¿Cómo afecta el IPC a los alquileres?

24/06/2021

El Índice de Precios de Consumo o IPC se trata de un dato que, con periodicidad mensual, registra la evolución del coste de la vida. Dentro de España, el Instituto Nacional de Estadística (INE) es el organismo que se encarga de elaborarlo, así como de seguir su fluctuación a lo largo del tiempo. De cara a poder arrojar datos representativos, comparables y fidedignos, los técnicos del INE llevan a cabo la medición del IPC tomando como referencia el precio de los productos más consumidos en los puntos de venta con mayor concurrencia. 

De esta forma, el IPC se erige como un baremo certero y útil a la hora de pulsar cómo se encuentra el poder adquisitivo de la ciudadanía en cada momento; ya que cuando el Índice de Precios de Consumo aumenta, si este crecimiento del coste de la vida no viene acompañado de unos ingresos al alza en idéntico o superior porcentaje, las personas empiezan a perder capacidad de compra, puesto que con el mismo dinero pueden permitirse menos bienes y servicios que antes. 

Por tanto, debido a su innegable relevancia en términos socioeconómicos, el IPC constituye un dato imprescindible, al que además se suele recurrir en las actualizaciones salariales, de pólizas de seguro y, por supuesto, en los alquileres (y más en concreto en los contratos que los avalan). Respecto a este último caso, no dejes de leer y descubre a continuación cómo afecta la actualización del IPC a los alquileres y de qué modo se calcula esta variación. 

El contrato de arrendamiento de un domicilio o inmueble y la fecha en que este documento fue firmado suponen dos factores determinantes para poder saber qué papel jugará la actualización anual del IPC en tu cuota mensual de alquiler. Como se indicaba previamente, el Índice de Precios de Consumo analiza el coste de la vida. Por ello, es lógico que este indicador aparezca reflejado en el importe que el arrendatario paga a su arrendador, una cifra que siempre debiera ser coherente con la coyuntura del mercado inmobiliario. 

De hecho, la Ley de Arrendamientos Urbanos o LAU regula esta cuestión del IPC y su impacto sobre la renta de los alquileres. No obstante, contando con su redacción original (de 1994) y sus cinco modificaciones hasta la fecha (en los años 2013, 2015, 2018, 2019 y de nuevo 2019), esta norma legal ha sufrido seis cambios en un lapso de tiempo relativamente breve. Se entiende, por tanto, que hoy en día el asunto del IPC y su reflejo en el precio de los alquileres aún produzca cierta confusión.

En la versión más reciente de esta ley, publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) con fecha de 05/03/19, se indica que, respecto a la actualización de la cuota del alquiler dentro de un contrato de arrendamiento, existirá libertad de pacto entre el casero y el inquilino (en contratos posteriores a 2013), aunque también se especifica que, de cara a impedir subidas abusivas, el máximo permitido en cuanto a un posible aumento del precio será el crecimiento fijado por el propio Índice de Precios de Consumo.

Asimismo, la LAU dicta que, para este cálculo de la nueva cuota, se empleará el IPC general y no el correspondiente al subgrupo o categoría de vivienda. A su vez, cuando en el contrato no se halle prevista una cláusula de actualización del Índice de Precios de Consumo, la cuota no será aplicada. Y, si dicha cláusula sí está presente, pero no se explica su mecanismo de funcionamiento, en estos casos la Ley de Arrendamientos Urbanos vincula la variación del coste del alquiler al Índice de Garantía de Competitividad (IGC, por sus siglas), el cual se caracteriza por dos aspectos: por un lado, la subida nunca podrá sobrepasar el 2%; y, por otro, si el IGC es negativo, la renta del alquiler no disminuirá, sino que se mantendrá sin alteraciones.

A diferencia del IGC, el Índice de Precios de Consumo sí puede propiciar que pagues menos por tu vivienda de alquiler cuando este baremo de referencia descienda de un año a otro. Son las llamadas etapas de deflación o inflación negativa como, por ejemplo, ha ocurrido en 2020 a raíz de la crisis global causada por el virus de la COVID-19. Por eso, es muy importante que conozcas cómo se calcula el impacto del IPC en la cuota que abonas a tu casero. 

El método más sencillo para averiguar cuánto puede influir el IPC en el coste de tu casa o local alquilado consiste en visitar la página del Instituto Nacional de Estadística y utilizar el instrumento online que este organismo oficial tiene disponible y que, con tan solo introducir el importe que pagas mensualmente por tu alquiler y un período de tiempo, te ofrecerá la cifra final y el IPC a partir del que se ha efectuado la estimación. 

En cambio, si prefieres ser tú quien ejecute estos cálculos, has de saber que tu cuota actualizada del alquiler será el resultado que obtengas de multiplicar por uno (más la variación del IPC recogida) la cuota inicial, es decir, esa cuota que has venido abonando durante el último año.

En la aplicación del IPC sobre el alquiler de viviendas y locales, un error muy extendido radica en creer que la actualización de la cuota se realiza con el cambio de año natural. Sin embargo, la ley señala que únicamente se podrá actualizar con base al IPC la renta del inmueble cuando el contrato de alquiler cumpla un nuevo año de vigencia, y siempre respetando los términos contractuales acordados por el arrendador y el arrendatario.

Además, una hipotética subida de la cuota relativa al IPC no será efectiva hasta el mes siguiente a su notificación. Por ello, el propietario ha de comunicar al inquilino la actualización del IPC (el INE publica este indicador a mediados de cada mes) durante la segunda quincena del mes previo a que se haga efectivo un nuevo año de contrato. De modo que, el IPC que entrará en vigor a partir de entonces será el correspondiente al mes que antecede al aniversario contractual. 

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