¿Qué es la inflación subyacente?

La inflación es de sobra conocida por todos. Se trata del incremento que sufren los precios de los bienes que consumimos y los servicios que utilizamos en un periodo de tiempo determinado. Su medición se basa en el IPC (o Índice de Precios al Consumo) que, mensualmente, elabora el INE (Instituto Nacional de Estadística) en base a 12 grupos:

• Alimentos y bebidas no alcohólicas.
• Bebidas alcohólicas y tabaco.
• Vivienda.
• Vestido y calzado.
• Menaje.
• Medicina.
• Transporte.
• Comunicaciones.
• Ocio y cultura.
• Enseñanza.
• Hoteles, cafés y restaurantes.
• Otros bienes y servicios.

Sin embargo, para conocer con mayor exactitud lo que aumenta el coste de la vida, los expertos se apalancan en otro término: la inflación subyacente. En este artículo vamos a conocer lo qué es, cómo se calcula y cuáles son las diferencias con respecto al término “más genérico”.

En el cálculo de la inflación subyacente no se incluyen los productos más volátiles, o lo que es lo mismo, los que son más susceptibles de sufrir un cambio en su “valor”, como son los alimentos no elaborados (frutas o verduras), la energía (gas, luz, etc.) y el combustible. Si se tienen en cuenta, para calcular la inflación subyacente, los relacionados con el transporte, la vivienda, las comunicaciones o el ocio y la cultura.

¿Qué otros aspectos se miden con la inflación subyacente?

La inflación subyacente, además de ayudarnos a saber lo que aumenta el coste de la vida, también hace posible la medición de los resultados de la política monetaria de un país (y de las acciones que se toman para su mejora), al excluir los factores transitorios que, de tenerse en cuenta, ofrecerían un dato que sería menos preciso.

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