"Los hábitos saludables solo se aprenden a través de la educación y el ejemplo"
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Errores en la alimentación hay varios pero muchas veces no son inducidos por la misma familia, sino que es por falta de información. Los envases de los productos que están en el supermercado llevan etiquetas. Y, a veces, las frases que ponen llamativas: «Tiene vitaminas, esto te ayudará a crecer», y no están en productos que son realmente sanos. Exonero a las madres, que quieren que sus hijos se alimenten de una manera perfecta. Incluso, durante los dos primeros años de vida es un poquito obsesiva. Hay que mirar a partir de los cuatro o cinco años, en los que va a empezar una alimentación más social. El niño empieza a ir al colegio, ve lo que llevan los otros niños para almorzar o para merendar, y ahí se baja la guardia. Empiezan con los bollos, con los zumos... Los errores más frecuentes vienen inducidos por una publicidad agresiva y, a veces, en el límite de la legalidad. Otros errores que que cometemos, es por un exceso de indulgencia. Es decir, que pensamos que nuestros hijos no van a ser felices si no les doy esta tarde este croissant con las puntitas de chocolate que me está pidiendo cuando voy a comprar al súper.
Llevamos veinte años con bastantes errores, tanto inducidos, como producto de un entorno obesogénico, de hiperfagia, que sería de comer más de lo que necesitamos y, sobre todo, de comer mal. Estas consecuencias ya se están viendo adolescentes de dieciséis, dieciocho años, jóvenes de veinticinco. Ya hay obesidad y sobrepeso en jóvenes que tienen problemas de tensión arterial, problemas de azúcares, diabetes tipo dos, problemas, a veces, osteoarticulares, y se están dando, incluso, más problemas cardiovasculares en personas de treinta a cuarenta años que en otras épocas. Lo verdaderamente importante y triste es que, tanto la Organización Mundial de la Salud, como muchos expertos, ya nos están diciendo que podemos estar enfrente de la primera generación de niños que vivan menos que nosotros.
Todos remamos en la misma dirección, educar en el autoaprendizaje para saber tener elementos de criterio y poder escoger los alimentos saludables. Es bueno que los niños vayan con los padres y con las madres a comprar, mejor sería al mercado que no al supermercado, pero tampoco podemos vivir en un mundo idílico, sino que es muy útil… La industria alimentaria no es tan mala, ella lo que quiere es vender, pero quiere que sus clientes no se mueran. Por lo tanto, también hay que saber que nos va a facilitar la vida mediante, por ejemplo, ahora mismo, lechugas de estas que vienen varias en los envases, y nos puede ayudar, y se pueden elegir elementos saludables en un supermercado, también.
Hay un estudio que ha llegado a determinar que con tres comidas en familia que generan una comunicación, un ambiente tranquilo y de cariño y sin música ni pantallas. Han determinado que la autorregulación, también, de los niños a cualquier edad, provoca que haya menos problemas de peso y coman más saludablemente.
"Un reciente estudio ha determinado que comer tres veces a la semana en familia reduce el riesgo de obesidad"
El azúcar, la sacarosa industrial, lo blanco desde luego no necesitamos. El cerebro no necesita azúcar, el cerebro necesita glucosa, y esta glucosa la podemos sacar de las frutas, de las verduras, de las patatas, que es almidón, que luego lo trocearemos. No es necesario el azúcar industrial, ¿de acuerdo? El azúcar ahora está presente sin que lo sepamos en el fuet, el jamón, en las salsas, en los cereales de desayuno, en los yogures, los yogures líquidos no existían, es el azúcar escondido.
El azúcar libre, como lo dice la OMS, se comporta, metabólicamente, de una manera no adecuada, no sana, como si te comes una naranja. ¿La explicación dónde está? En la fibra; si tú te comes una naranja, vas masticando, e incluso al masticar, ya vas liberando neuropéptidos intestinales que prepararán la digestión, y cuando ya te comas la naranja o la manzana o el plátano, que lleva fibra, vas a sentir saciedad. Y es lo que no sucede al tomar el zumo. Las bebidas azucaradas se han relacionado con el aumento y con el sobrepeso y con la obesidad, y es una relación clarísima. La OMS determina que lo aconsejable en cuanto a azúcar sería el cinco por ciento de las calorías totales, y que máximo serían unos veinticinco gramos, una lata de un refresco puede tener treinta, y un zumo de naranja de tres naranjas pues también puede tener lo mismo que un refresco.
Mitos en la alimentación tenemos para dar y vender. Hay un mito que sí que me gustaría que todos los que nos están viendo lo tuvieran muy claro, y es el comer de todo. Lo ves incluso escrito en libros serios o en webs que parecen serias. Tiene su origen en los años sesenta y lo que quería decir es que si tomas pescados, carnes, cereales, frutas y verduras, hay menos posibilidades de que te falte algún nutriente esencial porque comes de todos los grupos de alimentos. Pero, actualmente, cuando se dice comer de todo, entran los hiperprocesados, los croissants, los zumos, las galletas y los cereales azucarados. Hay que comer de todo lo que es sano. No de todo. Y en la pirámide, la punta está llena de caramelos, croissants, embutidos, y te pone: «Consumo esporádico». Cada uno lo puede interpretar como sea, pero en la pirámide te dice que es de la alimentación saludable. Es muy criticada esta pirámide actualmente. ¿Y qué preferimos ahora los sanitarios que estamos hablando de nutrición? El plato de Harvard.
El plato de Harvard está sustituyendo a la pirámide, porque comemos en platos, no comemos en pirámides. Y entonces te pone: fruta y verdura, la mitad del plato; cereales integrales, un cuarto del plato; y proteína saludable, el otro cuarto. Proteína saludable no es el embutido, aunque lleve. Proteína saludable son las legumbres, el tofu, los frutos secos, el huevo, el pescado y la carne blanca, mejor que la roja. Y lo que te dice el plato de Harvard es que hay que evitar las carnes procesadas. Y esto nos cuesta mucho aquí en nuestro país, porque tenemos una gran cultura del cerdo y de todos los productos derivados. Y muchas mamás siguen pensando que el jamón de york prácticamente casi es una medicina: «Qué suavecito. Está malo el niño, pues le doy jamón de york», no. No es venenoso, insisto, pero es carne procesada. En el plato de Harvard tenemos las proteínas saludables: huevos, pescado, carne blanca, legumbres; los cereales integrales: pan integral, lo hemos dicho antes, el arroz integral, y las pastas, si son integrales mejor también; y las frutas y verduras que no paramos de hablar de ellas. Este es el plato saludable de Harvard.
Biografía
Autor del libro ‘Tú eliges lo que comes’, conferenciante, pediatra y divulgador, Carlos Casabona es un especialista en pedagogía nutricional que pretende combatir las altas tasas de obesidad infantil con el arma de la educación.