Elaborar un presupuesto
Los gastos de una boda suelen ser elevados. Entre ellos se incluyen conceptos como el enclave para la celebración, la vestimenta de los novios, el banquete, la decoración, o los regalos para los invitados. Sentarse a examinar cada uno de ellos es imprescindible a la hora de fijar un presupuesto, al igual que estudiar cuidadosamente cuándo sale más barato casarse, los plazos disponibles para contratar ciertos servicios, así como la logística de los mismos. Otros aspectos en los que merece la pena detenerse son el número de invitados, la fecha o el tipo de evento que se desea organizar. Además, en cualquier caso, resulta esencial reservar una parte del presupuesto para hacer frente a posibles imprevistos que puedan surgir.
Esto hace que, si se prevé que la organización económica pueda acarrear conflictos innecesarios, sea conveniente la contratación de un organizador de bodas. Lejos de convertirse en un gasto adicional de la boda, esta persona puede suponer la solución a muchos problemas. Actuando en calidad de mediador, el organizador dispone de un presupuesto asignado previamente y puede distribuirlo entre los conceptos estipulados por los novios. Además, estos profesionales cuentan con una amplia red de contactos entre las empresa que ofrecen servicios para este tipo de celebraciones, por lo que están en condiciones de conseguir ofertas interesantes que supongan un ahorro.
Salirse de lo convencional
A la hora de planificar una boda, no se aplica la expresión “más vale tarde que nunca”. Es imprescindible comenzar con los preparativos relativos tanto al día especial como a la luna de miel o viaje de novios con suficiente antelación, de manera que sea posible reaccionar con tiempo en caso de producirse algún imprevisto. Además, la antelación está directamente relacionada con el número de opciones disponibles, lo que hace más fácil encontrar las que mejor se adapten al presupuesto establecido.
Para lograr una boda ideal se aconseja considerar varias alternativas con relación al enclave, el menú o la ambientación. Por ejemplo, celebrar el matrimonio o el viaje posterior en temporada baja puede influir significativamente en el presupuesto. Del mismo modo, una cena más informal o el alquiler de los trajes pueden reducir también los gastos de la boda. Igualmente, regalar obsequios elaborados a mano puede resultar una manera económica y personal de quedar bien con los asistentes. En el caso de las invitaciones, las nuevas tecnologías permiten un sinfín de posibilidades creativas e inmediatas que permiten economizar el tiempo y los recursos, contribuyendo a lograr un mejor impacto medioambiental. Así, un videoselfie con ambos novios invitando a la ceremonia puede ser una forma forma divertida y espontánea de reemplazar a las tradicionales tarjetas de invitación.
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Abrir una cuenta compartida, ¿sí o no?
Cuando se trata de organizar el presupuesto para la ceremonia, conviene considerar la aportación de cada contrayente con relación al número de sus invitados. Una forma muy cómoda de tener el dinero organizado y evitar situaciones incómodas es abrir una cuenta conjunta, que servirá también para gestionar los gastos familiares de la futura pareja. Además, puesto que el concepto de lista de bodas resulta algo anticuado, muchas parejas optan por sugerir a sus invitados una donación o una cantidad de dinero a su elección. En este sentido, la cuenta compartida resulta el vehículo más adecuado para canalizar estos regalos monetarios y cubrir gastos derivados del gran día.
En BBVA somos conscientes del compromiso y los gastos que conlleva una boda. Por esto contamos con la Cuenta Online Sin Comisiones para dos titulares, una solución ideal para parejas, sin comisiones de administración y mantenimiento de la cuenta ni de emisión y mantenimiento de las tarjetas de débito para cada titular (0 % TIN 0 % TAE, calculado para cualquier supuesto de saldo positivo diario durante un año).
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