Desde pequeños nos inculcan que el ahorro es necesario. Una idea que va adquiriendo sentido según pasan los años. Entendemos que debemos ahorrar por si surge algún imprevisto, para poder comprar una casa en el futuro o como complemento para la jubilación.
Múltiples opciones por las que ahorrar es un punto a favor. Sin embargo, cuando intentas hacerlo te das cuenta de que es una tarea complicada dada la avalancha de gastos que tienes: los relativos al día a día, las facturas, las salidas, etc. Esto lleva a hacerse una pregunta concreta: ¿es realmente tan difícil ahorrar?
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¿Se puede ahorrar sin esfuerzo?
No existen fórmulas mágicas en este campo. Sin embargo, siguiendo una serie de directrices y siendo aplicado, la posibilidad de crear una hucha poco a poco y sin mucho trabajo no es algo utópico.
Lo primero que tienes que hacer es crear un plan de ahorro. Hay muchas personas que, a final de mes, no saben en qué se han gastado su dinero. Por ello, el primer paso que debes dar es crear unos presupuestos que incluyan todos los gastos fijos y los ingresos. Tras ello, debes restar los primeros a los segundos. El resultado ofrece una primera fotografía de tu economía y te da una idea de cuánto puedes ahorrar al mes.
También es bueno automatizar el ahorro. Y es que estamos ante una proceso largo que es mucho más sencillo si no se tiene que pensar en él a diario. Para ello, y tras el paso anterior, cuentas con las reglas incluidas en el Programa tu Cuenta, que puedes usar en función de tus necesidades. Así, por ejemplo, puedes ahorrar un porcentaje de tu nómina (regla de la nómina) o, por el contrario, mantener todo el dinero disponible y controlar el gasto desde el total a final de mes.
Con el presupuesto en orden, es hora de revisar los gastos. Sobre todo los fijos. Muchas veces estamos dados de alta en servicios que no usamos o pagamos más de la cuenta por algunos de ellos. Desde BBVA te recomendamos que los compares con distintos proveedores por si hay tarifas mejores. No solo la de internet o el móvil; también las del gas, la luz u otros servicios que tengas contratados.
También puedes ahorrar sin esfuerzo con los gastos diarios. Por ejemplo: antes de realizar tu compra semanal, accede a Internet y busca la mejor calidad-precio del producto que necesitas. Un gesto simple que también puedes hacer con el resto de adquisiciones.
Para finalizar, te invitamos a que intentes evitar el pago de intereses o, al menos, intenta abonar los mínimos posibles. Esto hará que tu saldo a final de mes sea más abultado. Una forma sencilla de conseguirlo es domiciliar todos tus pagos en la misma cuenta que te ingresan el salario cada mes. De esta forma, tendrás un mayor control sobre el dinero que tienes disponible.