físico y, a la vez, cuidar del medio ambiente. De igual forma, caminar supone un fantástico hábito con el que mantenerse en forma, al tiempo que contribuyes a reducir los niveles de emisión de gases nocivos.

Proteger la salud de las personas y del conjunto del planeta es la razón que impulsa y da sentido a todos los esfuerzos que se emprenden en movilidad sostenible. A continuación, se profundiza en cinco beneficios que pueden reportarte, a ti como a toda la sociedad, los hábitos de movilidad sostenible:

• Solo la movilidad sostenible puede revertir los excesivos niveles de contaminación que generan el transporte y los desplazamientos de las personas. Cuando adquieres hábitos de movilidad sostenible y cambias tu coche de gasolina por uno eléctrico o por el autobús y la bicicleta, estás aportando tu granito de arena de cara a lograr descender la presencia en la atmósfera de esos elementos tan contaminantes para la salud.
  
• Ir en bicicleta y caminar mejora tu estado físico y te ayuda a eliminar el colesterol. Con movilidad sostenible, siempre inviertes en tu bienestar y salud, pero no solo mediante el respeto al medio ambiente, sino de forma directa en tu organismo, ya que también consigues reducir el nivel de estrés, ansiedad e irritabilidad cuando te liberas del atasco de cada día y de la tensión del tráfico.
• A su vez, la movilidad sostenible erradica buena parte de la contaminación acústica o sonora que llena de ruido el paisaje urbano. Una ciudad más tranquila y silenciosa te permite conciliar mejor y más rápido el sueño por las noches, y amanecer descansado la mañana siguiente.
• El precio de los carburantes derivados del petróleo crece y crece, y parece no tener fin su escalada. De modo que, dejar a un lado el coche repercute en ahorro para tu bolsillo. Moverte en autobús, metro o bicicleta rebaja de forma significativa tu volumen de gastos por desplazamientos y te libra de todos los costes asociados de tener un coche.
• Por último, no hay duda de que una ciudad con menos tráfico, mayor calidad del aire, sin tanto ruido y donde los vehículos ecológicos comienzan a ocupar el lugar de los de gasolina se convierte en una ciudad donde vivir resulta más acogedor. Es momento de las llamadas ‘ciudades verdes’, en las cuales los parques y las zonas verdes recuperan el protagonismo perdido bajo kilómetros de asfalto.

Seguidamente, se recogen varios consejos que puedes aplicar en tu vida diaria y que ayudan a hacer posible la consecución de los objetivos por los que pelea la movilidad sostenible:

• En las ciudades con mayor número de habitantes, los medios de transporte público se convierten en tus mejores aliados si quieres ganar tiempo y evitar los grandes atascos y concentraciones de tráfico. Autobuses, trenes, metros y tranvías conforman un abanico de opciones que tener en cuenta cuando acudes a tu lugar de trabajo, y cualquiera de estas posibilidades resulta más económica y respetuosa con la naturaleza que recurrir a tu vehículo particular.
  
• En España no paran de aumentar los kilómetros de carril bici construidos. Esto te brinda una oportunidad fenomenal de moverte en bicicleta. Si no tienes una propia, muchos ayuntamientos cuentan con servicio de alquiler. Las bicicletas son un medio de transporte nada contaminante y muy beneficioso para la salud y el bienestar físico de aquellos que se desplazan sobre ellas. 
  
• Camina siempre que puedas, ya que es un ejercicio sencillo y tremendamente saludable. Ya sea al supermercado, a tu centro de trabajo o si sales por ocio, desplázate andando. Te harás un favor a ti mismo y al medio ambiente.
  
• Y si su uso te resulta indispensable, comparte coche. Así rebajarás el número de automóviles en circulación y podrás compartir los costes del combustible. En el caso de que no conozcas a ninguna otra persona interesada en compartir trayecto, recuerda que existen aplicaciones móviles especializadas que te permitirán establecer ese contacto.
  

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